I
Aniceto
Arce Ruíz nació el 17 de abril de 1824 en la ciudad de Tarija. Sus padres
fueron el teniente coronel don Diego Antonio de Arce y la señora doña Francisca
Ruíz de Mendoza. Aniceto era el último de nueve hijos. La familia residía en el
campo, dedicada a las labores agropecuarias en el fundo de Charaja, cerca del
pueblo de Padcaya. A la muerte de su padre en 1831, Aniceto recibió en herencia
un caballo colorado, una repisa, un martillo, una batea y un barrenito, que en
total valían 118 pesos con cuatro reales. Aprendió las primeras letras en la
escuela de Padcaya y para ampliar su educación en 1835 su madre lo envió a la
ciudad de Tarija a continuar sus estudios, bajo la “solícita e inteligente
vigilancia” de su tío fray Baltazar Arce, que ejerció una profunda influencia
en la formación de Aniceto Arce.
En
el año 1838, cuando tenía 14 años, murió su madre Francisca Ruíz de Mendoza. A
instancias de su tío, viajó a la ciudad de Sucre montado en el caballo colorado
que recibió en herencia y con cuatro y medio reales para sus gastos, que no
llego a gastar, por la hospitalidad que recibió durante el viaje. En Sucre fue
acogido por una familia tarijeña de apellido Mora, con la que vivió por algunos
meses hasta que consiguió una beca en el internado del Seminario de Sucre,
gracias a la gestión de su hermano mayor Miguel Arce, que estaba terminando sus
estudios para ordenarse de sacerdote.
Ingresó
al colegió Junín en el año de 1842. Desde el inicio de sus estudios el año de
1838 se distinguió como un excelente alumno, especialmente en la materia de
matemáticas. Recibió una amplia educación humanística que le dio una sólida
cultura y una buena preparación para las ciencias exactas.
En
el año de 1845 ingresó a la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la
Universidad de San Francisco Xavier. Terminó sus estudios el año 1846 y el 24
de abril de 1847 recibió el título de abogado en el grado de “doctor en grado
mayor” después de aprobar su examen en la Corte Suprema. Por sus excepcionales
dotes y preparación en matemáticas, fue requerido por el gobierno del general
José Ballivián para formar parte de la Mesa de Estadística, encargada de
recoger estadísticas del país a cargo del Dr. José María Dalence.
Terminado
este trabajo volvió a Tarija con el propósito de reconstituir la hacienda de
Charaja, pero prefirió aceptar el cargo de secretario de la prefectura. En 1850
fue elegido diputado por el departamento de Tarija, para concurrir al congreso
convocado por el gobierno del general Manuel Isidoro Belzu en la capital de la
República. Ante un violento plan de represalia y persecución con fusilamientos
ejercido por el gobierno, el diputado Esteban Rosas presentó un proyecto de ley
destinado a salvaguardar la vigencia de la constitución, que fue apoyado por
Aniceto Arce. El gobierno reaccionó apresando a seis diputados. Uno de los
diputados fue condenado a la pena de muerte, que no fue ejecutada y los demás fueron
llevados a una prisión en la región de Guanay del departamento de La Paz. En
Guanay Aniceto Arce se dedicó a lavar oro.
Con
su compañero, el médico Facundo Carmona, se fugó de la prisión llegando al
pueblo de Apolo, atravesando durante 27 días la espesa selva, alimentándose de
lo poco que habían podido llevar, de lo que podían cazar y de frutas
silvestres. En Apolo fueron socorridos por el vecindario con alimentos, ropa y
algo de dinero, con lo que continuaron su viaje hasta la ciudad de Puno. El Dr.
Carmona se quedó en Puno ejerciendo su profesión, Aniceto Arce decidió
trasladarse a Copiapó de la República de Chile, con la venta del oro que
recogió en Guanay y con el auxilio del Dr. Carmona. En Copiapó se estaba
produciendo una bonanza económica por las minas de cobre de Chañarsillo, a
donde se fue a vivir.
En
Chañarsillo comenzó su actividad económica como criador de gallinas. Se hizo
amigo de importantes banqueros y empresarios chilenos de apellidos Edwards,
Cousiño, Concha y Toro, Gallo, Pereira, Cuadra y se hizo conocer por su
educación, conocimientos, competencia y cualidades morales, de manera que
consiguió el puesto de administrador de una de las minas de Chañarsillo.
