martes, 2 de marzo de 2021

LA PROPUESTA DE AMPLIACIÓN DE LA RED DE TELEFÉRICOS DE CÉSAR DOCKWEILLER

 

El candidato a la Alcaldía de la ciudad de La Paz por el Movimiento Al Socialismo, César Dockweiller ha propuesto dentro su programa de gobierno la ampliación de la red de teleféricos con cuatro líneas más, “garantizando” obtener el financiamiento necesario para su construcción.

 

La red de teleféricos existente consta de diez líneas, cuatro construidas en la ciudad de La Paz, tres líneas que son de conexión con la ciudad de El Alto, una línea que corre a lo largo de la Ceja del Alto y dos líneas que penetran esta ciudad, tiene una longitud de 31,61 Km. Según información proporcionada por el exgerente de la empresa Mi Teleférico, la red de teleféricos costó 738 millones de $US, de los cuales 27,1 millones de $US fueron para expropiaciones, 677,9 millones de $US pagados a la empresa Doppelmayr, 16,6 millones de $US para supervisión y 16,3 millones de $US para fiscalización y conformación de la empresa.

 

La construcción de la red se financió con un préstamo al TGN del Banco Central, que la empresa Mi Teleférico debería honrar, sobre todo tratándose, en su mayor parte, de reservas de moneda extranjera. Esto nunca va a suceder, la empresa Mi Teleférico no genera los ingresos suficientes para cubrir tamaña deuda y mucho menos no genera divisas. Con el gasto que se ha hecho en la red de teleféricos, se podría haber implantado un sistema de transporte masivo basado en buses de gran capacidad, que ofrecería un servicio de alta calidad y cubriría suficientemente la demanda de transporte de pasajeros de las ciudades de La Paz y El Alto, en coordinación con sistemas de buses de menor capacidad y además se podría haber construido unos 10 hospitales de tercer nivel.

 

Según un reporte de Mi Teleférico, la empresa transportó en 2019 un total de 97.317.348 pasajeros, lo que hace un promedio de 266.623 pasajeros diarios. Considerando que la demanda de transporte de pasajeros en las dos ciudades es de 2.900.000 viajes por día, la red de teleféricos cubre solo el 9,2 % de dicha demanda. Por eso es que, la población sigue dependiendo del tradicional sistema de transporte público, compuesto por unidades pequeñas, ofreciendo un pésimo servicio. Las tres líneas que conectan con El Alto tienen una significativa demanda de pasajeros, las demás la tienen muy poca. Los vecinos de Miraflores se cansan de ver pasar a las cabinas del teleférico vacías o con una o dos personas.

 

Las tarifas que se cobran en la red de teleféricos son muy bajas (0,43 $US por recorridos de más de 2 Km). En los teleféricos del mundo las tarifas están por encima de los 6 $US, en Río de Janeiro la tarifa es de 50 $US. Considerando que estas tarifas incluyen un bono para el turismo, las tarifas que debía cobrar Mi Teleférico tendrían que ser por lo menos de 3 $US o 21 Bs.

 

Con las tarifas de pasajes que cobra y con la demanda de pasajeros que tiene, es un hecho que no cubre sus costos de operación. Según análisis que se han hecho de los estados financieros de Mi Teleférico, se ha encontrado que en 2015 ha tenido un resultado negativo de 28,2 millones de $US y en 2016 de 41,5 millones de $US. En estos años operaban solo las líneas roja, amarilla y verde. Según los analistas financieros Julio Linares y Jimmy Osorio: “Los ingresos que sostienen a Mi Teleférico son los pasivos y aportes de capital, que son transferencias del TGN, cuya procedencia son prestamos públicos. Los ingresos de operación y otros son marginales a las transferencias del TGN que se carga a su deuda”.

 

La propuesta del candidato del MAS César Dockweiller es sumamente inconveniente. Seguramente, como él lo ha expresado, el Banco Central le proveerá las divisas que necesita para construir las cuatro líneas, pero esto significa seguir desangrando la reserva de divisas, para invertir en cuatro líneas que, a todas luces, tendrán poca utilización, como la tienen la mayor parte de las líneas de Mi Teleférico.

SOCIALISMO, ESTADO POLICIAL Y POPULISMO

 

I. Socialismo

 

Actualmente se asocia al socialismo con el fracaso, en el pasado, de los sistemas políticos – económicos de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), de la República Popular de China de Mao Zedong, de los países de Europa Oriental, incluyendo a Alemania Oriental y en el presente, de Corea del Norte y Cuba. Me atrevo a decir que estos sistemas no tuvieron y no tienen nada de socialistas, fueron y son sistemas autoritarios conducidos por dictadores, donde lo social no tiene ninguna atención especial.

