lunes, 23 de marzo de 2020

DESPILFARRO EN LAS CARRETERAS


Después de la crisis económica de la primera mitad de los años 80, a partir de 1986 se inició un proceso sostenido de construcción de carreteras pavimentadas, que se ha intensificado a partir de 2006, año en que Bolivia comenzó a recibir cuantiosos ingresos por concepto de las exportaciones de gas y minerales. Esto se tradujo en el incremento de los presupuestos de inversión pública. En el periodo 2006 – 2015 se ejecutó 25.700 millones de $US de inversión pública, 5,7 veces más de lo que se dispuso en el periodo 1996 – 2005, que fue de 4.500 millones de $US. Una tercera parte de estos presupuestos se destinaron a transportes, principalmente a carreteras. En el periodo 2006 – 2015 la inversión pública se financió en su mayor parte con recursos internos, en contraste con el periodo 1996 – 2005, cuando la inversión pública se financió mayormente con recursos externos.

El periodo 2006 – 2015 es el periodo de la Administración Boliviana de Carreteras. En este periodo ejecutó 4.563 millones de $US, 3,7 veces más que el SNC en el periodo 1996 – 2005 (1.223 millones de $US). Las Gobernaciones realizaron proyectos de construcción de carreteras, pero de una magnitud mucho menor que la ABC. La inversión pública en carreteras llegó a los Municipios en proporciones exiguas.

La Administradora Boliviana de Carreteras está ejecutando un programa de inversión en la construcción de carreteras por 4.586 millones de $US, de estos 3.483 millones de $US son para la construcción de carreteras de dos carriles (uno de ida y otro de vuelta) y 1.103 millones de $US para la construcción de dobles vías (dos carriles de ida y dos de vuelta).

Los proyectos de construcción de carreteras de dos carriles no han tenido estudios de factibilidad que justifiquen la inversión que se está haciendo en ellos. Esto tiene que ver con las características técnicas de las carreteras, las cuales determinan los costos de construcción. La variable crítica para la justificación económica de éstos es el tráfico. Elevados volúmenes de tráfico justifican altos costos de construcción, lo que quiere decir elevadas características técnicas.

Los tráficos que llevan las carreteras no pavimentadas de Bolivia son bajos (menores a 300 vehículos por día) y no se puede justificar proyectos que signifiquen fuertes inversiones. Destinar muchos recursos a la construcción de carreteras de elevadas características técnicas y por consiguiente caras, significa desperdiciar valiosos recursos que podrían destinarse a otros proyectos, que si producen beneficios para la economía del país, tanto en el sector transportes como en otros sectores. Por otro lado, haciendo la inversión apropiada (desde el punto de vista económico) en un tramo de carretera, se puede cubrir mayor cantidad de kilómetros.

Los beneficios que proveen los proyectos carreteros son principalmente ahorros en costos de operación de vehículos, cuando estos son mayores que los costos de construcción y mantenimiento significa un uso eficiente de los escasos recursos que dispone el país y un estímulo a su economía. Desde este punto de vista, los proyectos de construcción de carreteras de dos carriles del programa de inversión de la ABC llevan al despilfarro de los enormes recursos que produjo la bonanza de los precios del gas y los minerales.

Una carretera de dos vías con dos carriles de ida y dos carriles de vuelta se justifica cuando el tráfico que circula por la carretera crece hasta alcanzar volúmenes que sobrepasan la capacidad de la misma, produciéndose congestión. Quizá en tramos cortos próximos a las ciudades de Santa Cruz, Cochabamba y La Paz se justifique la construcción de dobles vías, en los demás tramos de carreteras no se justifica. Cuando la carretera ha alcanzado un tráfico de 40.000 vehículos por día, recién se justifica construir una doble vía, de lo contrario es un gasto superfluo. Bajo este punto de vista, el programa de construcción de dobles vías que está llevando a cabo la ABC constituye un desperdicio de los escasos recursos que tiene el país.

Bolivia tiene una gran cantidad de kilómetros de carreteras sin pavimentar, donde se puede realizar proyectos de mejoramiento con superficies de tierra, ripio y pavimentos de asfalto livianos, que producirían un aumento en la producción. Las carreteras de la red departamental tienen muy poca intervención y las carreteras municipales (de los pobres), están prácticamente olvidadas. Los recursos que se están destinando a las carreteras pavimentadas y dobles vías del programa de inversión de la ABC, tendrían un mejor retorno si se realizaran este tipo de proyectos en toda la red de carreteras, lo cual tendría un mayor impacto en el incremento de la producción agrícola e industrial.

