I. Bolivia antes de la
revolución nacional
Desde su fundación en 1825
hasta 1880, Bolivia fue gobernada por caudillos que se disputaban el poder para
dominarlo, sin preocuparse de su desarrollo, ni siquiera de organizar al país y
crear instituciones. Las excepciones han sido Andrés de Santa Cruz, José
Ballivián y José María Linares. Los gobiernos se preocuparon muy poco del departamento
del Litoral, que fue ocupado por empresas y habitantes de Chile. Solamente
Aniceto Arce se preocupó de que el país tenga presencia en su territorio
marítimo, se propuso construir un ferrocarril que le uniera al resto del país.
El ferrocarril fue construido después que se perdió el territorio. El gobierno
de Hilarión Daza imprudentemente le dio el pretexto a Chile, con el impuesto de
10 centavos, para ocupar violentamente el departamento del Litoral. Bolivia no
estaba preparada para defender su territorio marítimo, hubiera sido mejor dejar
que Arce construyese el ferrocarril y empezar a sentar soberanía en el Litoral.
La guerra encontró a
Bolivia sin fuerzas armadas y con una economía incipiente basada en la minería,
que operaba según los métodos que se usaban en la colonia. Todavía no habían
llegado al país los adelantos que se habían producido con la revolución
industrial. La agricultura y la industria se encontraban sin desarrollarse. El
país carecía de medios de comunicación.
Un esfuerzo de progreso
fue realizado por Aniceto Arce con la organización de la empresa minera
Huanchaca, que él levantó desde una empresa minera deficitaria hasta
convertirla en una pujante empresa internacional, inicialmente yéndose a
trabajar a la mina, introduciendo maquinaria, mejores métodos de explotación,
contratando técnicos calificados (que necesariamente tenían que ser extranjeros)
consiguiendo capitales de inversión e introduciendo una administración
eficiente. La agricultura y la industria todavía no comenzaban a surgir. La
tierra pertenecían a las comunidades indígenas y a los propietarios de la clase
criolla. La producción agrícola a lo máximo era para la subsistencia y para
abastecer a las ciudades y a las minas. Aniceto Arce construyó el ferrocarril para
unir al Litoral perdido con el territorio nacional, sin que le cueste un
centavo al Gobierno Nacional. La línea de ferrocarril llegó hasta Huanchaca y
Oruro. Durante su Gobierno se construyeron caminos, telégrafo y otras obras de
infraestructura que no tenía el país. Se le considera como el “artífice de la
introducción de la revolución industrial en Bolivia”.
Recién después de la
derrota en la batalla de Tacna, el país comenzó a edificarse. De 1880 a 1920
los gobiernos fueron elegidos mediante elecciones, restringidas a una parte
pequeña de la población, pero mejor que el esquema de golpes de estado de los
caudillos. En este periodo gobernaron primero los conservadores y luego los
liberales. Se desarrollaron los tres poderes ejecutivo, legislativo y judicial,
se construyó la red de ferrocarriles en el altiplano con conexiones a las
ciudades de Cochabamba, Sucre y Potosí y se introdujeron otros adelantos que
produjo la revolución industrial.
En el norte, en el
territorio del Acre se produjo un nuevo intento de ocupación que fue controlado
pero que para evitar una confrontación con Brasil se tuvo que ceder territorio,
para conservar el que tiene el departamento de Pando, donde Nicolás Suárez
instaló una empresa explotadora de goma, que junto con la plata fue otro
producto de exportación y de ingresos para la economía boliviana.
Cuando la plata perdió su
importancia como producto de exportación, fue reemplazado por el estaño.
También el poder político se trasladó de Sucre a La Paz. Surgió Llallagua, como
centro de gravedad de la actividad minera, en reemplazo de Huanchaca. En esta
montaña surgieron tres empresas, una de ellas la empresa de Simón I. Patiño, quien
desde una sociedad con un propietario de una mina que no rendía, edificó una
empresa de alcance internacional. Patiño comenzó yendo a trabajar a la mina,
seguido de su esposa y con una administración eficiente, maquinaria adecuada y
métodos modernos de explotación, logró convertir a esa pequeña mina en una de
gran rentabilidad, gracias también al mineral de estaño de alta ley que
contenía. Para reducir los costos de transporte, Patiño hizo construir un
ferrocarril desde Uncía hasta Machacamarca, para unirse a la red nacional de
ferrocarriles.
