jueves, 28 de noviembre de 2019

EL REY DE LOS ELEFANTES BLANCOS


El presidente Evo Morales ha sembrado elefantes blancos de todo tamaño a lo largo y ancho del país. Tenemos elefantitos como canchas de futbol, coliseos, estadios, otros medianos como el ingenio azucarero de San Buenaventura, los aeropuertos y otros grandes como las plantas de separación de líquidos y licuefacción de gas natural, siendo los más grandes la planta de urea y amoniaco de Bulo Bulo y el teleférico o la red de teleféricos que se está construyendo en las ciudades de La Paz y El Alto.

            Ambos proyectos han significado para el país 2.000 millones de $US o más. La planta de urea ha costado 953 millones de $US, más la inversión que se está haciendo para construir el ferrocarril desde Bulo Bulo hasta Montero, para transportar la urea hasta los mercados del Brasil, la inversión que representa este proyecto sobrepasa los 1.000 millones de $US. La planta de urea es un proyecto que ya se tenía pensado y que iba a ser ubicado en Puerto Suarez. El hecho de haber sido ubicado en el Chapare, le ha quitado factibilidad económica y convertido en un elefante blanco. Algo se podrá recuperar si se la traslada a Puerto Suarez y de esta manera darle un uso, si es que se dispone de suficientes cantidades de gas natural. Podemos considerar a esta planta como la reina de los elefantes blancos.

            Pero según mi opinión, el rey de los elefantes blancos es el teleférico, que se ha construido sin ningún sustento técnico ni económico. No se sabe a cuanto llegará la inversión cuando se termine de construir la red de teleféricos, ya se habla de 1.000 millones de $US. Esta inversión nunca se podrá recuperar y se sabe que el teleférico no cubre sus costos de operación y tampoco podrá cubrirlos en el futuro.

            Con tamaña inversión deberíamos tener en las ciudades de La Paz y El Alto un sistema de transporte público moderno y masivo, que satisfaga la demanda de transporte que se tiene en las dos ciudades y provea un buen servicio. Pero la población sigue dependiendo del tradicional sistema de transporte público, compuesto por unidades pequeñas y que ofrece un pésimo servicio.

            Las tres primeras líneas de teleférico que se construyeron (roja, amarilla y verde) transportaron 75 millones de pasajeros (según lo que reportó la empresa Mi Teleférico) en tres años, en su mayor parte por las líneas roja y amarilla, lo que equivale a 40 días de la demanda de transportes que se produce en las ciudades de La Paz y El Alto. Las líneas que se construyeron posteriormente: azul, naranja, blanca y celeste, muestran muy pocos pasajeros transportados y muchas cabinas vacías. Ninguna de ellas puede competir con el transporte automotor, por ejemplo para un pasajero de Irpavi que tiene su destino cerca de la calle Bueno, ir en teleférico le costaría 7 Bs, 2 Bs para ir en trufi o minibús hasta la estación del teleférico y 5 Bs para llegar en las líneas verde y celeste hasta la estación de la calle Bueno. Ese mismo pasajero puede ir hasta la calle Bueno en pumakatari con 2,50 Bs, en minibús con 2,60 Bs o en trufi con 3,50 Bs, con la ventaja de que puede tomar estos modos de transporte cerca de su domicilio. Según mis mediciones, en el trufi se tarda menos, se tarda lo mismo en el bus pumakatari y en el minibús se tarda más. En la estación de la calle Bueno se observa todos los días llegar y partir cabinas vacías o con uno o dos pasajeros.

            La línea celeste ha contaminado el paisaje de la Avenida del Poeta, introduciendo en ella un elemento extraño. Lo mismo sucede con la línea blanca que ha deshecho las plazas Villarroel y San Martin y contaminado la avenida Busch. Como estarán renegando los miraflorinos que se opusieron a la construcción de esta línea y ahora ven pasar a cabinas vacías o con uno o dos pasajeros.

            Probablemente la línea morada supere a la línea amarilla en la cantidad de pasajeros transportados, porque llega al centro de la ciudad de La Paz. El Alto es una ciudad muy extendida, por lo que el acceso a esta línea se limita a usuarios que pueden llegar con relativa facilidad a sus dos estaciones. Los de zonas alejadas seguirán usando el sistema de transporte público automotor, con la disponibilidad que tendrán de la autopista con tres carriles de subida y tres carriles de bajada.

            Las tarifas que se cobran en la red de teleféricos son muy bajas bajas (0,43 $US por recorridos de más de 2 Km). En la ciudad de Bogotá, la tarifa de ida y vuelta al Santuario de Monserrat es de 6,5 $US por un recorrido de 1,6 Km. En el Montserrat de España, la tarifa es de 10 euros. Las tarifas son para recuperar la inversión realizada, cubrir los costos de operación y mantenimiento y generar recursos para ampliar el sistema. En los teleféricos además se tiene que reemplazar periódicamente cables, equipo electromecánico y electrónico. Por esta razón y por la poca demanda que tiene el teleférico es que constituye una inversión a fondo perdido y no cubre sus costos de operación. Por lo tanto tendremos un enorme elefante blanco, con hileras de chatarra de los cables y las torres y con soberbios edificios que tendrán poco uso alternativo y que hubiera sido mejor que fueran hospitales. La inversión en el teleférico hubiera tenido un mejor uso, si se hubiera empleado en construir un sistema de transporte público masivo con buses y en una docena de hospitales en La Paz, El Alto y una tercera ciudad, para disminuir el terrible déficit en infraestructura hospitalaria que se tiene en La Paz, El Alto y en todo el país.

            Se vienen para nuestro país días muy difíciles. Nuestra economía depende en gran parte de los ingresos que se tiene por el gas, los cuales están seriamente comprometidos, porque no se han repuesto las reservas de gas y tendremos a Brasil y Argentina con menor disposición a comprar gas. Ya son cuatro años que se tiene déficit fiscal y lo que importa el país es más de lo que exporta, lo que determina que se está perdiendo las reservas de moneda extranjera. En el futuro habrá que honrar una cada vez más grande deuda externa e interna. Tendremos en resumen un país que no podrá cubrir sus gastos y por tanto no podrá cubrir los gastos que ocasiona la red de teleféricos, que ahora el Gobierno dispendiosamente los cubre. En la gestión 2016 la empresa Mi Teleférico tuvo en su balance económico un resultado negativo de 41,5 millones de $US y en la gestión 2015 un resultado negativo de 28,2 millones de $US.

            El teleférico es el proyecto estrella del Presidente Evo Morales, quien ha sido el creador de los elefantes blancos, sin hacer ninguna consideración de la ingeniería y de la economía y sin consultar a expertos que podrían darle luces sobre la pertinencia de los proyectos y su contribución al desarrollo del país. En realidad con el Gobierno del Presidente Evo Morales se han desmantelado las instituciones, principalmente reemplazando a los funcionarios capaces con personal, cuyo único mérito ha sido adherirse al partido. En las decisiones sobre la ejecución de inversiones se ha obviado los procedimientos que señalan la Ley SAFCO y las normas del Sistema Nacional de Inversiones Públicas.

            Hemos perdido el mejor momento que tuvo el país en lo que se refiere a ingresos y el futuro se presenta sombrío para la economía. Se necesitará un gobierno que esté formado por un equipo grande de expertos, que tengan la capacidad de reconducir la economía. Se necesitará posiblemente de un gobierno de unidad nacional que disponga de los mejores hombres que tiene el país, dirigido por un ciudadano que sepa conducir al aparato de gobierno, más que por un caudillo que tenga arrastre popular.


Publicado por El Diario y correo electrónico en octubre de 2018

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