jueves, 4 de julio de 2024

Narciso Campero Leyes

 

Recientemente se ha publicado el libro “Tojo – Yavi” “La Saga de un marquesado” escrito por don Juan Carlos Castellanos Zamora. El libro relata la historia del marquesado de Tojo – Yavi, que se extendió desde Tarija hasta la mitad de la provincia de Tucumán. De este marquesado surgió Narciso Campero Leyes, que fue el presidente que eligieron los bolivianos para que dirija al país, cuando estaba por perder su único departamento con costa en el océano Pacifico.

Narciso Campero Leyes nació el 28 de octubre de 1813 en el pueblo de Tojo del marquesado del Tojo – Yavi. Fue hijo de Felipe Campero y Florencia Leyes. Su madre Florencia, falleció a los dos meses de haberle dado a luz. Su padre Felipe Campero era administrador general de los bienes del marqués del Tojo. Según la biografía de Narciso Campero del general Miguel Ramallo, su padre Felipe era hijo del tercer marqués del Valle del Tojo, aunque en las cartas que mantuvieron Felipe y el cuarto marqués, no se encuentra ninguna mención a la situación de parentesco, la que si se encuentra en cartas que Felipe Campero tuvo con parientes Campero que vivían en Tucumán. Juan José Feliciano Fernández Campero, cuarto marqués del Valle del Tojo, se convirtió a la causa patriota y contribuyó con su esfuerzo y fortuna a la guerra emancipadora. Organizó una guerrilla en el oeste de Tarija. Fue capturado y murió en el exilio.

Narciso Campero realizó sus estudios primarios en las escuelas de Tojo, Livilivi y Moraya. Su padre lo llevó a Sucre, donde realizó sus estudios secundarios en el Seminario Conciliar y en el Colegio Junín. Ingresó a la Universidad San Francisco Xavier para estudiar derecho. Venció los cinco años de estudio de la carrera y realizó el año de estudio práctico.

Campero no rindió el examen de tribunal, que exigía el reglamento de la universidad para obtener el título de abogado, por enlistarse en el ejército que se formó para enfrentar la declaratoria de guerra que hizo el dictador argentino Juan Manuel de Rosas a la Confederación Perú-Boliviana. Participó en las batallas de Montenegro e Iruya. Después de la batalla de Montenegro fue ascendido al grado de teniente segundo y luego a teniente primero con el que participó en la batalla de Iruya. Por su destacada actuación en la campaña, el comandante del ejército boliviano general Felipe Braun, convenció a Narciso Campero a que siguiese la carrera militar.

Continuó su carrera militar durante el gobierno del general Jose Miguel de Velasco, en el cual fue ascendido a capitán. A finales del año 1840 Velasco fue traicionado por sus edecanes Goitia y Agreda, quienes lo apresaron, proclamando como presidente al general Andrés de Santa Cruz y constituyendo una junta de gobierno. Pocos meses después el batallón 5º acantonado en Laja se sublevó proclamando como presidente al general José Ballivián. Al mismo tiempo los batallones 7º y 8º se sublevaron proclamando al general José Miguel de Velasco. Restituido en el poder, Velasco ascendió a Campero a mayor y le puso al mando de dos escuadrones de lanceros y le dio la orden de tomar la ciudad de Potosí, la cual Campero cumplió con éxito.

Cuando supo que el general Gamarra se disponía a invadir Bolivia, Campero propició mediante una carta la unión entre Velasco y Ballivián para defender a Bolivia. El general Ballivián tenía un grado militar superior al del general Velasco, por lo que asumió el mando del ejército boliviano. Un militar subalterno de Ballivián apresó con insultos al general Velasco. Dolido por esta acción y después de ser liberado, el general Velasco se exilió voluntariamente en Salta.

Por su actuación en la batalla de Ingavi fue ascendido al grado de teniente coronel y nombrado secretario de primera clase de la legación boliviana recientemente acreditada en Lima. En la capital peruana contrajo malaria por lo que tuvo que regresar a Bolivia. En 1844 Narciso Campero fue enviado a Europa por el presidente Ballivián para que haga estudios sobre las instituciones militares europeas.