Mediante golpe de estado
los republicanos tomaron el poder en 1920 y gobernaron hasta 1934, cuando el
presidente Salamanca fue derrocado en Villamontes, por los militares que
conducían la guerra. La guerra del Chaco, que se produjo entre 1931 y 1934,
significó un enorme esfuerzo que hizo el país, para combatir en una región
inhóspita y alejada de sus centros de población. De 1934 a 1952 el país fue
gobernado por los militares que fueron parte de los mandos de la guerra y por
un gobierno civil, hasta que se produjo la revolución nacional, cuando el
presidente Urriolagoitia desconoció la victoria del Movimiento Nacionalista Revolucionario
en las elecciones de 1951 y entregó el gobierno a un militar.
II La rosca y el super
estado
Todos los países vecinos,
desde su fundación hasta mediados del siglo XX, estaban gobernados por
oligarquías que eran productivas, de las que salían los gobiernos, pero la que
gobernaba Bolivia era parasitaria en su mayor parte. Los miembros de esta
oligarquía acaparaban la propiedad de la tierra y no se ocupaban de hacer de
sus propiedades unidades productivas. Se ocupaban, en su mayor parte, solamente
de usufructuar de la venta de los productos que obtenían del cultivo de sus
tierras. Ni siquiera cubrían el costo de la mano de obra que empleaban para la
producción agrícola.
Después del despojo de las
tierras de las comunidades indígenas, estas pasaron a la propiedad de
terratenientes, que eran trabajadas por los campesinos que habitaban sus
propiedades, en el Altiplano por los indígenas aimaras y en los valles y llanos
por los campesinos mestizos, de habla quechua en los departamentos de Cochabamba,
Chuquisaca y parte de Potosí. Ellos no recibían pago por el trabajo que
prestaban, en cambio recibían un pedazo de terreno para su propia subsistencia.
Además tenían la obligación de llevar la producción agrícola a la casa del
dueño en la ciudad y realizar trabajos en ella.
Después de los caudillos,
los presidentes, con excepción de Pacheco y Arce, salieron de la oligarquía
terrateniente, que los revolucionarios de abril de 1952 llamarón “rosca”. En
las ciudades estaban los comerciantes y los artesanos. Había empleados de los
ferrocarriles y de otros rubros como la imprenta. En los últimos 20 años se
desarrolló una industria ligera.
Antes de 1952 Bolivia era
un país eminentemente minero, su economía dependía de la minería, y en cierto
periodo de la goma, que tuvo su incidencia a comienzos del siglo XX. Primero
fue el ciclo de la plata que tuvo su auge con Aniceto Arce, que organizó una
empresa prospera y construyó el ferrocarril para la exportación de los
minerales por el océano Pacífico. Significó para Bolivia un impulso importante
para su desarrollo. Su mayor contribución, fue introducir los adelantos que
trajo la revolución industrial. Arce también trató de impulsar la agricultura y
la industria. Si bien no terminó pobre, gastó su fortuna para impulsar el
desarrollo de Bolivia.
Después de la plata vino
el ciclo del estaño. En éste, había en el país las tres minerías: grande,
mediana y chica. La minería grande estaba representada por Patiño, Hoschild y
Aramayo. El más grande de los tres era Patiño. De ser un empleado de una
empresa rescatadora de minerales, con trabajo duro convirtió a una mina de
estaño no rentable, en una empresa minera de alcance internacional, no
pertenecía a la clase social de la rosca. Hoschild era un inmigrante y Aramayo
pertenecía a una antigua familia minera. A los tres, especialmente a Patiño, se
les atribuyó el constituir un superestado y junto con la rosca o como parte de ella,
de oprimir al pueblo boliviano e impedir que Bolivia se desarrolle. Se decía
que los mineros trabajaban en sus minas en condiciones penosas y la mayor parte
del beneficio que obtenían de la explotación minera era para su propio lucro,
dejando muy poco para el país. Se llegó a afirmar que Patiño podía poner al
presidente que él quisiera. Lo cierto era que el estaño y la minería eran los
que sostenían la economía nacional y los gobiernos se sostenían con los
impuestos que pagaban, que no fueron exiguos, como se dijo para justificar la
nacionalización.
