lunes, 12 de febrero de 2024

¿A dónde se fueron las reservas internacionales?

 

Cuando se produjo la caída de los precios del petróleo, lo cual traería consigo la baja en los precios del gas, el ministro de economía Luis Arce del gobierno de Evo Morales declaró a la revista Nueva Economía, que esto no sería mucho problema para la economía boliviana puesto que ésta “a partir de 2016 empezará a recibir los recursos de la industrialización y de las empresas estatales en actual proceso de consolidación. Vamos a empezar a recibir los réditos de haber invertido en su momento. Las carreteras van a estar concluidas, los proyectos de industrialización del litio, el Mutún, las plantas de cemento, las hidrometalúrgicas, las carreteras. Eso significa mayor crecimiento económico”.

El ministro de economía Marcelo Montenegro del gobierno de Luis Arce declaró a la radio El Deber, que la baja liquidez de moneda extranjera será superada por “los proyectos que nos van ahorrar divisas. La primera planta de biodiesel se va a inaugurar en Santa Cruz y nos va a ahorrar 100 millones de $US en subvención, la otra planta que se va a inaugurar en El Alto también va por los 100 millones de $US. Hemos hablado con los ingenios y nos venderán más etanol y ahí vamos a ahorrar unos 250 millones de $US. Nuestro proyecto del Mutún comenzará a realizar sus pruebas en agosto de este año, entonces son proyectos que se van a materializar este año”. El ministro también señaló la posibilidad de vender sal muera (de litio) a China y mejorar el proceso productivo de la actual planta, con una inversión de 50 millones de $US por una empresa china.

Los proyectos del ministro Montenegro, si es que se materializan, tendrán muy poco efecto en frenar la caída de las reservas internacionales. Según las declaraciones que hizo allá por el 2014 el ministro de economía Luis Arce, los réditos de las inversiones que se hicieron con los cuantiosos recursos que tuvo el gobierno por las exportaciones de gas, tenían que haber producido ingresos de moneda extranjera que repondrían las reservas internacionales, en primer lugar con el pago de las deudas que fueron contraídas con el Banco Central y con los beneficios por encima de los costos de inversión y operación que hubieran producido las inversiones. Pero esto no ha sucedido. Comencemos analizando los proyectos de inversión que se hicieron dentro del programa de industrialización a que hace referencia el ministro Luis Arce y de las empresas estatales que se crearon, en su mayor parte, dentro de este programa.

La Planta de Amoniaco y Urea de Bulo Bulo (Chapare) fue construida con un crédito del Banco Central de 953 millones de $US. Fue inaugurada en septiembre de 2017. La planta ha operado por debajo de su capacidad instalada y ha tenido al menos cinco paros. Recibió gas al precio subsidiado de 0,96 $US el millar de BTU. No pudo cubrir sus costos de operación y tuvo millonarias pérdidas. A este proyecto hay que agregar la fallida construcción del ferrocarril Montero – Bulo Bulo, donde el país perdió más de 200 millones de $US.

Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) tiene otras dos plantas que trabajan muy por debajo de su capacidad y que por el problema del gas están destinadas a cerrarse, que son la planta de productos derivados de gas de Gran Chaco y la planta separadora de Río Grande. Estas plantas fueron mal concebidas y son inversiones que solamente han consumido las reservas internacionales.

En un diagnóstico que hizo, de 63 empresas públicas, la Oficina Técnica para el Fortalecimiento de la Empresa Pública (OTFEP) en 2019 (durante la gestión del presidente Evo Morales) se identificaron 15 problemas, que eran la causa de su bajo rendimiento. Según esta oficina, hasta 2019 nueve empresas estatales acumularon una pérdida de 69 millones de $US. Estas fueron Empresa Azucarera San Buenaventura, Empresa Estatal de Textiles Yacana, Empresa Boliviana de Industrialización de Hidrocarburos, Empresa Pública Quipus, Empresa Siderúrgica del Mutún, Empresa Productiva Cementos de Bolivia, Yacimientos del Litio Bolivianos, Empresa de Apoyo a la Producción de Alimentos y Empresa Naviera Boliviana. Según otra investigación, las empresas públicas Emapa, Mi Teleférico, Quipus, ABE, Easba, Boltur, Cartonbol, Empresa Mutún, EBA y Yacimientos del Litio, desde su creación hasta el año 2021, reportaron pérdidas por un monto de 3.823 millones de bolivianos (557,4 millones de $US). El Lic. Luis Arce como presidente, como un componente importante de su política económica, continúa con la creación de empresas estatales, algunas paralelas a empresas privadas que ya existen.

La Empresa Siderúrgica del Mutún, que está a cargo del desarrollo del yacimiento del hierro, tiene una deuda de 488 millones de $US, 73 millones de $US al TGN y 415 millones de $US a EXIMBANK y ha reportado pérdidas operativas. Igualmente Yacimientos del Litio Bolivianos tiene una deuda de 772 millones de $US y ha tenido pérdidas por 35,2 millones de $US durante su funcionamiento.

