I.
Socialismo
Actualmente
se asocia al socialismo con el fracaso, en el pasado, de los sistemas políticos
– económicos de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), de la
República Popular de China de Mao Zedong, de los países de Europa Oriental,
incluyendo a Alemania Oriental y en el presente, de Corea del Norte y Cuba. Me
atrevo a decir que estos sistemas no tuvieron y no tienen nada de socialistas,
fueron y son sistemas autoritarios conducidos por dictadores, donde lo social no
tiene ninguna atención especial.
En
pocas palabras, el socialismo propugna priorizar lo social frente a lo privado
y hacer que haya una mejor distribución de la riqueza en la sociedad. Un antecedente
de socialismo se tiene entre los primeros cristianos, según lo que se lee en
Hechos de los Apóstoles: “Y todos los creyentes vivían unidos y tenían todo en
común; vendían las posesiones y haciendas y las distribuían entre todos, según
la necesidad de cada uno” Hechos de los Apóstoles: 2,44 y 45 y “La multitud de
los creyentes tenía un solo corazón y nadie llamaba propia cosa alguna de
cuantas poseían, sino que tenían en común todas las cosas” Hechos de los
Apóstoles: 4,32.
El
socialismo secante se describe en el libro Utopía (1516) de Tomás Moro, que
imagina una sociedad donde la riqueza es compartida por todos, no hay gobierno
ni propiedad privada y los habitantes rotan en los oficios, para que los
oficios duros sean realizados por todos y no recaigan sobre ciertos segmentos
de la sociedad. Otros socialismos utópicos fueron propuestos en el siglo XIX
por Charles Fourier, Henri de Saint-Simón y Robert Owen y también hubo
propuestas de socialismos cristianos y gremiales.
León
Tolstoi (1818 – 1910) es uno de los grandes de la literatura universal,
pertenecía a la aristocracia de la Rusia zarista. Escribía sus libros en su
propiedad agrícola de Yasnaia Poliana, labor que la hacía en las tardes, en las
mañanas desde muy tempranas horas trabajaba con sus siervos como uno de ellos.
Fue un gran propulsor de las reformas sociales en Rusia. Vladimir Lenin era un
apasionado lector de León Tolstoi, en los álgidos momentos de su gobierno
bolchevique, se tranquilizaba leyendo “Guerra y Paz”.
Las
ideas que inspiraron a los socialistas de los siglos XIX y XX fueron las que
propusieron Karl Marx y Friedrich Engels en el Manifiesto Comunista (1848) que
llamaba a los proletarios a derrocar a los capitalistas, abolir la propiedad
privada y apoderarse de los medios de producción, en razón de que la
industrialización había exacerbado la brecha entre la clase capitalista
gobernante y el proletariado, que se hubo empobrecido. La reciente revolución
industrial se produjo en el Reino Unido y Europa Occidental, principalmente en
Francia y Alemania, en España, Cataluña y otras provincias del norte participaron
de dicha revolución.
En
respuesta al manifiesto comunista, en los países industrializados incluyendo a
Estados Unidos, se produjeron los movimientos obreros que reclamaron mejores
condiciones de trabajo y se organizaron en sindicatos, pero aparte de ello, el
capitalismo continuó con su avance triunfal estimulado por la democracia, el
estado de derecho, la educación, la investigación, la libre competencia y el
progreso de las finanzas y de la tecnología. Los obreros se dieron cuenta que
ellos también se beneficiaban con el sistema. Actualmente en los países
capitalistas de Europa, América del Norte, Asia y Oceanía, es donde los
ciudadanos tienen los mejores empleos, los más altos salarios, los mejores
servicios públicos y en general una mejor calidad de vida que en los países que
tienen sistemas híbridos de economía. Incluso a países del Norte de Europa se
les califica como países socialistas. Por ello es que hay fuertes movimientos
migratorios que quieren participar de los beneficios de las economías
capitalistas. Citemos a los movimientos migratorios de América Central a
Estados Unidos y de África a Europa.
El
movimiento socialista también se produjo en Bolivia a comienzos del Siglo XX,
primero con la formación de organizaciones de trabajadores y partidos políticos
de izquierda, incluyendo a los de orientación marxista y culminando con la
Revolución Nacional del 9 de abril de 1952, que tomo medidas de tinte
socialista como el voto universal, la reforma agraria y la nacionalización de
las minas y se adoptó una economía estatista, donde el estado era el principal
motor de la economía. Aunque fue una revolución del pueblo, no siguió los
principios marxistas de abolir la propiedad privada, eliminar la economía de
mercado e instaurar un gobierno de los trabajadores. En vez de promover la
lucha de clases, la Revolución Nacional se apoyó en la alianza de clases. El
gobierno del MNR no se alineó con la URSS, más bien recibió una amplia
cooperación de los Estados Unidos.
II.