La carrera de Simón I.
Patiño es digna de admiración. Fue un empresario excepcional, que día a día
estaba concentrado en el manejo de sus empresas, cuidando los mínimos detalles
para que den los mejores resultados. Era un campeón del management. Se hizo
dueño de la montaña de Llallagua, comprando las minas de otros dos propietarios
y de la empresa chilena Compañía Estañífera de Llallagua, a través de la compra
de sus acciones en la bolsa de valores de Santiago. Estando consolidada su
empresa, Patiño se trasladó a Estados Unidos y Europa. Compró acciones de
fundiciones en Europa y de minas en Malasia y otros países. Fue un promotor del
Consejo Internacional del estaño para controlar los precios del estaño en el
mercado internacional. No intervino en la política nacional, solamente una vez,
en el gobierno de Saavedra, actuó como intercesor entre el gobierno y los
sectores políticos de oposición, para que actuaran en conjunto en bien del país,
pero resultó un fracaso por las posiciones intransigentes de los dos sectores.
El mejor hospital que
había en Bolivia estaba en Llallagua y los mejores nadadores del país eran de
Catavi, porque tenían una pileta atemperada. La empresa de Patiño proveía a sus
trabajadores de hospitales, escuelas y vivienda. Además disponían de pulpería,
donde podían comprar a precios rebajados artículos básicos para alimentación y
mercancías. Los primeros bolivianos que tuvieron beneficios sociales fueron los
trabajadores de las minas de Patiño. Tenían las ocho horas diarias de trabajo
de lunes a sábado, salario y sueldo sujeto a contrato, bonos de producción y
primas, pagos por sobretiempo, licencias, indemnización, desahucio y comenzaron
a tener las mutuales de ahorro. Para Patiño era muy importante que sus
trabajadores tuvieran las mejores condiciones de trabajo. Cuando ya no se
necesitaban las palliris, no las despidió, las siguió contratando para que
hicieran otros trabajos.
Simón I. Patiño incursionó
en la agricultura, la banca y la industria, inició la industria del vino y del
singani a través de la empresa SAGIC. Hizo posible que se concluyera la construcción
del ferrocarril Potosí – Sucre. Propuso construir un ferrocarril entre
Cochabamba y Chimoré, que el Congreso Nacional rechazó y después el Gobierno
rechazó igualmente su propuesta de construir una carretera. Jugó un papel
importante en la guerra con el Paraguay, al dar y conseguir créditos y con la
donación de dos aviones y un hospital. La guerra fue financiada por los tres
barones del estaño, con la entrega de divisas que el Gobierno después vendía a
precios más altos y con la otorgación de créditos.
III. Bolivia después de
la revolución nacional
Después de la revolución
nacional, en Bolivia se produjeron cambios trascendentales en su estructura
social y económica. El líder de la revolución, Víctor Paz Estenssoro, describió
estos cambios de la siguiente manera: “El 9 de abril de 1952, para decirlo en
una apretada síntesis, marca el comienzo de un proceso que se caracteriza por
la presencia de las grandes mayorías nacionales en el manejo de la cosa pública
y por las transformaciones profundas efectuadas para hacer de un país
semicolonial y de un pueblo oprimido, un ente nacional democrático y soberano.
El propósito cardinal de mi primer gobierno fue modificar, fundamentalmente, la
estructura económica y social con la liquidación del poder minero feudal
mediante la nacionalización de las minas y la reforma agraria, lo que permitió
una distribución más justa del ingreso nacional y la vigencia de un plan de
desarrollo y la diversificación de la economía”. Las otras medidas tomadas
fueron el voto universal, la reforma educativa, la creación de la legislación
del trabajo y del sistema de seguridad social.
En lo económico, se
impulsó el desarrollo de Santa Cruz y de los hidrocarburos con el
fortalecimiento de YPFB. Se construyó la planta hidroeléctrica de Corani y
otras de generación termoeléctrica. Se construyó el ingenio azucarero de
Guabira y el Hospital Obrero. Una medida transcendental fue la creación del
Servicio Nacional de Caminos, que permitió que el país dispusiera de una red de
carreteras.
