Una segunda fase de un proyecto se realiza cuando la
primera ha demostrado que produce beneficios tangibles para la comunidad a la
que se busca beneficiar con el proyecto. La primera fase del teleférico fue
concebida para proveer a las ciudades de La Paz y El Alto con un sistema de
transporte masivo que contribuya a satisfacer la demanda de transporte de
pasajeros que existe en las dos ciudades.
Para
la primera fase del teleférico (líneas roja, amarilla y verde) esto no ha
sucedido ni siquiera en una proporción aceptable. Como un logro espectacular se
ha publicitado que en un año las tres líneas han transportado 20 millones de
pasajeros. Si se tiene en cuenta que en las dos ciudades cada día se movilizan
2 millones de pasajeros, las tres líneas han transportado en un año el
equivalente a diez días de la demanda diaria de transporte de pasajeros.
Otro record que
lograron las tres líneas fue el que se produjo el 25 de diciembre de 2014
cuando la línea amarilla transportó 76.403 pasajeros, la línea roja 51.690 y la
verde 34.372 pasajeros (en total 162.465 pasajeros). Esto fue por la novedad
del teleférico y nunca más volverá a repetirse. Muchas vías troncales del
sistema vial de las dos ciudades llevan cada día, más que ese volumen de
pasajeros. La autopista transporta en promedio 300.000 pasajeros por día. Está
a la vista que las tres líneas tienen una baja utilización.
La primera fase
del teleférico se construyó desechando un proyecto de sistema de transporte
masivo por buses que tiene el Gobierno Municipal de La Paz. Este proyecto se
estimó en 2004 que costaría 125 millones de $US (mucho menos de lo que costó la
primera fase del teleférico (234,5 millones de $US), sin contar los gastos de
propaganda que tuvo). Consiste en la implantación de un servicio de buses de
160 pasajeros que circularían por vías exclusivas de la arteria troncal de la
ciudad de La Paz que va de Cotacota a la Ceja de El Alto, de donde partirían
tres rutas que irían por las carreteras interurbanas de esta ciudad; de buses
de 100 pasajeros que circularían por una ruta que cubriría a la zona de
Miraflores y de los buses pumakatari que ya han comenzado a operar. Este
sistema atendería en su mayor parte a la demanda de transporte de pasajeros que
existe en las dos ciudades, considerando los servicios complementarios que
serían provistos por el transporte tradicional de colectivos, microbuses y
minibuses. Este proyecto ahorraría a las dos ciudades unos 70 millones de $US
anuales en costos de operación de vehículos, por la sustitución de vehículos de
poca capacidad de transporte de pasajeros y por la disminución de la
congestión. Esto significaría también un considerable ahorro de combustibles.
Las tres líneas
de la primera fase del teleférico generaron un ingreso de 38 millones de Bs
(5,5 millones de $US) en 2014, de los cuales 17 millones de Bs (2,5 millones de
$US) sirvieron para cubrir los costos de operación y el resto de 21 millones de
Bs (3 millones de $US) la empresa los considera como excedentes en caja, los
cuales tendrían que servir para recuperar la inversión. Entonces se necesitarán
78 años para recuperar la inversión hecha en la primera fase, si es que los
ingresos se mantienen en este nivel.
La segunda fase
del teleférico consiste en nueve líneas, de las cuales una puede considerarse
como aérea, otra como combinada entre aérea y terrestre y las demás como
terrestres, algo que es inédito en el mundo, ya que los teleféricos sirven para
acceder a las alturas. Su costo llegará a los 450 millones de $US.
Esta tremenda
inversión se justificaría si la empresa Mi Teleférico declarara y demostrara
que las nueve líneas transportarán siquiera un millón de pasajeros por día. No
existe un estudio de demanda para la segunda fase, como no hubo para la
primera. La justificación se la hace a través de movimientos puntuales. Por
ejemplo, para la línea blanca de Miraflores se presenta los casos del padre de
familia que trabaja en Sopocachi, la madre de familia que va a comprar a la
feria 16 de Julio, el hijo que estudia en la EMI y otros más. Para justificar
la construcción de un medio de transporte se debe mostrar flujos de pasajeros,
que serán transportados por éste.
Es interesante
analizar “el caso de un anciano trabajador que habite en Ciudad Satélite en El
Alto y requiera una atención médica en el Hospital Obrero, utilizando las
líneas Amarilla y Blanca llegará muy próximo a su destino con facilidad o
rapidez” que expuso el gerente de Mi Teleférico Cesar Dockweiler, para
justificar la construcción de la línea blanca. Este anciano tendrá que ir en
teleférico la noche anterior a su consulta y hacer fila al día siguiente para
poder conseguir una ficha para ser atendido. Si consigue ser atendido y logra
tener un diagnóstico, tendrá que esperar al menos unos tres meses para tener un
espacio para la intervención quirúrgica que necesita para curar su enfermedad. No
sería mejor que este anciano tenga un hospital de tercer nivel en Ciudad
Satélite. Los 450 millones de $US que se van a gastar en la segunda fase del
teleférico, tendrían una mejor utilización si se emplearan en construir
hospitales de segundo y tercer nivel en La Paz, El Alto y otras ciudades
(Potosí por ejemplo). De otra manera, construir la segunda fase, es agrandar un
elefante blanco que ya existe.
El gran
beneficiario del proyecto del teleférico en su totalidad es la empresa
Doppelmayr, en otros países donde tiene que competir con otras empresas de
teleférico, sus contratos no deben pasar de 30 millones de $US.
Publicado por El Diario
y correo electrónico en julio de 2015
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