lunes, 6 de marzo de 2023

Simón I. Patiño

 

I. Comienzo de la historia de un gran hombre y una gran mujer

 

Allá por los años 60 del siglo pasado, sabía que la COMIBOL en las minas nacionalizadas de la empresa de Simón I. Patiño tenía hospital, escuelas, viviendas para los trabajadores, pulpería y otras facilidades para los empleados. Me parecía dudoso que estas facilidades habrían sido provistas por la COMIBOL, empecé a pensar que podrían haber sido provistas por Simón I. Patiño. Por otra parte, circulaba la imagen de Simón I. Patiño (y todavía sigue circulando) de que éste llegó a constituir un superestado y junto con la rosca o como parte de ella, oprimía al pueblo boliviano e impedía que Bolivia se desarrolle. Se decía que los mineros trabajaban en sus minas en condiciones penosas y la mayor parte del beneficio que obtenía de la explotación minera era para su propio lucro, dejando muy poco para el país. Se llegó a afirmar que Patiño podía poner al presidente que él quisiera.

Don Roberto Querejazu Calvo ha escrito tres libros fundamentales sobre la historia de Bolivia, uno de ellos es Llallagua, sobre el cerro donde se desarrolló en el siglo XX la minería del estaño. La lectura de este libro me hizo descubrir que todos esos servicios sociales que había en Llallagua, no los había provisto la COMIBOL, sino la empresa que anteriormente explotaba las minas de estaño de ese cerro, cuyo propietario era Simón I. Patiño. También descubrí que las imágenes que existían sobre este boliviano, no eran las que correspondían a la realidad y que habían sido creadas para sustentar un nuevo esquema político para el país. Para contribuir a la verdadera interpretación de la historia, se presenta en este artículo la historia de este boliviano.

Simón Iturri Patiño nació el 1 de junio de 1860 en Santibáñez del departamento de Cochabamba. Sus padres fueron Eugenio Iturri y María Patiño. El prefirió ser conocido por el apellido de su madre. Cuando tenía ocho años se trasladó a la ciudad de Cochabamba, donde hizo sus estudios de primaria y secundaria en el Seminario. Como buen cochabambino hablaba castellano y quechua.

Terminados sus estudios de bachillerato se trasladó a la ciudad de Oruro, donde tuvo su primer empleo, de vendedor en un pequeño negocio de importaciones. De Oruro se trasladó a Huanchaca, donde obtuvo un modesto puesto en la sección administrativa de la Compañía Huanchaca. Regresó a Cochabamba por un corto tiempo y volvió a Oruro, donde consiguió empleo en la firma comercial Hermann Fricke y Compañía, que importaba mercadería de ultramar y exportaba minerales comprados a mineros pequeños y también corteza de quina y goma natural.

En la catedral de Oruro, el 1 de mayo de 1889 Patiño contrajo matrimonio con Albina Rodríguez Ocampo de 16 años, él tenía 29 años. Albina pertenecía a una notable familia orureña. Tuvieron siete hijos, dos murieron en la infancia, René, Antenor, Graciela, Elena y Luz Mila.

Patiño trabajando en la firma Fricke conoció al minero Sergio Oporto que venía a vender minerales. Le propuso formar una sociedad para explotar la mina de Oporto, la cual fue formalizada el 26 de agosto de 1895 con el nombre de “Patiño – Oporto. Mina La Salvadora”. Patiño aportó a la sociedad con sus ahorros de 5.000 Bs. La concesión tenía un problema legal con Juan Artigue, que reclamaba la propiedad de la mina.

Oporto estaba en la mina y Patiño en Oruro, vendiendo los minerales y enviando insumos para la explotación, dando instrucciones y haciendo reclamos para obtener resultados de la explotación de la mina. Pero estos no venían, más bien se acumulaban las deudas, al extremo que Oporto quería vender la mina. Patiño propuso a Oporto comprarle su parte, lo que éste aceptó. A los dos años de la formación de la sociedad, Patiño junto con su esposa Albina se hicieron dueños del 100 % de la propiedad de la mina, asumiendo las deudas que fueron contraídas con la firma Fricke. Patiño se trasladó a la mina para trabajarla en persona. El campamento se encontraba a 4.400 m sobre el nivel del mar. Al poco tiempo, su joven esposa Albina y sus pequeños niños se reunieron con él para acompañarle y ella colaborarle en el trabajo. Albina había vendido sus alhajas y las propiedades que tenían. Patiño conmovido prometió construirle un palacio, que a la postre cumplió. Cuando se ausentaba de la mina, Albina se quedaba dirigiendo los trabajos en la mina.

 

II. Construcción de un imperio

 

Patiño organizó los trabajos en la mina con las muchas dificultades de tipo financiero que tenía. Los minerales que extraía eran de baja ley y su venta no cubría los costos de producción. Los 10.000 Bs. que trajo su esposa Albina, permitieron que pueda continuar con la explotación de la mina.