Antes de la revolución
nacional, una gran parte de la población vivía en una especie de apartheid, no
participaba en el gobierno, el cual era dominado por la oligarquía de la rosca.
El voto universal dio carta de ciudadanía a toda la población y le dio el
derecho de elegir a sus gobernantes. Se instaló el sistema democrático, de
manera que la sociedad pudiera mediante elecciones elegir gobiernos, con la
participación de todos sus miembros, independientemente de su clase, raza,
religión, riqueza o grado de educación. Desde el punto de vista social fue un
gran avance para los bolivianos, pero también lo fue desde el punto de vista
económico. Permitió que todos los bolivianos puedan participar en el desarrollo
de la economía y esta tenga mayor cantidad de actores. La reforma educativa fue
fundamental para que la educación llegue a todos los bolivianos, aunque posteriormente
no se le haya dado la importancia que tiene, por la baja asignación de
presupuesto, infraestructura deficiente y descuido en la calidad, que prevalece
hasta nuestros días.
La reforma agraria fue una
medida trascendental para la economía, porque democratizó la propiedad de la
tierra. Con ella comenzó el desarrollo de la agricultura, la ganadería y la
agroindustria. Con la tierra que era acaparada por una minoría de propietarios que
no la trabajaban, el país disponía de producciones agrícolas marginales, el
país tenía que importar la mayor parte de sus alimentos. En el altiplano y en
los valles, las regiones más afectadas por el sistema feudal de propiedad de la
tierra, se inició una nueva era para la agricultura y la ganadería y con ello
un mejoramiento en la calidad de vida de sus habitantes. En el altiplano, con
las limitaciones de clima y suelos, comenzó a desarrollarse la agricultura de
los productos como la papa, cebada, quinua y en las zonas donde ésta no es
posible, la ganadería de camélidos. En los valles, con la restricción de
terrenos disponibles para la agricultura, se comenzó a desarrollar la
agricultura de los productos propios de esta región. Los valles de Cochabamba y
Tarija ofrecieron las mayores posibilidades para el desarrollo agrícola. En
Tarija se desarrolló la industria del vino y el singani. El desarrollo podría
haber sido mayor si se hubiera apoyado al sector con infraestructura
(especialmente de caminos), educación y fomento a la actividad.
La construcción de
ferrocarriles y carreteras es muy difícil en Bolivia, por el terreno montañoso
que tiene en el occidente y los caudalosos ríos que hay en el norte y oriente,
donde está el 70 % del territorio que tiene. Un obstáculo para el desarrollo
económico de Bolivia siempre ha sido la falta de una adecuada red de carreteras
y antes de 1952 el país no la tenía, el oriente y el norte estaban aislados del
resto del país. Santa Cruz tenía una precaria carretera y para conectarlo con
el resto del país e iniciar su desarrollo, era urgente construir una carretera
moderna. Esta se comenzó a construir en 1943 y fue inaugurada en 1954.
La carretera pavimentada
fue el punto de partida para el desarrollo de Santa Cruz, lo que se complementó
con la construcción de otras carreteras dentro del departamento. Hubo otros tres
factores que posibilitaron el desarrollo de lo que ahora es el principal polo
de desarrollo del país. Estos fueron el desarrollo de la producción de petróleo
y gas, el desarrollo de la agricultura y la construcción de los ferrocarriles de
conexión con Argentina y Brasil. Lo primero fue realizado por un nuevo
Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos y con la apertura que se dio a la
inversión extranjera. El desarrollo de la agricultura fue llevado a cabo por
emprendedores cruceños y otros llegados de los otros departamentos y también
por la llegada de inmigrantes japoneses, menonitas y del interior del país. La
llegada de gente decidida a trabajar, fue el fundamento para dar lugar al
departamento más pujante y populoso de Bolivia. Todo esto fue posible por los
extensos terrenos favorables para la agricultura que tiene Santa Cruz. Como
consecuencia se produjo después el desarrollo de la agroindustria.
