lunes, 18 de octubre de 2021

Las dos guerras que cambiaron a Bolivia

 

Don Roberto Querejazu Calvo ha dejado dos magistrales libros sobre las dos guerras que tuvo Bolivia en el pasado, analizando las causas que las ocasionaron, como se desarrollaron y los resultados que tuvieron, con objetivismo, veracidad e imparcialidad. Después de las dos guerras, Bolivia tomó conciencia de las falencias que tenía como país y se produjeron cambios a los que el país estaba obligado a hacer.

 

I. La Guerra del Pacífico

 

Bolivia se fundó sobre el territorio que era de la Audiencia de Charcas. Con la fundación de los países limítrofes, se tenía que definir los límites geográficos de la nueva república. Con Perú y Argentina no hubo mayores problemas, con la última se tuvo la incorporación de Tarija, por decisión de sus habitantes. Con los que hubo, fue con Chile, Brasil y Paraguay, con los que se tuvo conflictos bélicos. El primero fue con Chile por los límites del Departamento del Litoral, que derivó en una guerra y en la perdida de ese territorio, convirtiendo a Bolivia en un país enclaustrado, sin acceso al Océano Pacifico.

 

La cuestión de límites entre Chile y Bolivia se suscitó entre los paralelos 23 y 25. En el tratado de 1866 se definió que la línea de demarcación sería el paralelo 24, entre los paralelos 23 y 25 los dos países se repartirían por la mitad los productos del guano que existía entre esos paralelos, como también los derechos de exportación sobre los minerales extraídos. Entre los paralelos 23 y 24 estaba el puerto de Mejillones, donde se descubrieron grandes depósitos de guano y se encontraba el asiento minero de Caracoles. En ese año Chile entró en guerra con España, el gobierno de Mariano Melgarejo se unió a Chile como su aliado, en retribución a ese gesto, el Gobierno de Chile ofreció al gobierno de Bolivia firmar un tratado de límites definitivo. Bolivia a través de su canciller Mariano Donato Muñoz “no queriendo quedar a menor altura de sentimientos, declaró que eso podía aplazarse”. El 22 de octubre de 1868, Melgarejo fundó Antofagasta, que se convirtió en el principal puerto del Departamento del Litoral.

 

El tratado de límites de 1874 ratificó al paralelo 24 como el límite entre las repúblicas y la partición de los depósitos de guano entre los paralelos 23 y 24. En el artículo 4 se especificaba que los derechos de exportación no excederían la cuota que se cobraba sobre minerales explotados en la zona y “las personas, industrias y capitales chilenos no quedarán sujetos a más contribuciones de cualquier clase que las que al presente existen”.

 

El detonante para que Chile iniciara la guerra del Pacífico ocupando Antofagasta, fue el impuesto de 10 centavos en quintal de salitre exportado, que la Asamblea Nacional de Bolivia impuso a la Compañía de Salitres y Ferrocarril de Antofagasta. Chile consideró que esta medida daría por anulado el tratado de 1874. El gobierno de Daza no hizo caso de la amenaza e impartió instrucciones al prefecto de Antofagasta para cobrar el impuesto. El cobro no se hizo efectivo y el prefecto inició juicio coactivo para ir al embargo y remate de los bienes de la Compañía de Salitres. El embargo no pudo concretarse y ante el conflicto que se había suscitado, el gobierno de Bolivia rescindió el contrato con dicha compañía, para hacer desaparecer el cobro del impuesto. El incidente terminó con la toma de Antofagasta por las tropas chilenas, que llevaba el blindado Blanco Escalada atracado en el puerto y se inició la guerra del Pacífico.

 

La decisión de la Asamblea Nacional de Bolivia de imponer el impuesto y la instrucción de proceder al cobro del mismo, que fue asumida por el presidente Hilarión Daza, fueron dos decisiones inconvenientes para Bolivia, teniendo en cuenta la situación en que se encontraba. En primer lugar, no tenía fuerzas armadas, ni los medios para sostener una guerra contra un país mucho más fuerte en todos los aspectos. Chile era un país organizado, que tenía gobiernos democráticos, una economía basada en el mercado y en los avances de la revolución industrial y unas fuerzas armadas bien equipadas, que estaban listas para sostener una potencial guerra con Argentina. Tuvo a Andrés Bello, prócer de la educación en Latinoamérica.

 

Bolivia por el contrario estaba en un lamentable estado de atraso, provocado por los caudillos que se disputaban el gobierno para disfrutar de sus granjerías, sin ocuparse de organizar al país, sin establecer los fundamentos para que el país iniciara un sendero de desarrollo. El desastre que provocó la guerra del Pacífico hizo tomar al país conciencia de que tenía que cambiar.

 

Después de la derrota en la batalla de Tacna, lo que se podía salvar del ejército boliviano al mando de Narciso Campero, se retiró precipitadamente a la ciudad de La Paz. En seguida se reunió una convención que eligió a Campero como presidente provisional que llamó a elecciones, para que Bolivia pueda contar con gobiernos que tuvieran la tarea de organizar la república y construir la economía que necesitaba para ser un país real.

