Hasta la mitad del pasado siglo XX Bolivia no disponía de ingenieros, salvo
unos cuantos extranjeros y algunos bolivianos que habían estudiado en el exterior.
No había desarrollado ni su infraestructura ni su industria, sin considerar el
ferrocarril que, por iniciativa de Aniceto Arce, comenzó a construirse desde la
costa del Pacífico, antes de la guerra con Chile y a quien se debe también su
extensión hasta Oruro. Bolivia era un país exclusivamente minero. Tenía una
urgente necesidad de tener ingenieros (en el tema de infraestructura de
ingenieros civiles) para iniciar un desarrollo significativo de su economía.
Estaba completamente rezagada con los países vecinos que ya tenían
profesionales e instituciones en el campo de la ingeniería y ya tenían
infraestructura e industria.
CREACIÓN DE LA FACULTAD DE
INGENIERÍA
Mediante decreto supremo del 14 de octubre de 1929, el presidente Hernando
Siles dictaminó que en la Universidad Mayor de San Andrés quede establecida la
Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas, con la finalidad de “organizar en
Bolivia un plan racional para el estudio de la ingeniería en sus diferentes
ramas” con el fin de atender “inmediatas y urgentes necesidades, entre las
cuales están principalmente la industria y la vialidad”
Las actividades de la Facultad de Ciencias
Físicas y Matemáticas se tuvieron que interrumpir muy temprano en el año 1932,
debido al estallido de la guerra del Chaco y se volvieron a reanudar en 1937,
pero bajo una nueva organización. En este año, se creó el Instituto de Ciencias
Exactas y la Escuela de Ingeniería Civil, comenzando efectivamente con la
formación de profesionales en ingeniería civil, que necesitaba disponer el país
para desarrollar su infraestructura (transportes, edificios, agua potable,
saneamiento, riego, energía eléctrica). De 1937 a 1953, el plan se
desarrollaba en siete cursos anuales, a partir de 1953 se desarrolló en seis
años. La reducción se hizo en el estudio de las ciencias exactas, de tres años
a dos. En este año la Escuela de Ingeniería Civil pasó a ser facultad. Desde
1937 hasta 1970 rigió un mismo plan de estudios y sistema de enseñanza.
La primera autoridad de la Escuela de Ingeniería
Civil fue el Arq. Héctor Ormachea Zalles. Luego fue director por muchos años el
Ing. Vicente Burgaleta, un exiliado español republicano y que además fue
catedrático de física, mecánica racional y electrotecnia. El primer director
del Instituto de Ciencias Exactas fue Luis Mendoza, que era también catedrático
de topografía.
Entre los primeros catedráticos se tenía a Carlos
Tapia (matemáticas y cálculo), Isaac Arce, Fornelio Gonzales de la Iglesia, otro
español que en contraposición de Vicente Burgaleta era franquista, Francisco
Durán Cerdá, catedrático de termodinámica y máquinas térmicas, Francisco Sebastiá
(construcción de edificios) y un checoslovaco que daba química. Los ingenieros civiles
bolivianos que eran catedráticos fueron: Hugo Mansilla que estudió en La Plata
– Argentina, Carlos Saavedra en Chile y Roberto Azcui en Bélgica y también hay
que mencionar al Arq. Emilio Villanueva que daba geometría analítica. Después
del Ing. Burgaleta, el director fue el Ing. Hugo Mancilla Romero. Junto con
Burgaleta, fueron los pilares para la creación de la primera institución que tubo
Bolivia para formar ingenieros civiles.