IV. La nacionalización
de las minas
En las minas y
particularmente en las minas de Patiño, a partir de 1918 se produjeron paros y
huelgas por aumentos salariales y otras peticiones de los mineros. Con estos se
consiguió la jornada de trabajo de ocho horas y aumentos en los jornales. Simón
I. Patiño daba instrucciones de que se evitaran los conflictos sociales y se
atendieran las peticiones de los trabajadores en todo lo que fuera justo y
posible para la empresa. Se produjeron dos masacres, en Uncía durante el
gobierno de Bautista Saavedra y en Catavi durante el gobierno de Enrique
Peñaranda.
Después de la muerte de
Simón I. Patiño, las minas y en especial las de Llallagua, se convirtieron en
el campo de acción de los agitadores, que propiciaban la toma de las empresas. Los
administradores de la Patiño Mines ya no podían ejercer su autoridad e incluso
estaban amenazados por grupos armados, la empresa entró en el caos y ya no se
podían realizar las actividades normales. La situación en otros distritos
mineros era similar. La empresa de Patiño para restablecer la normalidad en las
actividades, propuso despedir a todo el personal pagándole indemnización y
desahucio y recontratar al 95 %. El plan, que estaba destinado a eliminar a los
subversores del orden, fue aceptado por los mineros y fue ejecutado por la
empresa.
Los líderes de los
movimientos subversivos en las minas de Patiño fueron Juan Lechín, secretario
ejecutivo permanente de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de
Bolivia (FSTMB) y Guillermo Lora, dirigente del Partido Obrero Revolucionario. Entre
febrero y mayo de 1949, se produjo en Llallagua un movimiento subversivo que
tuvo que ser controlado por el ejército y donde el personal superior de la
empresa fue maltratado y de estos fueron muertos extranjeros y bolivianos.
Después de estos sucesos, la situación de la Patiño Mines se volvió muy
difícil, su organización fue seriamente afectada y pocos técnicos y
administradores querían trabajar en la empresa. A ello se sumó el
empobrecimiento del contenido de estaño en el mineral extraído de la montaña.
Todavía más, el gobierno de Urriolagoitia decretó en agosto de 1950, la entrega
obligatoria del 100 % de las divisas a un precio fijado por el Gobierno. Con el
triunfo de la revolución nacional, como parte de un compromiso que hizo Víctor
Paz con Juan Lechín, se decretó la nacionalización de las minas el 31 de
octubre de 1952, algo que no lamentaron las empresas de Patiño,
Hochschild y Aramayo.
Para la administración de
las minas nacionalizadas se creó la Corporación Minera de Bolivia (COMIBOL). Como
primera medida de la nacionalización, se indemnizó y pagó beneficios sociales a
todos los trabajadores y se los volvió a recontratar, con la consiguiente
descapitalización de la empresa y la generación de inflación para el país. La
minería siguió siendo uno de los principales rubros de exportación hasta nuestros
días, la del estaño hasta 1980.
En la nueva administración
de las minas, el manejo de las empresas pasó de los administradores
profesionales a los políticos y sindicalistas. La disciplina laboral se relajó,
los mineros trabajaban como querían y no había sanciones para el incumplimiento
de sus deberes. Se produjo un aumento excesivo del personal, en especial del
exterior de las minas. Los dirigentes sindicales fueron declarados en comisión,
lo que les permitía ganar un salario sin trabajar, esta medida se extendió a
todos los sindicatos del país, la ocupación para ellos era el ocio y la
diversión. Los días trabajados en las minas se redujeron por las huelgas que
continuamente declaraban los sindicatos por cualquier motivo.
Las empresas de COMIBOL se
convirtieron en espacios de trabajo para los trabajadores afiliados a los
sindicatos y adherentes de los gobiernos de turno. No cumplían con su misión de
lograr un producto que tenga un beneficio mayor al costo de producirlo. No
hacían exploración ni desarrollo de nuevas minas y no implementaban nuevas
técnicas de explotación para mejorar la productividad. De 1961 a 1964 se ejecutó
un plan de rehabilitación de las empresas de COMIBOL, que no tuvo ningún
resultado. Las empresas acumularon en los años que operaron grandes pérdidas y
tuvieron déficits financieros, quizá con excepción de los años 70, cuando hubo
una fuerte alza del precio de los minerales.
