martes, 14 de junio de 2022

Mis recuerdos del Gral. Ing. José Antonio Zelaya

 

Conocí a José Antonio Zelaya en la Facultad de Ingeniería Civil de la Universidad Mayor de San Andrés, institución donde comenzó la enseñanza de la ingeniería civil en Bolivia. Era catedrático de Geodesia. El decano era el Ing. Hugo Mancilla, gran maestro de varias generaciones de ingenieros civiles.

En los años 60 no había GPS, entonces la medición geográfica era muy difícil y la geodesia era una materia árida, pero el catedrático Zelaya hacía que sus clases sean muy amenas, porque era un excelente expositor. Además estaba encargado del laboratorio de física cósmica, que estaba ubicado en la montaña de Chacaltaya. Tenía que ir continuamente a revisar y registrar la información que obtenían del cosmos los instrumentos instalados en aquél, lo hacía en su vehículo land rover. Para estos viajes nos invitaba a los alumnos, a mí me tocó ir varias veces. En esos años la montaña de Chacaltaya tenía nieve y tenía una pista de sky. Con unas bolsas de tela fuerte que tenía, podíamos deslizarnos por la pista, lo cual nos divertía mucho.

Para cada curso organizaba una velada en la cabaña que había en Chacaltaya. Nunca olvidaré la que me tocó vivir, salimos en la noche a ver el cielo estrellado que mostraba una belleza grandiosa, que hacía alabar la creación de Dios. Con la exposición de José Antonio sobre lo que es el universo, compuesto de nuestra galaxia y de miles de millones de galaxias, quedamos extasiados ante tanta belleza. En la mañana, el espectáculo del paisaje era también hermoso, con la vista de los valles y las otras montañas. Vimos un espectáculo que solamente la montaña y ese tiempo podía ofrecer. Siempre se ve a los aviones arriba en el cielo encima del horizonte, pero esta vez vimos un avión volando abajo en el valle de Zongo, era de los aviones a hélice que iban a Alto Beni o al Beni y que tenían que usar al valle como una pista de transporte. Realizaban viajes muy peligrosos y a menudo terminaban estrellados.

Después de egresar de la Facultad de Ingeniería Civil, fui asignado a la Escuela Militar de Ingeniería (EMI), para cumplir con mi postergado servicio militar. El comandante de esta unidad militar era el Cnel. José Antonio Zelaya. En 1971, la EMI formaba solamente ingenieros militares. Mi actividad en la EMI consistía principalmente en colaborar en la enseñanza de la ingeniería, se me asignaron dos materias. Como parte de mi instrucción militar asistía todas las mañanas a la instrucción de la tropa de soldados que tenía la EMI y en ocasiones los oficiales estudiantes complementaban esa instrucción en sesiones especiales. El comandante Zelaya también me asignó la tarea de impartir clases de matemáticas y algebra a los suboficiales que cumplían sus funciones militares en la EMI. Sobre todo, participaba de todas las actividades de la EMI. Tenía que estar presente en los partes de los días lunes. En una sola ocasión tuve un castigo y estuve detenido por 24 horas en las instalaciones de la EMI. Obtuve el grado de subteniente de reserva. Disfruté de la camaradería con los oficiales estudiantes y en particular hice amistad con dos tenientes, que lastimosamente fallecieron a los pocos años de amistad.

La gran aventura que viví con José Antonio Zelaya fue la expedición que organizó para ir caminando hasta Caranavi por el valle de Zongo. Partimos de la Central Hidroeléctrica de la Bolivian Power. Al comienzo encontramos sendas donde la columna podía desplazarse, pero estas ya no las pudimos encontrar. El terreno se volvió escarpado y boscoso. Yo iba junto al comandante, presidiendo a la columna compuesta por toda la EMI. El avance se tornó muy dificultoso por la ladera boscosa, hasta que después de avanzar muy poco durante el día, se vino la noche. El comandante decidió que bajáramos hasta el río. Bajando nos dimos cuenta que estábamos en un cañón cerrado sin playa para acampar. Quedamos colgados en la ladera vertical. Se avisó al resto de la columna de la situación. Por suerte, estaba con nosotros un oficial especialista en montaña, que tendió una cuerda por la que pudimos subir hasta un lugar más seguro. Pasar la noche en ese lugar seguía siendo peligroso, te podías dormir y caer al río que se llamaba Cielo hawira, así que se decidió volver al lugar de donde partimos, que nos tomó gran parte de la noche. Fue difícil encontrar el camino, hasta que pudimos dormir con seguridad en la playa de donde partimos.

Después de terminada su carrera militar, compartí una estrecha amistad con el Gral. José Antonio Zelaya y su esposa Lucero, a través del Club de Tenis La Paz y de la íntima amistad que tengo con sus hijos Carmiña, Teresa, José Antonio y Oscar y su yerno Armando Villegas. En el Club de Tenis, compartimos por lo menos una charla y ocasionalmente juegos de tenis y reuniones. José Antonio fue el comandante del grupo de viejos jugadores de tenis que se llamaban Jurassic Park. A través de sus hijos, especialmente de Carmiña, estuvimos con mi esposa en contacto permanente con José Antonio y su esposa y compartiendo con ellos en reuniones y festejos.

Durante su vida fue ministro de minería y embajador, personas que trabajaron con él cuando fue ministro enviaron cartas de condolencia. Fue miembro de la Academia de Ciencias de Bolivia, de la agrupación Amautas y del Rotary Club de La Paz. Su vida estuvo dedicada al servicio de su patria y al servicio de los demás, con sencillez y humildad. Hasta pronto querido maestro, comandante y amigo.

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