En Madrid, en el trato que tuvo con jefes y oficiales españoles se dio cuenta que su educación era muy deficiente y que no correspondía a la que tenía que tener un teniente coronel. Pidió permiso y se fue a París para mejorar su educación. Consiguió ingresar a la academia del profesor J. Adhemar, un republicano mecenas de la educación. Estudió matemáticas y otras ciencias.

Obtuvo una beca gratuita de alumno extranjero para estudiar en la Escuela Politécnica. Después de tres años de estudio recibió el título de ingeniero civil, requisito indispensable para ingresar a la Escuela Militar Imperial de Estado Mayor de Saint Cyr. Después de rendir un brillante examen de ingreso, obtuvo una de las seis becas destinadas para los militares polacos. En 1854, habiendo terminado sus estudios en la Escuela de Estado Mayor, fue ascendido al grado de coronel por el Congreso y recibió la orden de regresar a Bolivia.

Como sus estudios de derecho fueron interrumpidos para unirse al ejército del general Felipe Braun, en 1856 rindió en Sucre su examen ante la Corte Superior de Justicia para obtener su título de abogado. Venció el examen e hizo el juramento de ley para ejercer la profesión de abogado.

Durante su estadía en Europa el general José Ballivián renunció a la presidencia, cansado de tener que enfrentar intentos de golpe de estado, asumió la presidencia nuevamente el general Velasco, quien a la postre fue derrocado por el general Manuel Isidoro Belzu y a éste le sucedió en el gobierno su yerno el general Jorge Córdova. Narciso Campero llegó a Bolivia cuando Córdova era presidente. Como líder de un movimiento que se originó en Sucre en contra de Córdova, Campero apoyó la ascensión a la presidencia del Dr. José María Linares. Fue nombrado jefe político y militar de la ciudad de Potosí. En 1859 Campero fue salvado de ser fusilado por sus amigos, que falsificaron su firma en una orden de rendición a la guarnición de la Casa de la Moneda, que los rebeldes utilizaron para tomarla.

Posteriormente fue nombrado jefe político del distrito de Cochabamba. Cuando ejercía esta función, el presidente José María Linares fue depuesto por sus más estrechos colaboradores, quienes constituyeron un triunvirato. El triunvirato convocó a una convención nacional, que se reunió en Sucre y proclamó como presidente constitucional al general José María de Achá. A fines de abril de 1861, el coronel Campero entregó la jefatura política del departamento al prefecto designado por el presidente Achá y decidió marcharse a Europa.

En Europa, Narciso Campero se dedicó durante tres años (1861 – 1864) a viajar por los países europeos. A fines de 1864 decidió volver a Bolivia, durante el viaje de regreso, en Panamá, se enteró que el general Mariano Melgarejo había derrocado al general Achá (28 de diciembre de 1864). De Panamá tomó un barco para llegar a Arica. Desde este puerto viajó en tren a Tacna, y de allí viajó hasta Oruro montado a caballo. Luego se dirigió al norte llegando a Caracollo, donde se encontró con el general Melgarejo, quien lo reincorporó al ejército. Lo que estaba sucediendo es que Melgarejo se dirigía con su ejército a la ciudad de La Paz a conjurar una insurrección a favor del general Isidoro Belzu. De esta manera Campero participó de la reconquista del palacio de gobierno por parte de Melgarejo, donde el general Belzu fue muerto por el disparo de un riflero (27 de marzo de 1865).

El general Narciso Campero estuvo en el gobierno de Melgarejo, hasta que perdió la simpatía del caudillo. En el pueblo de Paria Melgarejo furioso le llamó “traidor e inútil” y lo sentenció a fusilarlo. Ordenó que se presentaran cuatro tiradores. Las demás personas que participaban de la reunión lograron que ordenara el retiro de los tiradores. Melgarejo después de llenar de improperios a Campero lo llamó inútil. “Si soy inútil” respondió con firmeza Campero “que cosa más sencilla que mi inmediata separación del ejército”. “Ahora mismo” contestó Melgarejo, sacando de su bolsillo una orden que puso sobre la mesa.

En una noche fría del mes de junio, el general Campero partió montado en su caballo con rumbo al oeste, escoltado por dos oficiales. A los tres días llegaron al pueblo de Curahuara, donde uno de sus escoltas tomó el camino de regreso. Con el comandante Matías Irigoyen llegaron al pueblo de Andahuayllas, en donde fueron alojados por el cura del pueblo.