Estado policial
El
zar Nicolás II reinó desde 1894 hasta marzo de 1917 sobre el inmenso imperio
ruso, enfrentando un terrible estado de conmoción y agitación, que comenzó en
enero de 1905 cuando las fuerzas imperiales dispararon a una manifestación de
protesta matando cientos de manifestantes, lo que dio lugar a una revuelta. En
octubre se instaló el primer soviet o consejo de los trabajadores y el zar se
vio obligado a dictar medidas de reforma. En los siguientes 13 años la
agitación realizada por varias facciones políticas acabó con el régimen
zarista, entre las cuales se encontraba la facción bolchevique de Vladimir
Lenin. En febrero de 1917, la violencia se desató en Petrogrado (San
Petersburgo) por la carencia de alimentos, provocando la abdicación del zar. Se
instauró un gobierno provisional que compartía el poder con los soviets.
La
noche del 25 de octubre de 1917, una fuerza bien armada y bien organizada por el
Comité Revolucionario Militar de los bolcheviques (dirigido por León Trotsky) formada
mayormente por una compañía de marineros, ingreso al Palacio de Invierno sede
del Gobierno Provisional, arrestando al presidente Kerensky y sus ministros. La
toma del Gobierno Provisional por los bolcheviques no fue apoyada por el
Consejo de los Trabajadores o Soviet, el cual organizó una asamblea
constituyente donde los bolcheviques tenían una representación del 24 %. Cuando
se abrió la asamblea constituyente, inmediatamente fue cerrada por los guardias
bolcheviques. De esta manera, Lenin tomo el poder en Rusia, firmó un tratado
con Alemania retirándose de la Primera Guerra Mundial y se avocó a consolidar
su gobierno a través de la Comisión Extraordinaria para Combatir la Contra Revolución
y Sabotaje (Cheka) dirigida por Feliks Dzerzhinsky, que se dedicó a eliminar
toda oposición al Gobierno Bolchevique. Todavía Lenin tuvo que enfrentar al ejército
blanco que fue derrotado por el ejército rojo dirigido por León Trotsky. Con
esta victoria se consolidó el gobierno de los bolcheviques que, a la muerte de
Lenin, fue gobernado despóticamente por Josef Stalin. León Trotsky fue echado
del gobierno y luego exiliado.
Stalin
sometió al nuevo estado denominado Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas
(URSS) a un régimen mucho más duro que el de los zares, con un sistema
absolutista de gobierno y con un exacerbado culto a su persona. Eliminó toda
oposición a su gobierno con los gulags o campos de concentración, que estaban
bajo el control de la policía secreta y donde los prisioneros eran sometidos a
trabajos forzados. Se estima que entre 15 y 30 millones de soviéticos murieron
debido a las duras condiciones de trabajo, la inadecuada alimentación y las
ejecuciones sumarias. Aparte, la colectivización de las propiedades agrícolas
que hizo Stalin, significó la muerte por hambre de más de 20 millones de soviéticos.
Su plan quinquenal de desarrollo elevó a la URSS a potencia mundial, pero a
mucho costo de capital humano y físico.
Otro
estado policial se creó cuando a Mao Zedong, después de unificar al país más
populoso del mundo bajo un solo gobierno, se le subieron los humos y decidió
ejercer un poder absoluto sobre la política y economía de China. Si el
emperador chino depuesto tenía dos esposas, Mao disponía de cientos de mujeres
para satisfacer sus deseos sexuales. Su política económica del “Gran salto adelante”
que consistía en la colectivización de las tierras y la creación de las comunas
populares, significó la muerte por hambre de entre 30 y 40 millones de chinos.
Su deseo insaciable de poder lo llevó a organizar la revolución cultural (1966
– 1976) mediante la cual los guardias rojos anularon a las autoridades del
Partido Comunista Chino. Su poder terminó con su muerte, cuando Hua Guofeng y
Deng Xiaoping pusieron en marcha un programa de eliminación del Maoísmo,
reformas económicas y apertura al extranjero.
Cuando
las tropas de EEUU estaban cerca de las islas del Japón, la URSS declaró la
guerra al Japón, lo que le permitió ocupar la parte norte de la península
coreana (que estaba ocupada por Japón), donde estableció un estado de modelo
soviético, que irónicamente se llamó República Popular Democrática y puso como gobernante
a un militar coreano miembro de su ejército, llamado Kim Il Sung, que
estableció una dinastía absolutista que sometió a la mayor parte de los
norcoreanos a un régimen de penuria y hambre. Se estima que en la década de los
1990 unos cuantos millones de norcoreanos murieron de hambre. Una parte de la
población carece de suficiente alimentación, servicios básicos e incluso de
electricidad. Kim Il Sung tenía un harem de niñas de 13 – 14 años y a su muerte
dejó el poder a su hijo Kim Jong Il y éste al actual gobernante Kim Jong Un. A
propósito, Corea del Norte es una potencia nuclear.
