El Presidente Evo Morales es candidato en las próximas
elecciones para ejercer su cuarto mandato como presidente de Bolivia,
ejerciendo el derecho humano que tiene de ser candidato para ser reelegido
indefinidamente. Según las encuestas independientes, la intención de voto para
su candidatura está entre el 30 y 33 %, con 6 % por encima de Carlos Mesa el
siguiente candidato en la preferencia electoral. Según estas encuestas,
perdería en la segunda vuelta de las elecciones. En los últimos tiempos, tres
sucesos se han presentado que podrían hacer bajar su preferencia electoral, el
gran incendio en la Chiquitanía, del cual se culpa a su Gobierno haber sido el
causante y no haber sido capaz de controlarlo, de las revelaciones que se han
producido en Brasil de estar involucrado el presidente en operaciones ilegales
con la empresa OAS y el cabildo que se ha producido en la Ciudad de Santa Cruz,
con la asistencia de más de un millón de personas, que se ha mostrado
completamente contrario a su candidatura.
Con
estos sucesos, si se tratara de un viejo político boliviano, éste ya hubiera
renunciado a su candidatura. Incluso, con el referendo del 21 de febrero de
2016, debería haber aceptado la voluntad popular y retirarse de la contienda
electoral, para volver cuando los tiempos sean más propicios. Eso es lo que
hizo el expresidente Hugo Banzer, después de haber tenido una bonanza, ejercido
autoritariamente el gobierno, haber despilfarrado los recursos públicos, creado
elefantes blancos, haber endeudado al país y preparado el terreno para la
crisis económica que se produjo años después, volvió a la política, ganó dos
elecciones y fue presidente constitucional, derrocado únicamente por el cáncer.
No sé cómo
podría suceder un cuarto mandato del Presidente Evo Morales, pero usando mi
imaginación propongo un ejercicio de cómo sería su cuarto mandato. Comenzando
con el aspecto político, creo que enfrentará una grave crisis de
gobernabilidad. Es muy probable que ya no tenga los dos tercios de
representantes en las Asambleas de Senadores y Diputados y con ello ya no podrá
imponer sus políticas, como lo ha venido haciendo en sus últimos dos periodos.
Tendrá que gobernar con un parlamento fiscalizador y contrario a sus intereses.
Tendrá en contra por lo menos a tres departamentos: Santa Cruz, Potosí y Tarija
y a todas las ciudades capitales del país. No podrá presentarse en actos
públicos, aparte de los que organiza su Gobierno especialmente para él.
En el aspecto
económico se mantendrá el déficit fiscal por los cinco años del mandato. Los
ingresos seguirán bajando como consecuencia de la caída de la producción y
venta del gas. El subsidio del diésel y la gasolina seguirá erosionando el
erario fiscal. Los elefantes blancos y las empresas públicas no producirán
nuevos ingresos, más bien necesitarán de recursos públicos para funcionar. El
presidente seguirá con los enormes gastos que significan sus viajes en su avión
y helicóptero personales. Se mantendrán los excesivos gastos de la
administración central, que ha sido sobredimensionada en la gestión de gobierno
del presidente.
Según declaró el
Gobierno Municipal de La Paz, el servicio de buses pumakatari está
subvencionado, los ingresos que tiene por venta de pasajes apenas cubre el 40 %
de sus gastos de operación. No se sabe cuanta subvención recibe Mi Teleférico
para funcionar, ésta presumo que es cuantiosa, por lo bajo del pasaje y la poca
demanda de pasajeros que cubre. Unas cuatro o cinco líneas tienen afluencia de
pasajeros en ciertas horas, pero las demás se las ve circular con cabinas
vacías o muy pocos pasajeros.
Otra fuente del
déficit fiscal es la Empresa Minera Huanuni que opera con 3.000 trabajadores,
cuando podría hacerlo con 800. Los salarios que reciben estos trabajadores son
de más de 1.000 $US. Cuantas otras empresas públicas estarán en similar
situación, aunque no de la misma magnitud. Tenemos que preguntarnos si la
Planta de Urea de Bulo Bulo o el Ingenio Azucarero de San Buenaventura cubren
siquiera sus costos de producción y transporte.
El Gobierno ha
emprendido un ambicioso plan de inversiones en carreteras, financiado durante
varios años con recursos internos. Ahora que ya no dispone de estos recursos,
tiene que recurrir al endeudamiento, para continuar con los proyectos que se
encuentran en progreso.
El Presidente
Evo Morales sigue con su afán de crear elefantes blancos. Este es el caso de la
construcción de la planta de polipropileno que ha emprendido y que costará más
de 2.000 millones de $US. No se ha dado cuenta que se ha terminado la bonanza y
también que se está terminando el gas.
Otros temas de
la problemática económica son el déficit comercial y la disminución de las
reservas en moneda extranjera, que no se tocan en este artículo. Dentro del
tema del déficit fiscal, podemos decir que a nivel personal, de empresa o de
país, si gastas más de lo que ganas y además te prestas o recurres a tus
reservas para cubrir tus gastos, esto te conduce a la ruina. Un cuarto mandato
del Presidente Evo Morales, conducirá inevitablemente a la ruina de Bolivia.
Publicado por El Diario
y correo electrónico en septiembre de 2019.
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