Al día siguiente, el sacristán informó al cura que un Quisbert y el corregidor habían decidido vengar la muerte del general Belzu, enviando la cabeza del general Campero a la ciudad de La Paz. Ante la inminencia de ser atacados, Campero envió mensajes al prefecto Andrade y al comandante de frontera José María Cordero, pidiéndoles que acudieran en el acto con la fuerza armada.

La casa fue rodeada por una turba. Quisbert y el corregidor entraron a la casa. Quisbert le dijo al cura, “Tengo la orden de remitir la cabeza del general Campero al comandante Cordero”. El cura respondió enérgicamente “No sacaran de esta casa al general Campero, sino sobre mi cadáver”. “Fuera de aquí” respondió el cura, a lo que los dos líderes de la revuelta se marcharon. Los sitiadores profiriendo amenazas lanzaban piedras sobre la casa y cuando amontonaban leña junto a la puerta, llegó el comandante José María Cordero con una fuerza armada. Al día siguiente el general Campero y su escolta, se despidieron del digno y valeroso sacerdote y escoltados por el comandante Cordero se marcharon de la casa.

El general Campero decidió emigrar a la ciudad peruana de Tacna, a donde llegó a principios de enero de 1866. Estuvo poco tiempo en Tacna. A Campero se le agotó el dinero y como no podía trabajar como abogado, decidió trasladarse a Buenos Aires. Con el préstamo de 1.000 soles que le hizo un amigo, pudo hacer el viaje a Buenos Aires.

En Buenos Aires se vio en una muy mala situación económica, por lo que se puso a buscar trabajo. No podía ejercer su profesión de abogado porque su título lo tenía en Sucre, por lo que trabajó como escribiente en un bufet. Cuando recibió su título que le enviaron de Sucre, con un compañero de trabajo abrió un bufet. En poco tiempo lograron hacerse de una numerosa clientela. Su socio apellidado Belz tuvo que regresar a su patria Francia, dejando a Campero a cargo del bufet.

El abogado Campero defendió con éxito a dos ancianas en un juicio contra unos parientes que trataban de despojarlas de una herencia. Las ancianas eran parientes cercanas de la esposa del expresidente general Justo José de Urquiza, quien propuso a Campero que se hiciera cargo de sus asuntos judiciales. Campero trabajó para el general Urquiza hasta septiembre de 1870, estuvo cuatro años en Argentina.

A mediados de 1870, Campero recibió cartas de sus amigos políticos de Potosí en las cuales se le invitaba a ser el líder de un movimiento revolucionario, que preparaban para derrocar a Melgarejo. En enero de 1871, Campero en Cotagaita organizó una fuerza armada con la que tomó la ciudad de Potosí. En seguida, llegó la noticia de la derrota de Melgarejo el 15 de enero en la ciudad de La Paz, por los revolucionarios encabezados por el coronel Agustín Morales, quien se posesionó como presidente provisorio. Campero reconoció al nuevo gobierno, que llamó a una convención a realizarse en la ciudad de Sucre para redactar una constitución y elegir al presidente. Campero fue elegido como convencional por Potosí.

La convención se reunió en Sucre a principios de mayo de 1871. Se ascendió a generales de brigada a los coroneles Campero, Rendón y Arguedas. Se ratificó como presidente provisorio al coronel Agustín Morales, hasta que se eligiera mediante elecciones al presidente constitucional. Se procedió a la realización de elecciones. En las elecciones salió elegido como presidente el coronel Agustín Morales. Campero fue nombrado ministro de guerra y posteriormente fue nombrado embajador y ministro plenipotenciario ante los gobiernos Francia, Gran Bretaña e Italia.

Pocos días antes de ser nombrado embajador, Narciso Campero que ya tenía 57 años, pidió la mano de Lindaura Anzoátegui Campero que tenía 21 años, hija de María Calixta Campero, hija del marqués de Tojo. Cuando Narciso Campero estaba estudiando la secundaria en Sucre, estaba bajo la tutela del Sr. Julio Boeto, donde también estaba viviendo María Calixta, de esa manera tuvo una relación familiar con ella. El 21 de junio de 1871 el arzobispo de La Plata Pedro Puch bendijo el matrimonio de Narciso y Lindaura. A mediados de julio, los flamantes esposos partieron de Sucre para realizar el largo viaje para llegar a Europa.