Chañarsillo
se convirtió en la escuela en la que Aniceto Arce aprendió minería. De allí
salió como experto en explotación de minerales y administrador de empresas.
Allí lo encontró don Avelino Aramayo, quien viendo sus cualidades de
administrador le llevó en 1854 a Potosí, para que se haga cargo de la
administración de su mina Real Socavón de Potosí. Aparte de ser administrador,
Aniceto Arce se dedicó a estudiar sobre técnicas modernas de explotación de
minerales.
Siendo
administrador de la mina Real Socavón de Potosí, contrajo matrimonio, en enero
de 1856, con Amalia Argandoña Revilla. Amalia era “una mujer sencilla,
cristiana, abnegada, hacendosa e inteligente” con ella Aniceto Arce realizó un
matrimonio feliz, aquel propio de una esposa virtuosa y un intachable hombre de
hogar, que llevaba una vida austera, alejado de las liviandades de la vida
ligera. Tuvieron cuatro hijos: Luisa, Carlos, Diego y Ricardo.
II
Huanchaca
era el nombre del ingenio donde se procesaban los minerales de plata que se
extraían en la mina ubicada en el cerro de Pulacayo. El descubridor y el que
trabajó en la explotación de sus minerales, sin lograr resultado, fue don
Mariano Ramírez. Ante la difícil situación en que se encontraba Ramírez, en la
que ante la ausencia de producto, sus socios le estaban exigiendo la clausura
del trabajo y el abandono de la mina, Mariano Ramírez recurrió a la opinión
profesional de Aniceto Arce.
En
Pulacayo Aniceto Arce estudió las características de la mina, su potencial
mineralógico, los trabajos que tenían que hacerse para explotar la mina y las
dificultades que se encontrarían para realizarlos. Su informe fue que la mina
Pulacayo podía ser explotada con beneficio, pero bajo un marco diferente al que
tenía Mariano Ramírez. Viendo el potencial que tenía la mina, le compró a
Mariano Ramírez en junio de 1856 dos de las cuatro acciones que tenía en la
empresa.
La
empresa minera creada por Mariano Ramírez se llamaba “Sociedad Mineralógica de
Huanchaca” y con la incorporación de Aniceto Arce quedó conformada además de su
fundador, por Mariano Argandoña, Mariano Revilla, José Ignacio del Río y Juan
Elías del Dúo. Se suscribió una nueva escritura y los antiguos socios exigieron
la cesación de Mariano Ramírez de sus funciones de gerente y director.
Contrariado por esta actitud transfirió sus acciones a Mariano Argandoña y
Mariano Revilla.
Para
dirigir las labores en la mina, los socios decidieron que se haría mediante la
rotación de ellos en la dirección administrativa de la empresa. Como era de
esperar y como Aniceto Arce pronóstico, el sistema no dio resultado alguno y la
mina continuó siendo improductiva. Después de cuatro años de ser socio de la
Sociedad Mineralógica de Huanchaca, cuando tenía 32 años, Aniceto Arce decidió
volver a la actividad política. Fue amigo del presidente José María Linares y
como miembro del partido rojo apoyó a su gobierno. Ocupó cargos en el rectorado
del colegio Pichincha y en la fiscalía del distrito de Potosí.
En
enero de 1861 fue derrocado el presidente José María Linares. En las elecciones
convocadas en 1861 por la junta de gobierno para constituir una asamblea,
Aniceto Arce fue elegido diputado por el departamento de Potosí. En las
elecciones realizadas en 1862 José María Achá fue elegido presidente y nombró a
Arce jefe político de Potosí y luego ministro de hacienda. Los dos cargos los
ocupó en el año de 1862.
En
el año de 1863 fue enviado como encargado de negocios a las repúblicas de
Paraguay y Argentina, para obtener la cooperación del Paraguay en la navegación
en los ríos Pilcomayo y Paraguay y con Argentina en el establecimiento de
límites. El 8 de diciembre de 1864 el general Mariano Melgarejo derrocó al
general José María Achá y se proclamó presidente de la república. Con la
asunción del nuevo gobierno, Aniceto Arce decidió retirarse de la política y
volver a la actividad minera.