El Ingenio Azucarero de San Buenaventura se construyó y se puso en marcha con un crédito del Banco Central de Bolivia de 263,3 millones de $US. Está funcionando hace trece años con pérdidas de más de 60 millones de $US.

La red de teleféricos tiene una longitud de 31,61 Km, costó 738 millones de $US, financiados mediante un préstamo del Banco Central. Se inauguró en 2014 con las líneas roja, amarilla y verde y se terminó de construir en 2018 con la línea morada, en total son 10 líneas construidas en las ciudades de La Paz y El Alto. Hasta el año 2021, ha operado acumulando una pérdida por 199 millones de $US. La red de teleféricos atiende solo al 9 % de la demanda de pasajeros que tienen las dos ciudades. Solamente las líneas que conectan a La Paz con El Alto tienen un apreciable flujo de pasajeros, las demás apenas se usan.

Otro sistema de transporte público a donde se ha ido las reservas internacionales es el tren metropolitano de Cochabamba, cuyo costo ha sido estimado en 447,6 millones de $US, que será cubierto con recursos del TGN. Consta de dos líneas, de las cuales se ha construido una. El tren solo servirá para una pequeña parte de la demanda de pasajeros de la ciudad de Cochabamba.

La Empresa Nacional de Electricidad (ENDE) tiene centrales termoeléctricas en Entre Ríos del trópico de Cochabamba, Warnes y Yacuiba, que fueron instaladas para generar 1.480 MW de energía eléctrica, con el objeto de aumentar la oferta de energía eléctrica y destinarla a la exportación. De esta manera, el país tiene un excedente de generación de energía eléctrica que no ha podido ser vendido en los países vecinos.

La Administración Boliviana de Carreteras, durante el gobierno de Evo Morales se embargó en un ambicioso programa de construcción de carreteras pavimentadas de dos carriles (uno de ida y otro de vuelta) y de cuatro carriles (dos de ida y dos de vuelta) denominadas dobles vías. Según lo que declaró el ministro de economía Luis Arce, este programa estaría concluido en 2016 y las carreteras estarían listas para impulsar el desarrollo de la economía. Pero esto no sucedió y pese a que se despilfarró 11.000 millones de $US, la economía del país dispone de una pésima red de carreteras que dificulta su desarrollo.

En los proyectos de industrialización se hace un uso intensivo de moneda extranjera, en cambio en los proyectos de construcción de carreteras, una parte de los costos son en moneda extranjera y otra en moneda nacional. De ahí que de los 11.000 millones de $US, una parte ha sido en moneda extranjera. Las carreteras del programa de construcción fueron construidas por empresas extranjeras que se llevaron en dólares sus utilidades. Los créditos que se hicieron para financiar la construcción de las carreteras tendrán que pagarse en dólares. La doble vía El Alto – Huarina – Tiquina fue financiada con la emisión de bonos soberanos.

El ministro Luis Arce, en su declaración de 2014, no mencionó la construcción de aeropuertos que no se usan o que tienen un poco uso, donde se produjo un despilfarro de 260 millones de $US. La lista incluye a los aeropuertos de: Uyuni, Oruro, Chimoré, San Ignacio de Velasco, Copacabana y Monteagudo. Parte de las inversiones que se hicieron en estos aeropuertos, es otro destino a donde fueron a parar las reservas internacionales. A ello hay que agregar la construcción del aeropuerto de Alcantari (55,7 millones de $US) para reemplazar un aeropuerto que estaba funcionando sin mayores inconvenientes y la inversión de 28,9 millones de $US que se ha hecho en el aeropuerto de Cobija, para convertirlo en uno de categoría internacional, donde la demanda para viajes internacionales es muy baja.

Otro destino a dónde han ido a parar las reservas internacionales es el subsidio a los combustibles, a donde se ha tenido que destinar los ingresos por exportación de YPFB y desde que estos no alcanzan para cubrir el monto de la compra de combustibles en el exterior, se tiene que recurrir a las reservas internacionales. El acceso que tenían los bolivianos al dólar barato ha significado que haya habido una fuerte presión sobre las reservas para adquirir bienes del exterior, lo que ocasionó una salida excesiva de dólares del Banco Central.

La nacionalización es también una de las principales causas de la pérdida de las valiosas reservas internacionales. En primer lugar la nacionalización de YPFB significó la muerte de la principal fuente de generación de moneda extranjera. Dueña de todo el negocio de hidrocarburos, YPFB se convirtió en una empresa ineficiente, sin capacidad de reponer las reservas de gas y petróleo. La nacionalización o estatización de las empresas del sector privado consistió en comprar las acciones de los propietarios, lo que significó la erogación de las reservas, amén de que el gobierno se vio envuelto en juicios en los tribunales internacionales, que lo obligaron a pagar indemnizaciones a las empresas demandantes.

Los destinos presentados más adelante, constituyen los destinos más aparentes a donde se fueron las reservas internacionales, pero hay muchos otros, donde seguramente está el gasto corriente. Todo esto ha sucedido porque el gobierno violó la ley del Banco Central, que no permite utilizar al Banco Central como un banco de crédito o un banco de desarrollo y mucho menos como una fuente de despilfarro.

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