Después de casi un año, a principios de junio de 1872, llegaron a su destino final, la ciudad de Paris. El 20 de junio de 1872, el general Narciso Campero vestido con uniforme militar, acompañado de su esposa elegantemente vestida, presentó sus credenciales en el Palacio Eliseo. Por encargo del gobierno viajó a Londres a negociar un empréstito de 600.000 libras esterlinas. Como embajador de Bolivia, se presentó con su esposa ante la reina Victoria. En el viaje a Londres, Lindaura estaba embarazada, de regreso a Paris dio a luz a su hijo Victor Salvador el 2 de noviembre de 1872.

El presidente Agustín Morales murió en una trifulca y fue elegido como presidente Adolfo Ballivián, quien falleció a los nueve meses de haberse posesionado. Le sucedió el doctor Tomás Frías. Con el nuevo gobierno el general Campero comenzó a tener continuos retrasos en el envío de sus haberes. En vista de ello Campero pidió su retiro. Finalmente el gobierno dejo de enviarle sus haberes.

El 23 de febrero de 1874 nació el segundo hijo de los esposos Campero, que fue bautizado con el nombre de Eduardo José. Finalmente en junio de este año llegó la carta de retiro, pero sin los fondos necesarios para el viaje de regreso de él y su familia. Para realizar el viaje, Campero tuvo que pedir un préstamo de 15.000 francos a la firma Artola y Hermanos, con el compromiso de pagar él los intereses y el capital, si el gobierno no reconocía la deuda. El 20 de junio de 1874 salieron de Paris el general Campero y su familia, tomaron en El Havre un barco transatlántico que los llevó a Montevideo, pasaron a Buenos Aires, en diligencia viajaron hasta Jujuy y montados a caballo llegaron a Sucre.

En julio de 2075 Campero recibió el nombramiento de prefecto de Potosí. Como prefecto de Potosí tuvo que enfrentar una conspiración. El 4 de mayo de 1876 el general Hilarión Daza apresó en su despacho al presidente Tomás Frías y a todos los miembros de su gabinete. Los conspiradores de Potosí y también de Sucre reconocieron como presidente a Hilarión Daza. Campero tuvo que regresar a Sucre, donde fue apresado por orden del prefecto Ipiña. Fue ingresado a un calabozo y sujeto a una barra de grillos.

El 22 de junio de 1876 debía llegar a Sucre el general Daza. Varios amigos del general Campero fueron a darle encuentro en la posta Mama Huasi y le hicieron presente que si no ordenaba la libertad del general Campero, el pueblo de Sucre le recibiría de una manera hostil. Daza fingió que ignoraba la prisión del general Campero e inmediatamente envío la orden de libertad.

Durante el gobierno de Hilarión Daza, el general Campero no cumplió ninguna función pública. Su situación económica era desastrosa, para salvarla decidió ir a explotar la finca Orkas de su esposa. Campero en la finca se dedicó a la ganadería, agricultura y a la horticultura. El 14 de abril de 1877 en Sopachuy, Lindaura dio a luz una niña a la que le pusieron el nombre de Rosa Valeriana. El traslado a la finca fue providencial para la familia Campero, ya que así pudieron librarse de la sequía, hambruna y peste que azotó al país en los años 1877 y 1878.

A fines de 1878 Narciso Campero se trasladó a Tupiza para instaurar en primera instancia una demanda contra Gregorio Pacheco, con el cual tenía un litigio respecto a la mina Guadalupe. Al saberse en Tupiza de la invasión por parte de Chile del departamento del Litoral, el pueblo de Tupiza emitió una acta de protesta a la que Narciso Campero se adhirió. El presidente Hilarión Daza al encontrar la firma del general Campero en el acta, le escribió una carta en la que lo nombra Comandante General de la 3ª División, que debía organizarse en Potosí. Narciso Campero respondió con otra carta, en la que pese a su quebrantada salud acepta el nombramiento, posponiendo todo al servicio de la patria. Campero ya tenía 64 años.