Las cinco primeras promociones estaban
constituidas por los siguientes estudiantes:
Primera promoción (1940)
Hugo Zarate
Luis Monje
Enrique Llanos
Juan Oviedo
Jorge Alvares (peruano)
Segunda promoción (1941)
René Torres
Raúl Valle Rodas (que escribió un libro sobre
mecánica de suelos)
Tercera promoción (1942)
Julio Inchauste
Waldo Jáuregui
Cuarta Promoción (1943)
Rubén Oller
Walter Espinosa
René Navajas
Ildefonso Quijarro
Jorge Valdés
Raúl Valdés
Luis Miguel Chaín
Quinta promoción (1944)
Ademar Espinosa
Jorge Jáuregui
Raúl Espinosa
Felipe Antonio Galarza
Carlos Alberto Echazú
Juan Martínez
Serafín Olmos
Armando Murillo
LA ENSEÑANZA DE LA
INGENIERÍA CIVIL
La Facultad de Ingeniería Civil tuvo la virtud de ser la primera
institución en proveer a Bolivia de ingenieros civiles. Posteriormente se
crearon facultades en Oruro y Potosí. Sus egresados fueron los primeros en
diseñar y construir carreteras, edificios, plantas de agua potable, sistemas de
saneamiento y riego y otras obras de infraestructura. Con ellos, y los formados
en Oruro y Potosí, se formó en 1955 el Servicio Nacional de Caminos. En los
años 60 se inició la construcción de edificios de hormigón armado en la ciudad
de La Paz, principalmente con los profesionales que formó la UMSA. Ellos
formaron empresas constructoras y posteriormente empresas consultoras. Con la
disponibilidad de ingenieros, a que contribuyó la UMSA, el Gobierno pudo formar
departamentos técnicos en los ministerios y las instituciones públicas.
La calidad de profesionales que formaba era alta, por eso es que los
ingenieros civiles formados en sus aulas que emigraron al exterior (principalmente
a Estados Unidos) se desempeñaron con mucha solvencia, muchos llegaron a ocupar
cargos importantes en las empresas que trabajaban.
Los ingenieros civiles formados en la Facultad de Ingeniería Civil, aparte de
recibir una buena enseñanza, adquirían una disciplina que les permitía
acomodarse a nuevas situaciones en el ejercicio de la profesión e ingeniarse
para resolver los problemas que se les presentaban. Esto se hacía a través de la
capacidad de estudiar que se adquiría. Era lo que el ingeniero Mansilla decía: “en
la Facultad de Ingeniería Civil les enseñamos a estudiar”
La enseñanza de la ingeniería civil se basaba en los siguientes principios:
- Se basaba
en la disciplina y la dedicación.
- Se
aprendía a estudiar.
- La
enseñanza era general. Lo cual era necesario puesto que el país necesitaba
disponer de ingenieros civiles en todos sus campos.
- Se
aprendía de todo y hasta por demás. Pero esto se explica también por la
necesidad de ingenieros que tenía Bolivia en ese momento.
- Se
buscaba de que el ingeniero civil esté preparado para ejercer
inmediatamente su profesión. En otros países, los ingenieros civiles pasan
los dos primeros años de su carrera profesional entrenándose en la
práctica de la profesión. Pero esto es algo que en Bolivia no se puede
dar.
HUGO MANSILLA ROMERO
El hecho de que Bolivia dispusiera de una institución para la enseñanza de
la ingeniería civil de excelente calidad, fue en gran medida gracias al
esfuerzo y a la gestión del Ing. Hugo Mansilla Romero. Su vida la dedicó a la
Universidad Mayor de San Andrés y a la Facultad de Ingeniería Civil en
particular. Fue también rector.
Aparte, fue un catedrático excepcional. Era catedrático de diferentes
materias de las especialidades de hidráulica y estructuras. Era difícil no
aprender el diseño de estructuras de hormigón armado, con la pedagogía y el
método de enseñanza que tenía. Sus alumnos veíamos en él a un profesor dedicado,
que preparaba sus clases con esmero y que se actualizaba continuamente, además
a una persona de gran calidad humana, que alentaba a sus alumnos.
El Ing. Mansilla infundía a la Facultad de Ingeniería Civil una mística de
excelencia y le daba un testimonio de entrega. Su principio máximo era que “en
la facultad les enseñamos a estudiar”, como ya mencionamos anteriormente, lo
cual es fundamental para ser un buen profesional y desempeñarse bien en el
ejercicio de la carrera.