 

En pocas palabras, el socialismo propugna priorizar lo social frente a lo privado y hacer que haya una mejor distribución de la riqueza en la sociedad. Un antecedente de socialismo se tiene entre los primeros cristianos, según lo que se lee en Hechos de los Apóstoles: “Y todos los creyentes vivían unidos y tenían todo en común; vendían las posesiones y haciendas y las distribuían entre todos, según la necesidad de cada uno” Hechos de los Apóstoles: 2,44 y 45 y “La multitud de los creyentes tenía un solo corazón y nadie llamaba propia cosa alguna de cuantas poseían, sino que tenían en común todas las cosas” Hechos de los Apóstoles: 4,32.

 

El socialismo secante se describe en el libro Utopía (1516) de Tomás Moro, que imagina una sociedad donde la riqueza es compartida por todos, no hay gobierno ni propiedad privada y los habitantes rotan en los oficios, para que los oficios duros sean realizados por todos y no recaigan sobre ciertos segmentos de la sociedad. Otros socialismos utópicos fueron propuestos en el siglo XIX por Charles Fourier, Henri de Saint-Simón y Robert Owen y también hubo propuestas de socialismos cristianos y gremiales.

 

León Tolstoi (1818 – 1910) es uno de los grandes de la literatura universal, pertenecía a la aristocracia de la Rusia zarista. Escribía sus libros en su propiedad agrícola de Yasnaia Poliana, labor que la hacía en las tardes, en las mañanas desde muy tempranas horas trabajaba con sus siervos como uno de ellos. Fue un gran propulsor de las reformas sociales en Rusia. Vladimir Lenin era un apasionado lector de León Tolstoi, en los álgidos momentos de su gobierno bolchevique, se tranquilizaba leyendo “Guerra y Paz”.

 

Las ideas que inspiraron a los socialistas de los siglos XIX y XX fueron las que propusieron Karl Marx y Friedrich Engels en el Manifiesto Comunista (1848) que llamaba a los proletarios a derrocar a los capitalistas, abolir la propiedad privada y apoderarse de los medios de producción, en razón de que la industrialización había exacerbado la brecha entre la clase capitalista gobernante y el proletariado, que se hubo empobrecido. La reciente revolución industrial se produjo en el Reino Unido y Europa Occidental, principalmente en Francia y Alemania, en España, Cataluña y otras provincias del norte participaron de dicha revolución.

 

En respuesta al manifiesto comunista, en los países industrializados incluyendo a Estados Unidos, se produjeron los movimientos obreros que reclamaron mejores condiciones de trabajo y se organizaron en sindicatos, pero aparte de ello, el capitalismo continuó con su avance triunfal estimulado por la democracia, el estado de derecho, la educación, la investigación, la libre competencia y el progreso de las finanzas y de la tecnología. Los obreros se dieron cuenta que ellos también se beneficiaban con el sistema. Actualmente en los países capitalistas de Europa, América del Norte, Asia y Oceanía, es donde los ciudadanos tienen los mejores empleos, los más altos salarios, los mejores servicios públicos y en general una mejor calidad de vida que en los países que tienen sistemas híbridos de economía. Incluso a países del Norte de Europa se les califica como países socialistas. Por ello es que hay fuertes movimientos migratorios que quieren participar de los beneficios de las economías capitalistas. Citemos a los movimientos migratorios de América Central a Estados Unidos y de África a Europa.

 

El movimiento socialista también se produjo en Bolivia a comienzos del Siglo XX, primero con la formación de organizaciones de trabajadores y partidos políticos de izquierda, incluyendo a los de orientación marxista y culminando con la Revolución Nacional del 9 de abril de 1952, que tomo medidas de tinte socialista como el voto universal, la reforma agraria y la nacionalización de las minas y se adoptó una economía estatista, donde el estado era el principal motor de la economía. Aunque fue una revolución del pueblo, no siguió los principios marxistas de abolir la propiedad privada, eliminar la economía de mercado e instaurar un gobierno de los trabajadores. En vez de promover la lucha de clases, la Revolución Nacional se apoyó en la alianza de clases. El gobierno del MNR no se alineó con la URSS, más bien recibió una amplia cooperación de los Estados Unidos.