La tercera división se convirtió en quinta, por la gran cantidad de voluntarios que se presentaron en toda la república. Con voluntarios, principalmente de los departamentos de Potosí y Tarija, la quinta división se formó con cuatro batallones: Bustillo, Ayacucho, Chorolque y Tarija, cada uno con 500 hombres y el escuadrón Méndez de 140 jinetes. Para armarla se encargó a la Argentina 3.000 rifles Remington, munición y calzado.

El presidente Daza y su ministro Jofré, sin preocuparse de la situación en que se encontraba la Quinta División, mandaban órdenes que no obedecían a un plan definido de acción y que no consideraban la situación real de la división. La primera orden que recibió Campero de Daza fue que tan pronto le llegasen las armas de la Argentina “tendría que incorporarse al ejército aliado en la línea del río Loa, ya sea desalojando a los chilenos instalados en Calama o bien tomando el trayecto más cómodo, seguro y recto hasta Tarapacá, Pica o Iquique”. La siguiente orden vino instruyendo que la división esté preparada para marchar hacia San Cristóbal de Lipez y esperar allí para marchar hacía Calama o hacia Tarapacá.

Campero dejó Potosí y trasladó su cuartel general a Cotagaita. De aquí informó al presidente Daza de la situación de la división. Le informó que los inconvenientes para movilizar a la división eran: la falta de ropa y abrigo en que se encontraban algunos batallones, la falta de víveres y forrajes, el dinero de que disponía no alcanzaba para el pago a jefes, oficiales y soldados, el escuadrón Méndez estaba a pie, sus caballos estaban en mal estado, para movilizar la carga se requerían 100 mulas y solo se disponían de tres. El armamento que había recibido era de 1.800 rifles Remington, de estos la mitad eran inservibles y la pólvora entregada era de muy mala calidad.

Le respondieron el presidente Daza y el ministro Jofré que habían recibido con desagrado su oficio, porque ya no podrían movilizar al ejército, puesto que el ala izquierda que debía ocupar la quinta división estaría desguarnecida, pese a que se le asignaron los fondos necesarios y se le proveyó de armamento con grandes sacrificios. Se le ordenó que debe marchar hasta Huatacondo.

A pesar de los informes que mandaba Campero sobre la situación de la división, desde Tacna el presidente Daza y sus cercanos colaboradores Jofré y Reyes Ortiz, seguían mandando órdenes en tono inamistoso, que ignoraban el hecho de que la Quinta División no contaba con los recursos necesarios para movilizarse. Las órdenes estaban dirigidas a hacer caer sobre Campero la responsabilidad sobre “serias dificultades en el teatro de campaña ocasionadas por su demora en la ejecución de las órdenes”.

Campero finalmente decidió abandonar Cotagaita y llevar la división a San Cristóbal, “aunque con la seguridad de que iba a sacrificarla por la falta de recursos, tal vez antes de que llegara a ocupar su puesto en la línea de operaciones”. Lo hacía porque “se le ordenaba con conocimiento de causa”.

En Cotagaita la Quinta División tenía agua, alimentos, forraje y un clima templado, con la orden de marchar al altiplano sin los recursos necesarios de alimentos, ropa, animales de carga y forraje fue condenada a sufrir un vía crucis por las gélidas pampas del altiplano. Durante toda la marcha se produjeron enfermos y muertes de soldados por el frio, cansancio y falta de alimentos y muerte de animales por falta de forraje. Los alimentos básicos como pan, azúcar y arroz desaparecieron, la tropa solo disponía de un poco de maíz y charqui. Los jefes y oficiales no podían atender sus necesidades con el escaso viatico que recibían. En ciertos trayectos no se disponía de agua. En el día el sol era abrazador y en la noche el frio era intenso. En algunos lugares encontraban agua, cebada, corderos y ganado vacuno y también pequeñas poblaciones donde se podía comprar alimentos, que significaban un alivio para la precaria situación. En otros recibían víveres y forraje de la empresa Huanchaca y también de Aniceto Arce que llegaba personalmente con ropa y víveres.