Con
frecuencia se confunde al socialismo con el estado policial, con lo cual se
comete un error. El estado policial no tiene nada de socialismo, es un estado
donde el tirano se adueña de un país y lo somete a un oprobioso régimen
dictatorial.
III.
Populismo
La
República Argentina, a finales del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX,
tenía una economía que estaba entre las 10 primeras economías del mundo.
Testimonio de esta prosperidad son los hermosos edificios que tiene la ciudad
de Buenos Aires que fueron construidos en esa época y también el tren
subterráneo, que ya tiene más de 100 años y es uno de los más antiguos del
mundo. A partir de 1943 la Argentina dejó de pertenecer al club de los países
más prósperos del mundo, con la aparición del movimiento populista instaurado
por Juan Domingo Perón y su esposa Eva Duarte. La sucesión de gobiernos
populistas y dictatoriales hizo que la Argentina se convirtiera en un país, que
periódicamente sufre crisis económicas y financieras.
Venezuela
tiene las más grandes reservas de petróleo y ahora para conseguir unos cuantos
litros de gasolina hay que hacer cola en las gasolineras por dos o tres días.
5,5 millones de venezolanos han dejado su país para no morirse de hambre. La
moneda nacional ya no sirve para las transacciones y el salario mínimo es el
equivalente a un dólar. Este es el resultado del gobierno populista de Hugo
Chávez y del dictatorial de Nicolás Maduro. El primero despilfarró una
cuantiosa suma de cientos de miles de millones de dólares, que la bonanza le
proporcionó a Venezuela por la exportación de petróleo. Una de las medidas
populistas que tomó Chávez fue la de poner tiendas donde los venezolanos podían
comprar productos básicos al 70 % de lo que costaban los productos que ofrecía
la industria nacional, con lo cual destruyó a la misma.
Hugo
Chávez pertenecía al selecto club de gobiernos populistas que tenía como
miembros a Lula da Silva y Dilma Rousseff en Brasil, los esposos Kirchner en
Argentina, Rafael Correa en Ecuador, Daniel Ortega que instauró un estado
policial en Nicaragua y Evo Morales en Bolivia, que decían practicar el
socialismo del siglo XXI.
El
gobierno de Evo Morales duró casi 14 años, desde enero de 2006 hasta octubre de
2019. La República de Bolivia fue transformada en Estado Plurinacional de
Bolivia, para que el presidente Evo Morales gobierne indefinidamente, dominando
los tres poderes del estado: ejecutivo, legislativo y judicial y el Tribunal
Electoral. El despilfarro de recursos en los gastos suntuosos del presidente, propaganda
para el gobierno, museo, palacio, edificios públicos, canchas, estadios y otros
gastos ociosos, en la inversión de recursos públicos en elefantes blancos,
empresas quebradas y malos proyectos y en la corrupción, hizo desperdiciar al
país, de la mejor oportunidad que tuvo en su historia, para lograr el tan
esperado desarrollo económico. En contrapartida, Evo Morales rebajó su salario
como presidente, fijándolo como un límite para los salarios de la
administración pública, aunque incrementó en cinco veces el gasto corriente que
hace la administración pública. Cambió de nombre al bono solidario en el de renta
dignidad y lo incrementó y estableció otros bonos. Para el 23 % de la población
económicamente activa del sector formal, cada año incrementaba el salario
mínimo y el monto de los salarios que debían recibir y estableció el doble
aguinaldo cuando la tasa de crecimiento del PIB fuera superior o igual al 4,5 %.
Las empresas agroindustriales, los propietarios de vehículos y en general
personas que pueden pagar el precio real de los combustibles, se favorecen con
el subsidio que le puso o lo mantuvo a estos.
En
las elecciones de octubre de 2020, para elegir al presidente, vicepresidente y
asamblea para la gestión 2020 – 2025 el Movimiento al Socialismo (MAS) obtuvo
el 55 % de la votación, con lo que demostró que es el partido político con
mayor apoyo popular, a despecho de que su candidato a la presidencia no fue Evo
Morales. Asumió la presidencia el Lic. Luis Arce Catacora, ministro de economía
durante 12 años del gobierno de Evo Morales, maestro supremo del modelo
económico que se aplicó en este gobierno. Sus medidas económicas para reactivar
la economía (que, según él, su caída fue producida por el gobierno de once
meses de la presidenta Janine Añez) son el bono del hambre, reintegro del 5 %
del IVA para personas cuyos salarios son menores a 9.000 Bs, impuesto a las
grandes fortunas y continuación del modelo de inversión pública aplicada en su
gestión anterior. O sea, seguir invirtiendo en elefantes blancos y proyectos
improductivos y mantener empresas quebradas, por ejemplo: Huanuni con sus más
de 3.000 trabajadores. Hay que aceptar que no le quedaba otro camino, puesto
que tenía que satisfacer la demanda de sus votantes, de vivir de las ilusiones
del populismo y dar las espaldas a la economía.
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