De
regreso a la Sociedad Mineralógica de Huanchaca, Aniceto Arce viendo que entre
los socios no había un acuerdo posible para una administración seria y
competente, les propuso asumir (el año 1865) la dirección de los trabajos en la
mina, comprometiéndose a pagar a los accionistas 200 $b mensuales por cada
acción y 2.000 $b al final de cada año. Arce tenía apenas una acción en la
sociedad. Ante la aceptación de la propuesta, Arce vio por conveniente
trasladarse a Huanchaca, para dirigir de cerca los trabajos en la mina y el
ingenio. Lo hizo con su familia.
Fueron
para Aniceto Arce y su familia seis años de incertidumbre, estrechez y
privación. En este tiempo, continuamente se veía en dificultades para cumplir
oportunamente con los salarios a sus trabajadores, por la pesada carga que
tenía que cumplir con sus socios. Pero su carácter amable y comprensivo y el
hecho de que él y su familia compartían la difícil situación, los operarios y
mineros no dejaron de apoyar el esfuerzo productivo que Arce implantó en
Huanchaca. Aparte de ser el gerente, era otro trabajador de la mina. Era
“director, ingeniero, peón y carretonero”. Estaba constantemente buscando los
mejores métodos de la explotación de la mina y del procesamiento de los
minerales. Hacía viajes a Chile para estudiar cómo mejorar las operaciones.
La
producción de minerales de plata creció ostensiblemente en la mina hasta formar
un cerro y solo el mineral bien seleccionado era procesado en el ingenio. Para
incrementar la producción de minerales, procesando los minerales de baja ley de
los desmontes, se necesitaba ampliar el ingenio, aplicar métodos modernos de
procesamiento, adquirir maquinaria moderna y mejorar los medios de transporte.
A estos propósitos obedecían los frecuentes viajes de Arce a Chile y a medida
que sus recursos lo permitían, introducía reformas en los sistemas de
producción de la mina y el ingenio. En Chile hacía fabricar máquinas que el
diseñaba y las hacía llevar a Huanchaca para mejorar las operaciones.
III
Con
el objetivo de conseguir capital para incrementar la producción de minerales de
plata, Aniceto Arce viajó a Chile. Buscó en Valparaíso y Santiago a los amigos
que hizo en Chañarcillo y les presentó la propuesta de formar una empresa para
explotar la riqueza de la mina Pulacayo. Las negociaciones para la formación de
la empresa se realizaron durante largos meses en Valparaíso, con temas
difíciles de resolver. Como resultado de las negociaciones se formó la
“Compañía Huanchaca de Bolivia”. La escritura de organización como sociedad de
acciones lleva fecha de 1º de enero de 1873, siendo la primera sociedad anónima
que se fundara en Bolivia.
El
27 de noviembre de 1872 ocurrió, en un incidente en su despacho, la trágica
muerte del presidente Agustín Morales, asumiendo a la presidencia el Dr. Tomás
Frías, quien designó a Aniceto Arce en el cargo de prefecto del departamento
del Litoral en diciembre de 1872. En el año de 1873 Arce llevó a su familia a
Sucre. Como prefecto del departamento del Litoral, Aniceto Arce se encargó de
la urbanización de la nueva ciudad de Mejillones, de la “formación edil del
puerto de Mejillones” y de la reapertura del camino de Cobija a Calama.
Posiblemente Arce dejó de ser prefecto cuando Tomás Frías dejó de ser
presidente.
Los
tres primeros años de funcionamiento de la Compañía Huanchaca (1873 – 1875)
fueron años de fracasos, descalabros y ensayos estériles. La venta de minerales
apenas alcanzaba para cubrir los gastos ordinarios, se tuvo que recurrir al
crédito para cubrir los gastos originados por las obras de desarrollo. La
compañía se sostenía con el procesamiento de los minerales contenidos en el
ingenio.
Ante
la difícil situación en que se encontraba la Compañía de Huanchaca, la mayoría
de los socios consideraban conveniente liquidarla. Lo que requirió la
intervención de Arce, quien contrató los servicios de los hermanos Carlos y
Ernesto Francke. Después de 14 meses de realizar experimentos, los hermanos
Francke encontraron un procedimiento satisfactorio de procesamiento de los
minerales de Pulacayo, por medio de tinas de amalgamación, inventadas por
ellos. Arce tuvo una participación activa en el proceso de experimentación. A
partir del año de 1876 se pudo procesar los minerales de la mina de Pulacayo y
la producción de plata ya no dependió de las reservas.