El 18 de octubre de 1879 llegó la noticia del hundimiento del Huáscar. El 13 de noviembre llegó el pedido del general peruano Buendía de que la división marche sin tardanza hasta Tarapacá, en vista de que un poderoso ejército chileno había desembarcado en Pisagua. Dada la situación lamentable en que se encontraba la división, era un pedido imposible de cumplir; además del largo trayecto que debería atravesar, incluyendo una parte por el desierto. Al poco tiempo llegó la noticia de la desastrosa derrota de San Francisco. La potencia de fuego del ejército chileno provocó el desbande del ejército aliado. Los regimientos peruanos emprendieron la marcha al norte y los regimientos bolivianos, con excepción del regimiento Loa, emprendieron la marcha a Bolivia.

Para mediados de diciembre, la división llegó a las orillas del lago Poopó. El 23 de diciembre llegó una orden del general Daza para que la división se dirija sobre Calama. El general Campero cumplió la orden poniendo en marcha a la división en dirección a Calama por la vía de Tomave. Cuando la división llegó a Tomave, recibió la contraorden de regresar e incorporarse al ejército acantonado en Tacna. Campero respondió: “Las marchas y contramarchas que ha tenido que realizar la división, ora en busca de subsistencias, ora en cumplimiento de órdenes de ese Estado Mayor General, ha ocasionado la ruina de la recua que conduce las municiones y de todos los medios de transporte… Tan luego se abrigue la tropa y se recuperen las bestias que están sumamente flacas y arruinadas, me apresuraré a marchar con la división de mi mando a ese Cuartel General”.

Cuando Campero escribió esta respuesta, no sabía que los oficiales del ejército boliviano habían destituido por unanimidad a Daza de sus funciones de presidente y comandante. De acuerdo al plan elaborado para enfrentar al ejército chileno, Daza tenía que ir a Iquique a reunirse con el general Buendía. Yendo con el ejército a cumplir con el plan, en Camarones, Daza manipuló una reunión que decidió que el ejército volviera a Tacna. La retirada de Camarones fue la gota que colmó el vaso, pues Daza mantuvo al ejército en completa inactividad durante trece meses dedicándose él “a mandonear y pasar su vida en los placeres de paseos al campo y de diversiones nocturnas” según atestigua el coronel Eliodoro Camacho.

La Quinta División salió de Cotagaita el 11 de octubre de 1879 y llegó a Oruro el 19 de enero de 1880. Recorrió más de 1.000 Km en pésimas condiciones de abrigo y alimentación. Su entrada a Oruro la hicieron parte de sus soldados con uniformes confeccionados por ellos mismos, la mayoría en harapos. Muchos oficiales llegaron a pie, porque se les habían muerto sus cabalgaduras. Las municiones llegaron transportadas en llamas y a hombro de campesinos. La división continuó su marcha hasta La Paz.

La marcha de la Quinta División fue observada por el ejército chileno mediante espías disfrazados de comerciantes. Sabían plenamente que no constituía una unidad de combate, que significará una amenaza. Más bien sus comandos deseaban que Campero cometiese la imprudencia de atacar Calama, que era “una plaza bien atrincherada, bien guarnecida por tropas veteranas”. Hubo dos enfrentamientos con el ejército chileno, la del coronel Rufino Carrasco que con un escuadrón de 70 militares incursionó en territorio ocupado por los chilenos y derrotó a un destacamento chileno en Tambillo. El otro fue el del coronel Lino Morales que sorprendió a un destacamento chileno en Canchas Blancas, que fue atacado y dispersado.

Antes de la llegada de Campero a Oruro, se produjeron dos comicios que proclamaron Jefe Supremo de la Nación al general Narciso Campero y Comandante en Jefe del Ejército al coronel Eliodoro Camacho. En Cochabamba, los políticos más importantes encabezados por Mariano Baptista apoyaron el pronunciamiento de Oruro. A estos pronunciamientos siguieron manifestaciones populares en Sucre, Potosí, Tarija y varias provincias, proclamando como presidente a Narciso Campero. Un comicio popular en La Paz declaró que estaba de acuerdo con lo resuelto por los demás departamentos. En Oruro Campero emitió la siguiente declaración: “Acepto la comisión provisoria que me confiere la patria y asumo la Presidencia de Bolivia mientras se reúna la Convención Nacional”. El presidente Campero fue aceptado en toda Bolivia con beneplácito y esperanza.