 

II. Estado policial

 

El zar Nicolás II reinó desde 1894 hasta marzo de 1917 sobre el inmenso imperio ruso, enfrentando un terrible estado de conmoción y agitación, que comenzó en enero de 1905 cuando las fuerzas imperiales dispararon a una manifestación de protesta matando cientos de manifestantes, lo que dio lugar a una revuelta. En octubre se instaló el primer soviet o consejo de los trabajadores y el zar se vio obligado a dictar medidas de reforma. En los siguientes 13 años la agitación realizada por varias facciones políticas acabó con el régimen zarista, entre las cuales se encontraba la facción bolchevique de Vladimir Lenin. En febrero de 1917, la violencia se desató en Petrogrado (San Petersburgo) por la carencia de alimentos, provocando la abdicación del zar. Se instauró un gobierno provisional que compartía el poder con los soviets.

 

La noche del 25 de octubre de 1917, una fuerza bien armada y bien organizada por el Comité Revolucionario Militar de los bolcheviques (dirigido por León Trotsky) formada mayormente por una compañía de marineros, ingreso al Palacio de Invierno sede del Gobierno Provisional, arrestando al presidente Kerensky y sus ministros. La toma del Gobierno Provisional por los bolcheviques no fue apoyada por el Consejo de los Trabajadores o Soviet, el cual organizó una asamblea constituyente donde los bolcheviques tenían una representación del 24 %. Cuando se abrió la asamblea constituyente, inmediatamente fue cerrada por los guardias bolcheviques. De esta manera, Lenin tomo el poder en Rusia, firmó un tratado con Alemania retirándose de la Primera Guerra Mundial y se avocó a consolidar su gobierno a través de la Comisión Extraordinaria para Combatir la Contra Revolución y Sabotaje (Cheka) dirigida por Feliks Dzerzhinsky, que se dedicó a eliminar toda oposición al Gobierno Bolchevique. Todavía Lenin tuvo que enfrentar al ejército blanco que fue derrotado por el ejército rojo dirigido por León Trotsky. Con esta victoria se consolidó el gobierno de los bolcheviques que, a la muerte de Lenin, fue gobernado despóticamente por Josef Stalin. León Trotsky fue echado del gobierno y luego exiliado.

 

Stalin sometió al nuevo estado denominado Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) a un régimen mucho más duro que el de los zares, con un sistema absolutista de gobierno y con un exacerbado culto a su persona. Eliminó toda oposición a su gobierno con los gulags o campos de concentración, que estaban bajo el control de la policía secreta y donde los prisioneros eran sometidos a trabajos forzados. Se estima que entre 15 y 30 millones de soviéticos murieron debido a las duras condiciones de trabajo, la inadecuada alimentación y las ejecuciones sumarias. Aparte, la colectivización de las propiedades agrícolas que hizo Stalin, significó la muerte por hambre de más de 20 millones de soviéticos. Su plan quinquenal de desarrollo elevó a la URSS a potencia mundial, pero a mucho costo de capital humano y físico.

 

Otro estado policial se creó cuando a Mao Zedong, después de unificar al país más populoso del mundo bajo un solo gobierno, se le subieron los humos y decidió ejercer un poder absoluto sobre la política y economía de China. Si el emperador chino depuesto tenía dos esposas, Mao disponía de cientos de mujeres para satisfacer sus deseos sexuales. Su política económica del “Gran salto adelante” que consistía en la colectivización de las tierras y la creación de las comunas populares, significó la muerte por hambre de entre 30 y 40 millones de chinos. Su deseo insaciable de poder lo llevó a organizar la revolución cultural (1966 – 1976) mediante la cual los guardias rojos anularon a las autoridades del Partido Comunista Chino. Su poder terminó con su muerte, cuando Hua Guofeng y Deng Xiaoping pusieron en marcha un programa de eliminación del Maoísmo, reformas económicas y apertura al extranjero.

 

Cuando las tropas de EEUU estaban cerca de las islas del Japón, la URSS declaró la guerra al Japón, lo que le permitió ocupar la parte norte de la península coreana (que estaba ocupada por Japón), donde estableció un estado de modelo soviético, que irónicamente se llamó República Popular Democrática y puso como gobernante a un militar coreano miembro de su ejército, llamado Kim Il Sung, que estableció una dinastía absolutista que sometió a la mayor parte de los norcoreanos a un régimen de penuria y hambre. Se estima que en la década de los 1990 unos cuantos millones de norcoreanos murieron de hambre. Una parte de la población carece de suficiente alimentación, servicios básicos e incluso de electricidad. Kim Il Sung tenía un harem de niñas de 13 – 14 años y a su muerte dejó el poder a su hijo Kim Jong Il y éste al actual gobernante Kim Jong Un. A propósito, Corea del Norte es una potencia nuclear.

 

Con frecuencia se confunde al socialismo con el estado policial, con lo cual se comete un error. El estado policial no tiene nada de socialismo, es un estado donde el tirano se adueña de un país y lo somete a un oprobioso régimen dictatorial.