A
partir del año de 1877 la producción de plata se incrementó y se tuvo una
utilidad líquida, había comenzado el auge de la Compañía de Huanchaca. Al 31 de
mayo de 1878 Aniceto Arce tenía 1.941 acciones de las 6.000 acciones de que
estaba compuesta la compañía (32,35 %). Los accionistas bolivianos eran once y
eran dueños del 78,78 % de las acciones (4.727 acciones). Los accionistas
chilenos eran 23 y controlaban el 21,22 % de las acciones (1.273 acciones). La
compañía empleaba un promedio mensual de 1.567 trabajadores que recibían
salarios fijados por contrato y se distinguían por su “honorabilidad,
disciplina y sobriedad”. La empresa les proveía de vivienda, escuelas y dos
hospitales.
Aniceto
Arce fijó su residencia y la de su familia en la ciudad de Sucre. Hacia el año
1870 compró una huerta llamada Huirupucu, situada a 5 Km de la ciudad de Sucre.
En 1873 construyó una vivienda en la que instaló a su familia, mientras hacía
construir un palacio de 52 habitaciones. Luisa la hija primogénita le puso el
nombre de “La Florida”.
La
Florida, además de ser la residencia de la familia Arce Argandoña era una
granja. Aniceto Arce desarrolló la granja hasta convertirla en un
establecimiento agroindustrial. La Florida era también la oficina desde donde
Aniceto Arce administraba las fincas que había adquirido, incluyendo La Oroya
herencia de su esposa Amalia. Las otras fincas también las desarrolló (entre
1870 y 1880) en la misma forma que lo hizo en La Florida. En las fincas
introdujo la utilización de maquinaria.
En
sus fincas Aniceto Arce desarrolló establecimientos agrícolas y ganaderos para
la producción de diversos productos como trigo, frutas, caña de azúcar, carne,
leche y otros, según la región donde se encontraban. Las fincas La Oroya y
Tirispaya se encontraban en la provincia Cornelio Saavedra del departamento de
Potosí. Por su situación en un valle, se producía en ellas trigo. En la
provincia Sud Chichas de este departamento, en el valle del río Suipacha, tenía
la finca Santa Rosa, en la que se cultivaba alfalfa, para alimentar el ganado
vacuno que venía de Tarija para su consumo en las minas.
A
orillas del Río Grande, entre las provincias Oropeza de Chuquisaca y Campero de
Cochabamba, Aniceto Arce estableció las fincas Caraparipí, La Barca y
Constancia, para el desarrollo de la agricultura tropical y la crianza de
ganado vacuno. En Caraparipí se construyó una planta de destilación para la
producción de azúcar. La planta contaba con turbinas hidráulicas, trapiches de
acero, motores a vapor y un potente rectificador. Para la crianza de ganado
vacuno se importaron y llevaron a las fincas toros y vacas de raza Durham.
IV
En
1878 Aniceto Arce presentó al Gobierno de Daza una solicitud de autorización
para construir un ferrocarril desde Mejillones a Huanchaca, con un ramal de
Huanchaca a La Paz y otro de Huanchaca a Potosí y Sucre. Presentó planes
concretos y cálculos iniciales, que habían sido realizados por el Ing. Hugo A.
Desmond, contratado por Arce. El presidente Daza recibió con mucho entusiasmo
la solicitud y emitió una resolución autorizando la realización del proyecto.
Aniceto
Arce viajó a Chile e hizo gestiones para formar una sociedad y conseguir
financiamiento para construir el ferrocarril. Todas estas gestiones se
realizaron en vano, porque el presidente Hilarión Daza decidió hacer efectivo
el impuesto de 10 centavos por quintal de salitre exportado, que la Asamblea
Nacional de Bolivia impuso a la Compañía de Salitres y Ferrocarril de
Antofagasta. Chile consideró que con el impuesto Bolivia rompía con el tratado
de 1874 y procedió a la toma de Antofagasta y a la ocupación del Departamento
del Litoral.