El 4 de abril de 1880 partió de La Paz la Quinta División para unirse al ejército de Tacna, esta vez estaba compuesta por los batallones Tarija, Chorolque y Grau y el escuadrón Méndez de francotiradores montados. Ya no estaban los batallones Bustillo y Ayacucho, los reemplazaba el batallón Grau, compuesto en su mayoría por cochabambinos.

Las diferencias de opinión entre los comandantes boliviano, coronel Eliodoro Camacho y peruano, contralmirante Lizardo Montero, impulso a que el ministro peruano acreditado en La Paz pidiera al presidente Campero a que marchase a Tacna a ponerse al mando del ejército aliado. Campero encargó la administración del gobierno al Dr. Ladislao Cabrera y partió hacia Tacna. En Tacna, el comandante Montero entregó el mando del ejército aliado a Campero, que lo había asumido con carácter provisional desde la salida del presidente peruano general Prado. El presidente del Perú Nicolás de Piérola recibió con beneplácito la noticia.

Campero descartó en forma práctica el plan de Camacho de trasladar el ejército al valle contiguo del río Sama, haciendo el ejercicio de llevar al ejército a este valle, lo que resultó infactible por la falta de recursos para movilizar al ejército. Se regresó a la ciudad de Tacna y se eligió a la meseta de Intiorco para esperar y enfrentar al ejército chileno, se bautizó al lugar con el nombre de “Alto de la Alianza”. A los pocos días llegó la noticia de que el ejército chileno había ocupado el valle de Sama. Se ubicó a las divisiones en sus sitios de combate, alternando a las peruanas con las bolivianas. Se hicieron ejercicios de defensa y ataque.

El general Manuel Baquedano, comandante del ejército chileno, fijó el 26 de mayo para el ataque al ejército aliado. El 25 de mayo a las 6 de la tarde el ejército se trasladó a Quebrada Honda a 11 kilómetros de donde se encontraba el ejército Perú boliviano. Este día el general Campero sorprendió a sus subalternos comunicándoles que su condición de Presidente de Bolivia y por tanto de Supremo Director de la Guerra había terminado, en vista de que la Convención Nacional debía estar iniciando sus sesiones en La Paz. Él se ponía a órdenes del coronel Eliodoro Camacho y nombraba al contraalmirante Lizardo Montero jefe superior de las fuerzas aliadas. Montero, Camacho y los demás jefes no aceptaron la resolución de Campero, más bien lo nombraron General en Jefe del Ejército Aliado.

Un escuadrón de caballería peruano que estaba en misión de vigilancia sorprendió a una recua de 60 mulas llevando odres de agua. Fueron capturados dos de los cinco arrieros, los que informaron que el ejército chileno se estaba reuniendo en Quebrada Honda. Reunidos Campero y los jefes peruanos y bolivianos decidieron marchar a Quebrada Honda y sorprender al ejército chileno. El ejército aliado partió a las 12 de la noche dividido en tres columnas al mando de Campero, Camacho y Montero. En el camino, la marcha se vio dificultada por la camanchaca o niebla del desierto, las tres columnas perdieron la dirección que las llevaría al campamento enemigo y se produjo una gran confusión. Campero ordenó que se regresara a donde habían partido.

Las unidades llegaron al campo donde esperarían al ejército chileno entre las 6 y las 8 de la mañana. Cuando se disponían tomar desayuno, se produjo el toque de generala avisando que el ejército chileno se encontraba a la vista. Todos los batallones ocuparon el lugar que tenían señalado para enfrentar al enemigo.

El ejército aliado estaba distribuido en tres alas, el ala derecha comandada por el contralmirante Lizardo Montero, la del centro por el coronel Miguel Castro Pinto y la de la izquierda por el coronel Eliodoro Camacho. Estaba compuesto por 12.000 combatientes, 6.500 peruanos y 5.500 bolivianos. Como artillería tenía 17 cañones y seis ametralladoras. Su caballería no pasaba de 300 jinetes. El ejército chileno contaba con 19.600 combatientes, gran cantidad de baterías de montaña y campaña operadas por 1.950 hombres y una caballería de 2.300 jinetes.