Durante los gobiernos
militares la actividad sindical fue controlada, pero la estructura administrativa
continuó la misma, hasta que en el gobierno de Hugo Banzer Suárez los precios
de los minerales e hidrocarburos subieron fuertemente, lo que produjo una
bonanza que no tuvo ningún beneficio para el país. Durante el gobierno de la
UDP vino la crisis económica, en la cual la FSTMB tuvo un papel significativo
con las huelgas que promovió pidiendo incremento de salarios, que fueron el
principal alimento de la hiperinflación y que al último provocaron la caída del
gobierno. Con la caída de los precios internacionales del estaño, Víctor Paz
Estenssoro, el presidente que hizo la nacionalización de las minas, decretó en
1985 el cierre de las operaciones de las empresas de COMIBOL.
Evo Morales rehízo a la
COMIBOL, con la estatización de sus antiguas empresas y de otras privadas, con
pésimos resultados, la empresa de Huanuni trabaja a perdida, tiene trabajando a
4.000 empleados, la mayor parte ganando jugosos sueldos en el exterior de la
mina y sin trabajar y tiene un ingenio que no funciona. La fundición de Vinto
tiene una deuda de 80 millones de $US y tiene un horno sobredimensionado. Las
empresas Colquiri, Coro Coro, Empresa Boliviana del Oro, Karachipampa y Amayapampa
están en mala situación financiera.
V. La economía de
estado
El capitalismo nació con
la revolución industrial en el siglo XVIII, como un sistema económico más
avanzado que los sistemas económicos de la monarquía y del feudalismo. Se basa
en la propiedad privada de los medios de producción y en el capital como
generador de riqueza, que trabajan en un mercado donde tienen libertad de
producir y vender. Karl Marx y Friedrich Engels propusieron en el Manifiesto
Comunista (1848) un sistema opuesto, llamando a los proletarios a derrocar a
los capitalistas, abolir la propiedad privada y apoderarse de los medios de
producción y crear un sistema económico basado en el dominio de los medios de
producción por los trabajadores.
De este manifiesto emergieron
dos estados, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URRS) y la
República Popular de China, donde Stalin y Mao Zedong se propusieron crear
estados donde el capitalismo no tendría cabida. La eliminación del mercado y de
la propiedad privada significó la muerte por hambre de más de 20 millones de
soviéticos en la URRS y de más de 30 millones de chinos en la China de Mao.
Ambos experimentos fracasaron, la URRS se disolvió y Rusia adoptó el sistema
capitalista dominado por los oligarcas provenientes del régimen soviético y en
China a la muerte de Mao Zedong, Deng Xiaoping abrió el mercado a la iniciativa
privada, con el Partido Comunista Chino con el dominio del gobierno, lo que
permite un desarrollo sin límites al sistema capitalista, ya que no hay derecho
a la protesta para reclamar sobre condiciones de trabajo.
Si la revolución nacional
hubiera sido realizada por el Partido Obrero Revolucionario, Bolivia se hubiera
convertido en un estado de inspiración marxista, siguiendo la tesis de Pulacayo,
que propuso este partido para el nuevo régimen que regiría en Bolivia. Como el
Movimiento Nacionalista Revolucionario realizó la revolución nacional no aplicó
este modelo. Implementó un modelo de economía de mercado con fuerte presencia
del estado. De inicio, la nacionalización de las minas fue una medida para
asentar la presencia del estado en la economía. Además el estado se convirtió
en el propietario de las empresas más grandes del país como: Yacimientos
Petrolíferos Fiscales Bolivianos, Empresa Nacional de Ferrocarriles, Empresa
Nacional de Energía Eléctrica, Empresa Nacional de Telecomunicaciones, Lloyd
Aéreo Boliviano y otras más. En las empresas estatales tenía que haber control
obrero, a través de los sindicatos. El estado debería ejercer la planificación
central de la economía y fijar los precios de los productos en el mercado. El
desarrollo de la industria se propuso hacer a través de la Corporación
Boliviana de Fomento, que se fundó antes de la revolución.
Hay que hacer notar que no
existen economías de mercado puras, existen economías mixtas, porque el mercado
no puede proveer lo que las sociedades necesitan, además tiene que haber, para
la existencia de un país, un gobierno que dirija su vida social y económica. Los
países capitalistas tienen grandes economías estatales. La economía solamente
de Francia era tan grande como la que tenía la URSS, que era toda estatal.
Antes que llegue el neoliberalismo estos países tenían grandes empresas
públicas.