La
Compañía de Huanchaca, bajo la dirección de Arce, apoyó al país en la guerra
contra Chile, concediendo un empréstito al Gobierno de 500.000 Bs y prestando
auxilios de alimentos, forraje y ropa a la Quinta División de Narciso Campero.
También Arce llevaba personalmente los auxilios que hacía él por su propia
cuenta. Junto con la Compañía Guadalupe, garantizó el préstamo de 1.000.000 Bs
que el Banco Nacional le hizo al Gobierno. El ejército aliado de Bolivia y Perú
fue derrotado en 1880 por el ejército chileno en la batalla de Tacna.
Aniceto
Arce desde que propuso la construcción del ferrocarril que vincularía al país
con su departamento del Litoral, se ocupó de diseñar y concretar su proyecto,
que lo presentó al directorio de la compañía Huanchaca. Finalmente, la junta
general de la Compañía de Huanchaca, celebrada el 1º de marzo de 1885, autorizó
la formación de una sociedad con la Compañía de Salitres y Ferrocarril de
Antofagasta, para construir un ferrocarril desde Pampa Alta (hasta donde tenía
construida una línea) hasta Huanchaca. En el mes de mayo, Arce llegó a un
acuerdo con la Compañía de Salitres para la construcción de la línea férrea
desde Pampa Alta hasta el límite del departamento del Litoral ocupado por
Chile. Ambas compañías se comprometían a organizar una sociedad para continuar
la construcción del ferrocarril hasta Huanchaca, después de que se obtuviese la
autorización del Congreso Boliviano. El 20 de enero 1887, la Compañía de
Huanchaca adquirió en Valparaíso de la Compañía de Salitres, los derechos y
acciones del ferrocarril de Antofagasta hasta el límite del departamento del
Litoral.
La
construcción del ferrocarril se detuvo en la línea que demarcaba el territorio
administrado por Chile, por la oposición de los políticos liberales, que decían
que el ferrocarril iba servir para que Chile invadiera Bolivia. Arce prosiguió
la construcción del ferrocarril hasta la ciudad de Oruro, durante el periodo de
su presidencia (1888 – 1892). La construcción del ferrocarril hasta Oruro fue
financiada enteramente por la Compañía Huanchaca. El ferrocarril Antofagasta –
Oruro fue inaugurado en mayo de 1892. Para la administración del ferrocarril
desde Antofagasta, se formó una compañía que se denominó “The Antofagasta and
Bolivia Railway Company Limited”.
Durante
su gobierno, Aniceto Arce se dedicó a organizar al país y a cambiar su
estructura económica, mediante el desarrollo de la industria y la construcción
de vías de comunicación. Para consolidar a la república, Arce emitió el 3 de
diciembre de 1888 la “Ley de Organización de la República”, que estuvo vigente
en los 50 años siguientes. Se preocupó por dotar a Bolivia de instituciones,
leyes y reglamentos que la conduzcan por los caminos del desarrollo. Fundó el
Colegio Militar del Ejército, para que Bolivia disponga de un ejército
profesional, que no lo tuvo en la Guerra del Pacífico. Dio un fuerte impulso a
la industria agrícola e industrial. Buscó introducir la industria siderúrgica.
Dictaminó la ilegalidad del pongueaje con la resolución del 27 de enero de
1891, por lo que tuvo una dura oposición de los terratenientes.
Aparte
de la construcción del ferrocarril de Antofagasta a Oruro, las grandes obras de
Aniceto Arce fueron: introducción de la maquinaria en las industrias minera y
agrícola, la extensión del telégrafo a la mayor parte de los centros poblados
del país, la construcción de caminos, puentes, edificios públicos, acueductos y
obras de mampostería para la conservación de suelos. Según lo reconoció Simón
I. Patiño, el ferrocarril Antofagasta – Oruro hizo posible el desarrollo de la
minería del estaño, que fue el sostén de la economía, cuando el precio de la
plata dejó de ser atractivo para la minería.
Aniceto
Arce dedicó su vida y fortuna a impulsar el desarrollo de Bolivia. Cuando dejó
el Gobierno, si bien no estaba pobre, su fortuna quedó apreciablemente
reducida. Consagró su vida al impulso del progreso material, intelectual y
moral del país, en la medida que le fue posible.
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