El ejército boliviano estaba compuesto en su mayor parte por voluntarios sin ninguna preparación militar, los más antiguos habían estado en Tacna vegetando durante trece meses sin realizar ejercicios militares y los nuevos de la Quinta División habían llegado desgastados por la penosa marcha de cinco meses por el gélido altiplano. Algunos soldados, como los del batallón Loa, tenían experiencia de combate en Pisagua, San Francisco y Tarapacá. Otros tenían la experiencia de combates en los golpes de estado.

La batalla se inició con el duelo entre las artillerías, que no tuvo mayores efectos. Las unidades de la primera división del ejército chileno, con sus 3.200 combatientes, se lanzó en ataque contra el ala izquierda comandada por el coronel Camacho. Sus combatientes resistieron con mucho valor el ataque. El batallón Sucre compuesto por jóvenes adolescentes de la ciudad de Sucre, penetraron profundamente en el campo enemigo, pero a un costo muy alto que significó su aniquilación en un 81 %. Cuando la resistencia se hizo precaria, el coronel Camacho pidió al general Campero refuerzos, quien le mandó a los batallones Aroma y Colorados. Los dos batallones lograron recuperar el terreno perdido. Su avance fue detenido por el ataque de un batallón de la caballería chilena que logró dispersar, pero ya no pudo contra la tercera división chilena y tuvo que replegarse.

En las alas del centro y de la derecha los aliados combatieron también con mucho valor, resistiendo el ataque chileno de la segunda y cuarta división respectivamente. A las cuatro horas de combate, los aliados llegaron al límite de sus fuerzas. En cambio el ejército chileno contaba con la tercera división que recién comenzaba a entrar en combate, con su caballería casi intacta y con una reserva de 4.300 hombres. Superados numéricamente por el ejército chileno, sin contar con mayores refuerzos, los combatientes que quedaban agotados y sin municiones, tuvieron que replegarse iniciando el desmoronamiento del frente aliado. El general Campero se reunió con el contralmirante Montero, jefes que habían sobrevivido al combate y el prefecto de Tacna, decidieron que el ejército aliado sobreviviente se retirase del campo de batalla. Los bolivianos iniciaron el camino de regreso a su patria.

En el camino de regreso, en Yarapalca, el general Campero escribió el 27 de mayo de 1880 al Presidente de la Convención Nacional: “Señor: el día de ayer, en una meseta situada a dos leguas de Tacna, después de un reñido y sangriento combate de 4 horas, fue deshecho el ejército aliado de mi mando. Hubo momentos en los que la victoria parecía balancearse, más la gran superioridad del enemigo, en número, calidad de armamentos y demás elementos bélicos, hizo inútiles todas mis disposiciones y los esfuerzos de los bravos defensores de la Alianza”.

Campero regresaba a Bolivia derrotado y agotado, le escribió a su esposa “me hallo ileso, lo que me preocupa es que cuenta voy a dar a la nación del ejército que me confió”. Grande fue su sorpresa, cuando en Charaña el 31 de mayo de 1880 recibió un correo de la ciudad de La Paz, que le comunicaba que la Convención Nacional reunida el día anterior, lo había elegido como Presidente Constitucional de la República. Le pedía que siguiese dirigiendo el destino de la nación en el momento más aciago de su historia. Campero aceptó la designación diciendo: “mi vida, mi voluntad, mi brazo, pertenecen a la patria. Quiero morir por ella y acepto el nuevo deber que me impone”.

Narciso Campero ejerció la Presidencia de la República hasta septiembre de 1884, la pasó a su primo hermano Gregorio Pacheco, a quien sacó de la indigencia cuando era muy joven, lo llevó a Europa, lo hizo estudiar y lo devolvió a Bolivia con recursos para iniciar su carrera de empresario. Pacheco fue el candidato que salió tercero en las elecciones de 1884, Eliodoro Camacho fue primero y segundo Aniceto Arce, pero fue elegido por el Congreso, gracias a un acuerdo que logró con Arce. Campero se retiró a la vida privada a vivir con su amada y abnegada esposa Lindaura Anzoátegui Campero y sus cuatro hijos, aunque permaneció activo en la política, merced a su gran prestigio. Falleció el 11 de diciembre de 1896 a la edad de 83 años.