Ante la noticia de un
corredor bioceánico carretero que uniría los océanos Pacífico y Atlántico a
través de Chile, Argentina, Paraguay y Brasil, excluyendo a Bolivia, ha
encendido la alarma de que esa exclusión significaría para el país una pérdida
de oportunidad de desarrollo y de ser el “eje económico Pacífico – Atlántico”.
No se toma en cuenta de
que ya existe, desde hace más de una década, un corredor bioceánico carretero
que pasa por Bolivia, que une el puerto de Santos en Brasil con el puerto de
Arica en Chile o con Matarani en Perú, a través de la carretera pavimentada que
une a Puerto Suárez en la frontera con Brasil con Santa Cruz, Cochabamba y
Tambo Quemado en la frontera con Chile o Desaguadero en la frontera con Perú.
Sencillamente no ha pasado
nada. No se produjo el flujo de camiones esperado llevando carga de exportación
brasileña de estados brasileños limítrofes con Bolivia a los puertos del
Pacífico, para ser llevada por mar a mercados del Asia. Esto en el supuesto de
que se tendrían menores costos de transporte, en comparación con los costos de
transportar esa carga por barcos marítimos, que tienen que hacer un largo
recorrido por el canal de Panamá o por el estrecho de Magallanes.
Desde hace muchos años,
las exportaciones de soya y sus productos que se producen en el departamento de
Santa Cruz, se llevan a Colombia por el largo recorrido de navegar por el río
Paraguay – Paraná para llevarlas a puertos de su desembocadura, donde se
trasladan a barcos marítimos que las llevan a su destino final. No son
transportadas por carretera al puerto de Arica y de allí por mar hasta Colombia,
donde se tendrían menores distancias de transporte.
Esto sucede porque los
costos de transporte por carretera son mucho más altos que los costos de
transporte por río y mar. El transporte acuático es el modo de transporte más
barato que existe, esto principalmente por las economías de escala que tiene.
No existe ningún ahorro en costos de transporte, llevando las mercancías del
este de Bolivia y el oeste del Brasil a puertos del Pacífico, para evitar el
largo recorrido que hacen los barcos yendo ya sea por el canal de Panamá o por
el estrecho de Magallanes.
Otro aspecto que hay que
considerar son las tarifas marítimas. Por la naturaleza de la industria del
transporte marítimo, éstas difieren poco para los embarques que se hacen, por
ejemplo, desde el Lejano Oriente hasta puertos de América del Sur. Las tarifas
pueden diferir muy poco para carga que se transporta desde el Japón hasta Arica
en el Pacífico o hasta Santos en el Atlántico. Incluso puede resultar más
barato por Santos. Hay que considerar también que para el Brasil su principal
mercado es Europa, a donde se dirigen mayormente sus exportaciones.
Evo Morales, durante su
gobierno, propuso implementar un corredor bioceánico ferroviario que una el
puerto brasileño de Santos con el puerto peruano de Ilo, pasando por territorio
boliviano. El costo estimado de completar los enlaces ferroviarios en Bolivia era
de más de 10.000 millones de $US. Los costos por transporte acuático (fluvial y
marítimo) son mucho menores que los costos por transporte ferroviario, por eso
es que la soya y sus productos son exportados por el río Paraguay – Paraná y no
son transportadas por ferrocarril hasta el puerto de Santos.
La implementación de
corredores bioceánicos ha dominado la política de transportes del país de los
últimos 40 años, siendo que no tiene ningún fundamento ni técnico ni económico.
Más importante es disponer de un sistema de transportes que apoye el desarrollo
de la economía. Uno de los principales escollos para este fin, es la pésima red
de carreteras que se tiene, donde se han desperdiciado 11.000 millones de $US
en malos proyectos, se ha descuidado el mantenimiento y se ha desatendido a las
carreteras de las redes departamental y municipal.
Los bloqueos en las
carreteras, que se han institucionalizado en el país, penalizan al comercio
internacional ocasionándole pérdidas económicas y sobre todo ocasionan daños a
la economía nacional. No tiene ningún efecto en el transporte regional. Las
relaciones comerciales entre los países sudamericanos están establecidas a
través de los modos de transporte de que disponen entre ellas y en especial del
transporte marítimo. Bolivia juega un papel marginal en ellas. A Bolivia le
interesa más tener sus conexiones internacionales expeditas con los países
vecinos, para beneficio de su propia economía.
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