 

III. Populismo

 

La República Argentina, a finales del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX, tenía una economía que estaba entre las 10 primeras economías del mundo. Testimonio de esta prosperidad son los hermosos edificios que tiene la ciudad de Buenos Aires que fueron construidos en esa época y también el tren subterráneo, que ya tiene más de 100 años y es uno de los más antiguos del mundo. A partir de 1943 la Argentina dejó de pertenecer al club de los países más prósperos del mundo, con la aparición del movimiento populista instaurado por Juan Domingo Perón y su esposa Eva Duarte. La sucesión de gobiernos populistas y dictatoriales hizo que la Argentina se convirtiera en un país, que periódicamente sufre crisis económicas y financieras.

 

Venezuela tiene las más grandes reservas de petróleo y ahora para conseguir unos cuantos litros de gasolina hay que hacer cola en las gasolineras por dos o tres días. 5,5 millones de venezolanos han dejado su país para no morirse de hambre. La moneda nacional ya no sirve para las transacciones y el salario mínimo es el equivalente a un dólar. Este es el resultado del gobierno populista de Hugo Chávez y del dictatorial de Nicolás Maduro. El primero despilfarró una cuantiosa suma de cientos de miles de millones de dólares, que la bonanza le proporcionó a Venezuela por la exportación de petróleo. Una de las medidas populistas que tomó Chávez fue la de poner tiendas donde los venezolanos podían comprar productos básicos al 70 % de lo que costaban los productos que ofrecía la industria nacional, con lo cual destruyó a la misma.

 

Hugo Chávez pertenecía al selecto club de gobiernos populistas que tenía como miembros a Lula da Silva y Dilma Rousseff en Brasil, los esposos Kirchner en Argentina, Rafael Correa en Ecuador, Daniel Ortega que instauró un estado policial en Nicaragua y Evo Morales en Bolivia, que decían practicar el socialismo del siglo XXI.

 

El gobierno de Evo Morales duró casi 14 años, desde enero de 2006 hasta octubre de 2019. La República de Bolivia fue transformada en Estado Plurinacional de Bolivia, para que el presidente Evo Morales gobierne indefinidamente, dominando los tres poderes del estado: ejecutivo, legislativo y judicial y el Tribunal Electoral. El despilfarro de recursos en los gastos suntuosos del presidente, propaganda para el gobierno, museo, palacio, edificios públicos, canchas, estadios y otros gastos ociosos, en la inversión de recursos públicos en elefantes blancos, empresas quebradas y malos proyectos y en la corrupción, hizo desperdiciar al país, de la mejor oportunidad que tuvo en su historia, para lograr el tan esperado desarrollo económico. En contrapartida, Evo Morales rebajó su salario como presidente, fijándolo como un límite para los salarios de la administración pública, aunque incrementó en cinco veces el gasto corriente que hace la administración pública. Cambió de nombre al bono solidario en el de renta dignidad y lo incrementó y estableció otros bonos. Para el 23 % de la población económicamente activa del sector formal, cada año incrementaba el salario mínimo y el monto de los salarios que debían recibir y estableció el doble aguinaldo cuando la tasa de crecimiento del PIB fuera superior o igual al 4,5 %. Las empresas agroindustriales, los propietarios de vehículos y en general personas que pueden pagar el precio real de los combustibles, se favorecen con el subsidio que le puso o lo mantuvo a estos.

 

En las elecciones de octubre de 2020, para elegir al presidente, vicepresidente y asamblea para la gestión 2020 – 2025 el Movimiento al Socialismo (MAS) obtuvo el 55 % de la votación, con lo que demostró que es el partido político con mayor apoyo popular, a despecho de que su candidato a la presidencia no fue Evo Morales. Asumió la presidencia el Lic. Luis Arce Catacora, ministro de economía durante 12 años del gobierno de Evo Morales, maestro supremo del modelo económico que se aplicó en este gobierno. Sus medidas económicas para reactivar la economía (que, según él, su caída fue producida por el gobierno de once meses de la presidenta Janine Añez) son el bono del hambre, reintegro del 5 % del IVA para personas cuyos salarios son menores a 9.000 Bs, impuesto a las grandes fortunas y continuación del modelo de inversión pública aplicada en su gestión anterior. O sea, seguir invirtiendo en elefantes blancos y proyectos improductivos y mantener empresas quebradas, por ejemplo: Huanuni con sus más de 3.000 trabajadores. Hay que aceptar que no le quedaba otro camino, puesto que tenía que satisfacer la demanda de sus votantes, de vivir de las ilusiones del populismo y dar las espaldas a la economía.