Pasaba mucho tiempo dentro de la mina escudriñando la estructura de la roca y señalando los lugares donde los mineros debían hacer las perforaciones. En cierta ocasión indicó que se haga una perforación en una roca que contenía pirita, contra la opinión de su capataz Menéndez, un experimentado minero. Como resultado de esta perforación, llegó el día en que los mineros salieron de la mina con pedazos de roca que contenían un mineral blanco, que ellos creían era plata. Simón y Albina fueron vitoreados. Patiño llevo muestras de las rocas a un laboratorio en Huanuni, rogando que no fuera plata, que sea estaño. El laboratorio confirmo que las muestras contenían estaño en concentraciones significativas del 47 al 58 %. En el mundo estaba comenzando el ciclo de los metales industriales, entre los cuales estaba el estaño.

La concentración de estaño era tan grande que los minerales solo necesitaban ser molidos. La situación de Patiño cambió radicalmente, pudo pagar las deudas que tenía a la firma Fricke, que se había comportado comprensivamente con él y comenzar una explotación con beneficio. Pero también surgió el peligro de que el litigante Juan Artigue, que creía que la concesión que tenía llegaba a La Salvadora, decidió tomar la mina por la fuerza. Organizó una fuerza armada de 60 hombres bien armados y se dispuso a tomar la mina. Patiño organizó la defensa con sus trabajadores, contando con unos cuantos rifles. Demostrando firmeza y haciendo creer a los atacantes que disponía de una fuerza considerable, los atacantes se dispersaron.

Con el descubrimiento de la veta, Patiño organizó una empresa minera de alta eficiencia, optimizando los métodos de producción y de transporte. Hizo traer un ingenio de Alemania e instaló un andarivel para el transporte de minerales de la mina al ingenio. Recurrió al financiamiento de los bancos para adquirir estos componentes y otros más para el mejor desempeño de la producción. Se trasladó a Oruro para atender la administración general de la empresa y para atender los múltiples litigios que tenía con sus vecinos Sainz y Minchin y con Artigue. Para la administración en la mina contrató gerentes, pero él estaba vigilando permanentemente el desempeño de la mina, incluyendo la revisión de los estados financieros, para control de los resultados y de los costos de producción.

Con La Salvadora consolidada y en crecimiento, Patiño emprendió la ampliación de la empresa minera. Comenzó comprando las concesiones de sus vecinos “Bebin Hermanos” y la mina e ingenio de John B. Minchin. También adquirió las minas de “Penny, Duncan y Harrison” y otras existentes en el cerro Pozoconi de Huanuni. En 1906 fundó el Banco Mercantil. En Cochabamba, organizó la Compañía de Luz y Fuerza Eléctrica proveyendo gran parte del capital de inversión. Para entonces los esposos Patiño eran los más ricos de Bolivia. En 1909 viajó a Hamburgo para abrir una oficina para que le sirviese de agencia de ventas y para la adquisición de maquinaria para sus minas.

Para cumplir la promesa que le hizo a su esposa Albina, Patiño hizo construir el palacio de Portales y la villa de Pairumani. En 1912, la familia Patiño se trasladó a Europa. Estuvieron primero en Hamburgo, Alemania, después en Paris, Francia, de donde hacía viajes a Londres. El propósito de Patiño era de consolidar su oficina en Hamburgo, tomar contacto con los compradores de sus minerales, conocer el negocio de las fundiciones e investigar la posibilidad de hacer inversiones. Compró acciones de fundiciones en Europa y de compañías malayas productoras de estaño. Entre 1912 y 1921 hizo construir el ferrocarril Machacamarca – Uncía. Patiño utilizando dos empresas británicas y una norteamericana, entre 1914 y 1924 adquirió la “Compañía Estañífera de Llallagua”, comprando sus acciones en la Bolsa de Santiago. Esta era la empresa de capitales chilenos, que explotaba estaño en el cerro de Llallagua. En julio de 1924, registró en estado Delaware (EEUU) la compañía “Patiño Mines and Enterprises Consolidated (Incorporated)”, constituida por los activos del ferrocarril Machacamarca – Uncía, La Salvadora y la Compañía Estañífera Llallagua. En 1939, cuando comenzaba la Segunda Guerra Mundial, los esposos Patiño se trasladaron a Nueva York.

Para 1924, los esposos Patiño eran dueños de un imperio financiero, que fue construido por el esfuerzo y la consagración al trabajo de Simón I. Patiño y el apoyo de su esposa Albina. Patiño tenía una buena educación, adquirida en el Seminario de Cochabamba, un talento extraordinario para los negocios y una dedicación entregada al trabajo, con lo que construyó este imperio.