 

II. La guerra del Chaco

 

El siguiente conflicto de límites que tuvo Bolivia fue en su frontera norte en el territorio del Acre, donde se produjeron dos movimientos secesionistas, que en los hechos fueron controlados, pero que la intervención del Brasil determinó que Bolivia tuviera una nueva perdida territorial. El primer movimiento secesionista fue derrotado por tres expediciones enviadas desde La Paz y el segundo fue controlado por la expedición que hizo el presidente Pando y por Nicolás Suárez, que con la columna Porvenir, organizada y financiada por él, derrotó a los secesionistas en Bahía (hoy Cobija). Un factor clave para que Bolivia tenga ahora el departamento de Pando, fue la presencia de la empresa de explotación de goma que instaló Nicolás Suárez, que permitió que Bolivia tuviera una ocupación efectiva de parte del territorio del Acre. Mediante el tratado de Petrópolis Bolivia tuvo que ceder a Brasil 190.000 Km2 de ese territorio, a cambio de una compensación pecuniaria de 2.000.000 de libras esterlinas y la construcción de un ferrocarril para salvar las cachuelas del rio Madera.

 

A principios del siglo XX solo faltaba definir los límites con la República del Paraguay en la región del Chaco. Bolivia reclamaba el territorio del Chaco, porque había pertenecido a la Audiencia de Charcas y el Paraguay por considerar que era una continuación de su territorio. Ya desde finales del siglo XIX hubo entre los dos países intentos de firmar tratados para fijar los límites. Por estar cerca del Chaco, Paraguay se adelantó en establecer fortines militares, lo que obligó a Bolivia a instalar los suyos, muy alejados de sus centros poblados y faltos de medios de comunicación. Los primeros incidentes se presentaron durante el gobierno de Hernando Siles, pero se resolvieron por los medios diplomáticos. Fue durante el gobierno de Daniel Salamanca que estalló la guerra por la disputa de una laguna en el centro del Chaco, que duró de 1932 a 1935.

 

Frente a la guerra que el país tenía que enfrentar, su economía estaba en bancarrota. El gobierno de Salamanca tuvo que recurrir a préstamos de los empresarios mineros, principalmente de Simón I. Patiño (que también hizo donaciones y asumió préstamos en el exterior) y a obligar a estos a entregar parte de sus ingresos en moneda extranjera a un precio bajo y a venderlos a un precio superior en el mercado interno. Lo que obtenía con estos ingresos no bastaban para solventar lo que era necesario para enfrentar al enemigo.

 

La mayoría de la población boliviana estaba concentrada en el Altiplano y los Valles, por lo que la movilización de las tropas tardaba un promedio de 14 días para llegar al campo de combate. Paraguay necesitaba solo de tres días para que sus tropas estuvieran listas para entrar en combate. Con excepción de cruceños y benianos, los soldados bolivianos provenían de regiones de clima seco y poco caluroso y de escaza vegetación. Tenían que combatir en un medio totalmente diferente, en un terreno boscoso y en un clima muy caluroso, tenían poca resistencia a la sed. En cambio, los soldados paraguayos combatían en el mismo medio en que vivían, estaban habituados al calor y a la selva, “se desplazaban con rapidez y habilidad felinas” en los campos de batalla.

 

La conducción de la guerra no fue la más acertada. Estuvo a cargo del presidente Salamanca, el militar alemán Hans Kundt y los militares que estaban en el campo de batalla. Entre el presidente y los jefes militares no había confianza, acuerdo, ni simpatía, lo cual fue un factor negativo en la conducción de la guerra. El Gral. Kundt fracasó como comandante, no ganó una sola batalla. 250.000 soldados fueron movilizados, de los cuales 50.000 dejaron sus huesos en el Chaco y 25.000 fueron tomados prisioneros. Oficiales y soldados sufrieron en el “infierno verde” de toda clase de vicisitudes, en especial de la sed. Tuvieron que combatir con muchas falencias, pero demostraron mucho valor.

 

Después de una serie de contrastes, con unas cuantas victorias del ejército boliviano, el ejército paraguayo logró llegar hasta las faldas de la cordillera de Los Andes y capturar poblaciones cruceñas. Con las montañas a su espalda, los combatientes bolivianos detuvieron el avance paraguayo y lo hicieron retroceder. Pero la intervención de la diplomacia internacional y el agotamiento de los dos países, hizo que se declarará el alto del fuego y se iniciaran conversaciones para fijar los límites territoriales, en base a las posiciones de los ejércitos en contienda. En ese momento Bolivia estaba en mejor situación que Paraguay, cuyo ejército, estaba alejado de sus bases de abastecimiento y los bolivianos ya sabían combatir en el Chaco. El Paraguay había tomado la mayor parte del territorio del Chaco, donde actualmente vive el 2 % de su población.

 

En el Chaco se encontraron los bolivianos blancos, mestizos e indios, de las ciudades y del campo y de todas las clases sociales, como dijo don Walter Guevara Arze “los bolivianos se conocieron en el Chaco”. El desastre de la guerra y los sufrimientos de los combatientes, en su inmensa mayoría de los que sufrían la opresión del sistema feudalista y oligárquico que imperaba en Bolivia desde su fundación, hizo tomar conciencia de que Bolivia tenía que cambiar. Fue el inicio de un proceso que culminó con la Revolución Nacional de 9 de abril de 1952, que destruyó el viejo régimen y creó una nueva Bolivia y un periodo nuevo de desarrollo social, político y económico.

No hay comentarios:

Publicar un comentario