Los gobiernos militares profundizaron
la economía de estado, concordantes con el modelo que aplican los gobiernos
autoritarios. Durante el gobierno de Hugo Banzer Suarez se produjo una bonanza
por la subida de los precios del gas y los minerales, que el país no aprovechó.
La bonanza fue malgastada en edificios, proyectos mal diseñados o
sobredimensionados y elefantes blancos. Hubo un despilfarro de los recursos que
recibió el país y a pesar de los cuantiosos recursos que recibió, la deuda
externa creció desmesuradamente. Al término de los gobiernos militares la
economía nacional se encontraba en pésimas condiciones.
La lucha por la democracia
culminó con la posesión como presidente de uno de los líderes de la Revolución
Nacional, el Dr. Hernán Siles Suazo, candidato del frente político de la Unión
Democrática Popular (UDP) compuesto por partidos de izquierda. La economía que
recibió necesitaba de urgentes ajustes, que no los hizo. En cambio tomó medidas
que llevaron al país a una grave crisis económica. No pudo tomarlas porque tuvo
una fuerte oposición en el Parlamento, donde el MNR y ADN tenían mayoría y por
la acción de la Central Obrera Boliviana y la FSTMB, que en sus tres años de
gobierno, realizaron huelgas y paros pidiendo irreales aumentos de salarios,
que el Gobierno no podía dar y para lo cual tuvo que recurrir a la emisión
inorgánica de moneda. Como consecuencia se produjo la más elevada
hiperinflación de la historia del país.
El Gobierno de Siles no
pudo honrar la deuda externa, por la caída de las exportaciones. Como había
control de precios, la producción de alimentos y artículos básicos bajó, para
conseguir unas cuantas unidades de pan, había que levantarse muy temprano en la
mañana. La compra de dólares del Banco Central a un precio fijado por el
Gobierno se volvió una fuente de corrupción y de estafa, por los políticos que
podían adquirir dólares a precio rebajado y lo vendían en el mercado negro a
elevados precios y por personas que inventaban la adquisición de maquinaria del
exterior, para después vender los dólares en el mercado negro.
El Dr. Hernán Siles Suazo,
que respetó las libertades y los derechos de los ciudadanos y que quería
preservar el sistema democrático, renunció para dar lugar a que se hagan
elecciones y se elija un nuevo gobierno. Este fue el final de la economía de
estado que inauguró el Dr. Víctor Paz Estenssoro y que el mismo clausuró en
1985 con el decreto 21060. Evo Morales la reinstaló en 2006, para desperdiciar
la mayor bonanza económica que tuvo el país en toda su historia, en inversiones
improductivas, elefantes blancos, empresas estatales deficitarias, gastos
inútiles y corrupción, estableciendo el marco de la grave crisis económica que
se va a producir en el futuro próximo.
VI. La construcción de
la red vial
Antes de la revolución
nacional, Bolivia tenía una rudimentaria red vial compuesta por caminos hechos
a mano. La construcción de la red vial se hacía con la prestación vial, que era
la obligación que tenían todos los bolivianos varones de trabajar dos días al
año en los caminos. Los países vecinos tenían redes viales e instituciones
encargadas de la construcción y mantenimiento de sus carreteras, usando
maquinaria y métodos modernos. La construcción de la carretera Cochabamba –
Santa Cruz la hizo una empresa extranjera y en la década de los años 40, se
estaba construyendo la carretera Bermejo – Tarija, que tenía que extenderse
hasta Potosí, mediante un convenio con la República Argentina. Hasta la guerra
del Chaco Bolivia no tenía ingenieros de ninguna clase, la enseñanza de la
ingeniería comenzó en la Universidad Mayor de San Andrés en 1936 con la
creación del Instituto de Ciencias Básicas y la Escuela de Ingeniería Civil.
En 1955, durante el primer
Gobierno del Dr. Víctor Paz Estenssoro, el Gobierno de los Estados Unidos de
América otorgó a Bolivia una asistencia técnica y económica, mediante la cual
se creó el Servicio Cooperativo Boliviano Americano de Caminos (SCBAC). La
asistencia duró hasta 1964, cuando se creó el Servicio Nacional de Caminos
(SNC) que se hizo cargo de la construcción, mejoramiento, mantenimiento y
control de las carreteras del país.