 

III Simón I. Patiño y Bolivia

 

En la primera mitad del siglo XX, Bolivia era el segundo productor de estaño en el mundo y su economía dependía de la minería y principalmente de este producto. El principal productor era Simón I. Patiño y después estaban Hochschild y Aramayo, pero también estaban los mineros de las minerías mediana y pequeña. Cuando bajaban los precios del estaño y los otros minerales, sufría la economía boliviana. El Gobierno tenía como principal fuente de ingreso para poder funcionar, los impuestos que pagaban los mineros. Había empresas ferroviarias y otras y la industria estaba comenzando a desarrollarse. Habría que ver si los terratenientes de la Rosca pagaban impuestos.

Patiño vivía concentrado en el manejo de sus empresas, cuidando los mínimos detalles para que den los mejores resultados y dedicado a su familia. No tenía tiempo para intervenir en la política. Los presidentes le tenían respeto, así en el gobierno de Bautista Saavedra fue llamado para mediar entre políticos oficialistas y opositores para que trabajen juntos por el bien del país, lo que no pudo lograr. El presidente Germán Busch se comunicó con él para reunir criterios para llevar al país por las sendas del progreso.

Los precios del estaño variaban mucho en el mercado internacional, lo cual afectaba mucho a la minería boliviana, ya que tenía costos de producción mayores que los de sus competidores, Para controlar los precios del estaño se organizó el Comité Internacional del Estaño (CIE) en el que Patiño fue uno de los organizadores y desempeñó una función importante en favor del país. El presidente Germán Busch le mandó una nota de agradecimiento por los esfuerzos que hacía Patiño en el CIE “en defensa de nuestra principal industria”.

El hospital (que era el mejor de Bolivia), las escuelas y las viviendas que tenía la COMIBOL fueron construidas por la empresa de Patiño. La pulpería, también fue creada por Patiño. Los primeros bolivianos que tuvieron beneficios sociales fueron los trabajadores de las minas de Patiño. Tenían las ocho horas diarias de trabajo de lunes a sábado, salario y sueldo sujeto a contrato, bonos de producción y primas, pagos por sobretiempo, licencias, indemnización, desahucio y comenzaron a tener las mutuales de ahorro. Para Patiño era muy importante que sus trabajadores tuvieran las mejores condiciones de trabajo.

En Pairumani, Patiño estableció una hacienda modelo de agricultura y ganadería, a donde hizo traer animales importados de EEUU, Europa, Chile y Canadá. La hacienda disponía de un establecimiento de producción de lácteos con refrigeración y pasteurización, molino, sección de almácigos y cultivos de especies vegetales e incluso una panadería. Inició la industria del vino y del singani a través de la empresa SAGIC.

Patiño propuso tres proyectos para el desarrollo del país. El ferrocarril Machacamarca – Uncía, que fue construido con sus recursos, la navegación del río Desaguadero, que felizmente no se concretó y el ferrocarril Cochabamba – Chimoré, que el Congreso Nacional rechazó. Para este último tenía el proyecto realizado y disponía de los recursos financieros necesarios para su construcción. Si se hubiera construido, se hubiera iniciado el desarrollo del Chapare y la apertura de Santa Cruz se hubiera concretado mucho antes, porque la construcción de un ferrocarril entre Chimoré y Santa Cruz hubiera sido fácil de construir, siguiendo terreno plano.

Para el financiamiento de la guerra del Chaco el gobierno de Salamanca recurrió a la minería. Obligó a las empresas mineras a entregar las divisas al Gobierno, para después venderlas a precios más altos que los que pagaba. El Gobierno elevó los impuestos sobre ventas y renta personal y creó “impuestos especiales de emergencia” que las empresas mineras fueron las que más pagaron. Pero el agente más importante para financiar las urgentes necesidades que exigía la guerra fue Simón I. Patiño.

El gobierno de Salamanca obtuvo de Patiño créditos por 6.740.000 $US sin plazo, sin garantías y sin intereses. El presidente le llamaba continuamente pidiéndole que le ayude a solucionar problemas que se presentaban en el Chaco. Patiño actuó de intermediario y garante para que el Gobierno obtenga créditos de la banca internacional y se hizo cargo de la compra de material de guerra en Europa, haciendo gestiones especiales para que estos lleguen lo más antes posible a Bolivia. Donó dos aviones de transporte Junkers J.B.52. Su esposa Albina hizo donación de 50.000 Bs. para la Cruz Roja y donaciones de drogas, camas, uniformes, barriles para agua y 25.000 sacos de arena.

Al presente los minerales se han convertido en el principal rubro de exportación de Bolivia, gracias a las empresas internacionales y a las cooperativas mineras asociadas con empresas chinas. De ahí que el futuro de la minería está en empresas que usan tecnología moderna con uso intensivo de maquinaria, como la que creó en su tiempo Simón I. Patiño.