El programa de inversión pública en la construcción de carreteras en la red fundamental se encuentra en progreso. Parte de esta inversión ya ha sido ejecutada y otra parte todavía queda por ejecutar. En alguna medida, la reducción de ingresos por concepto de venta del gas en el mercado internacional afectará la ejecución del programa. Lo más negativo sería que la ABC no pueda cumplir con los contratos que tiene con las empresas contratistas de los proyectos y queden muchos proyectos inconclusos.

            Los proyectos del programa de inversión de la ABC no han seguido las normas de los sistemas de inversión pública y de administración de bienes y servicios. No han salido de un proceso de selección según criterios económicos, financieros y de ingeniería. Los proyectos se han elegido según el libre albedrío del Presidente o de los funcionarios que ponían a su consideración los proyectos para su aprobación.

La Administradora Boliviana de Carreteras ha obviado la realización de los estudios de factibilidad en sus proyectos de construcción de carreteras, violando una de las normas del Sistema Nacional de Inversión Pública, que especifica que un proyecto de inversión pública “debe contar con los estudios y evaluaciones que recomienden la asignación de recursos al proyecto, de acuerdo a los criterios de rentabilidad socioeconómica establecidos por el Órgano Rector” Por lo que su programa no tiene justificación económica.

La contratación de las empresas constructoras de las carreteras se ha hecho con procedimientos que no han seguido las normas del Sistema de Administración de Bienes y Servicios. No se han hecho licitaciones públicas y las adjudicaciones a las empresas constructoras se han hecho de manera arbitraria y en muchos casos se ha seguido la modalidad de contratación “llave en mano” donde el contratista realiza el diseño y la construcción de la carretera y puede cobrar lo que quiere.

Estos procedimientos han eliminado la transparencia en la ejecución de los proyectos carreteros. A ello hay que agregar la falta de control de parte de la Contraloría, que nunca se ha pronunciado por la clara infracción que la Administración Boliviana de Carreteras hace de las normas legales vigentes. Ya no se puede aplicar la norma fundamental de la Ley SAFCO de que “todo servidor público, sin distinción de jerarquía, asuma plena responsabilidad por sus actos, midiendo cuenta documentada y transparente, no solo de los recursos que le fueron confiados, sino también de la forma y resultado de su aplicación”.

La ABC ha contratado mayormente a empresas extranjeras, en ciertos casos a empresas que nunca habían construido una carretera y que para cumplir con el contrato tenían que recién conformar el plantel de ingenieros, con personal externo que no pertenecía a la empresa. Incluso empresas que no disponían del equipo para construir la carretera.

            La Administradora Boliviana de Carreteras ejecuta un programa de construcción de puentes por una inversión de 161 millones de $US. Incluye tres puentes de grandes luces, el puente Banegas sobre el río Grande y los puentes El Sena y Gonzalo Moreno sobre el río Madre de Dios. Estos dos últimos puentes se construirán en carreteras que ahora no están pavimentadas y que tienen poco tráfico, que no justifican tan grandes inversiones.

El Gobierno del presidente Evo Morales ha anunciado que el Gobierno de China le concederá un crédito por 7.500 millones de $US, dentro del cual se financiará tres mega carreteras, una que conectará a La Paz con Cobija a través de una carretera que se construirá por territorio montañoso y selvático del oeste del país, otra que unirá Trinidad con Guayamerín y la tercera las localidades de Santa Rosa de la Roca con Puerto Villazón en el Este del país. Este crédito resultará oneroso para el país, porque se tiene que emplear insumos chinos y empresas chinas. Por otro lado, las empresas chinas estarán a cargo del diseño, construcción y puesta en marcha de los proyectos, lo que les permitirá poner el precio que más les convenga. Estos proyectos no tienen fundamento ni técnico ni económico y se refieren a carreteras que se construirán por regiones despobladas en dos casos, para un tráfico inexistente y en uno para servir a un modesto tráfico.

La inversión que está haciendo la Administradora Boliviana de Carreteras en la construcción de carreteras puede llegar hasta 2019 a los 6.000 o 7.000 millones de $US, pero ¿con que resultado? ¿Habremos conseguido una red de carreteras que apoye el desarrollo del país, con los proyectos antieconómicos que está ejecutando? Actualmente los transportistas no quieren pagar peaje por las malas condiciones en que se encuentran las carreteras en servicio. Hace 60 años que no podemos tener una carretera pavimentada que conecte a La Paz con el norte, ni siquiera hasta Caranavi y así no se puede concretar otras conexiones como Oruro – Sucre – cruce carretera Santa Cruz – Yacuiba o Tarija – Villamontes. Con tan grande inversión, el país ya debería tener una red vial en buenas condiciones que cubra las tres redes: fundamental, departamental y municipal y que sea un factor de desarrollo.



Publicado por El Diario y correo electrónico en junio de 2017

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