La asistencia técnica
consistió en la donación de equipo de construcción y la asistencia para
edificar la capacidad del país para la construcción y mantenimiento de
carreteras, para lo cual vinieron ingenieros militares del Cuerpo de Ingenieros
del Ejército de los Estados Unidos y técnicos en mantenimiento de equipo pesado.
El SCBAC inició la
construcción de la red vial con el mejoramiento de los caminos existentes (con
el equipo de construcción donado) en el trazado y la sección transversal, la
construcción de obras de drenaje (alcantarillas y puentes) y la introducción de
las tareas de mantenimiento (también con equipo). Se crearon siete distritos
para atender los caminos de los departamentos que los tenían, Beni y Pando no
los tenían. De esta manera se logró la conexión expedita entre las siete
capitales de departamento. Los caminos mejorados con superficie de ripio,
permitieron la entrada de servicios regulares de buses. Bolivia ya disponía de
una red vial para impulsar su desarrollo económico y una institución (SNC) que
se encargue de ampliarla, mejorarla y mantenerla.
Durante cierto tiempo el
SNC fue una institución eficiente, porque tenía capacidad profesional, equipo
para realizar mejoramiento y mantenimiento y tenía recursos financieros. La
capacidad profesional se basaba en que permitía tener solamente funcionarios de
carrera y en su independencia del Gobierno Central. Esto le permitió contar con
personal experimentado y altamente calificado.
En este periodo, las
características de su organización fueron las siguientes:
·
Era
un organismo descentralizado, con autonomía técnico administrativa. Existía la
premisa de que la política debería estar fuera de la institución.
·
Existía
un sistema de promoción basado en la carrera profesional. Se accedía a los
puestos ejecutivos por méritos y experiencia.
·
Existía
una continua capacitación del personal.
·
Se
discutía permanentemente los problemas de las carreteras, a través de
congresos, seminarios o encuentros de jefes y profesionales.
·
Se
premiaba la eficiencia. Cada año se distinguía al distrito que mejor tenía sus
carreteras.
Gradualmente su eficiencia
fue disminuyendo, primero porque la red a atenderse fue aumentando, el equipo
comenzó a disminuir por falta de renovación y los recursos financieros se
hicieron insuficientes para atender la gran cantidad de kilómetros que tenía a
su cargo. La capacidad profesional se mantuvo durante un cierto tiempo, porque
se respetaba la carrera profesional, al menos hasta el cargo de subdirector,
pero al final la política entró de lleno en la institución. El mantenimiento y
el mejoramiento comenzaron a perder importancia, frente a los proyectos de
construcción de carreteras, en los cuales estaban más interesados los gobiernos
de turno.
Por la Ley de
Participación Popular de 1995, los caminos vecinales pasaron a la jurisdicción
de los municipios. En 1996, el SNC se dividió en nueve servicios
departamentales, cada uno encargado de la construcción y mantenimiento de las
carreteras de su departamento. En 1997, se encargó la red fundamental al SNC,
dejando a los servicios departamentales, la administración de las carreteras de
su departamento.
En 2007 el Servicio
Nacional de Caminos se convirtió en la Administradora Boliviana de Carreteras
(ABC). Con el SNC, la construcción de carreteras se hacía con crédito externo
en 80 % y recursos internos 20 %, el país no disponía de recursos para
construir carreteras. Con la bonanza que se produjo en el tiempo de la ABC, el
país dispuso de cuantiosos recursos para construir la red vial que tanto
necesita Bolivia para impulsar su desarrollo. La ABC emprendió un ambicioso
plan para pavimentar la red fundamental. Gastó 11.000 millones de $US y al presente
todavía tenemos una precaria red vial. Los recursos se despilfarraron en
proyectos sobredimensionados sin justificación ni técnica ni económica, con
empresas que se contrataban sin licitaciones y con la modalidad de llave mano,
las cuales realizaban obras mal ejecutadas, no cumplían con los términos de
contrato o abandonaban las obras. La ABC se olvidó del mantenimiento, por lo
que la red vial está en pésimas condiciones. El gobierno del MAS no se ocupó de
las carreteras de las redes departamental y municipal, que son importantes para
el desarrollo de la economía.