jueves, 19 de marzo de 2020

LA PENOSA LUCHA DE TARIJA POR LA INDEPENDENCIA


Don Eduardo Trigo O’Connor d’Arlach escribió un excelente libro sobre la participación de Tarija en la lucha por la independencia del Virreinato del Río de La Plata. En él se relata la contribución que hizo Tarija a la independencia del Virreinato, que se tradujo en una penosa lucha, que duró quince años y que tomó el esfuerzo y la sangre de muchos tarijeños. Lo más destacado de esta contribución se presenta a continuación, tomado del libro del Dr. Trigo:

            El grito libertario de Chuquisaca de 1808 y la revolución de La Paz de 1809 fueron el primero controlado y el segundo ahogado en sangre, pero no sucedió lo mismo con la revolución de Buenos Aires de 1810, donde se formó una junta gubernativa (presidida por Cornelio Saavedra oriundo de Potosí), que buscó la adhesión de las provincias del norte llamando a un congreso general, al cual éstas deberían enviar diputados.

            Recibida la convocatoria, Tarija en cabildo abierto apoyó a la Junta de Buenos Aires y eligió al Dr. José Julián Pérez de Echalar como diputado para que lo represente en el Congreso General. Este abogado ocupó importantes posiciones en los gobiernos independistas que hubo en Buenos Aires, llegando a ser enviado a Montevideo para negociar con el virrey Elío (contrario al movimiento de Buenos Aires), canciller, secretario del triunvirato que reemplazó a la Junta Gubernativa de 1810.

            Para consolidar el gobierno de la Junta Gobernativa en las provincias del norte, ésta envió los ejércitos auxiliares, que fueron cuatro. El primero obtuvo la victoria en la batalla de Suipacha, donde participó un contingente compuesto por tarijeños que, junto con salteños y jujeños constituían la mayoría de la tropa patriota. También estuvieron chicheños y cinteños. En esta batalla se distinguió el tarijeño Pedro Antonio Flores, que cumplió importantes funciones en el ejército de la Junta de Buenos Aires (ascendió hasta el grado de coronel), participando en las batallas de Tucumán y Salta y fue representante del Gobernador de Salta Martin Güemes en Tarija y posteriormente su gobernador. Este primer ejercito, reforzado por regimientos de La Paz, Oruro, Cochabamba y Chuquisaca fue derrotado en Guaqui, con lo que el Virrey de Lima consolidó su dominio sobre la Audiencia de Charcas.

            Para continuar la guerra con el Virreinato de Lima, en Tarija se formaron las montoneras, al igual que las que se formaron en las provincias de Salta y Jujuy, cuyo caudillo fue Martin Miguel de Güemes. Las montoneras estaban compuestas por gauchos o jinetes que combatían montados a caballo. Hacia el norte se formaron las guerrillas de Vicente Camargo, José Ignacio Zárate, Manuel Ascencio Padilla y su esposa Juana Azurduy, Juan Antonio de Arenales, Ignacio Warnes, José Miguel Lanza e Ildefonso de las Muñecas.

            El primer montonero tarijeño fue Ramón Rojas, que ocupó Tarija y proclamó su libertad. Enfrentó a Pedro Antonio de Olañeta y murió en combate. Le sucedió su sobrino Manuel Rojas, que fue sorprendido en Concepción, capturado y degollado. Otras montoneras fueron las de Eustaquio Méndez, Clodomiro, Mariano y Saturnino León, Fermín Baca, Juan Esteban Garay, José Ignacio Mendieta, Matías y Francisco Guerrero, José Antonio Larrea, José Olivera, José Perales, Manuel de Uriondo y Martín Espinosa. Un caso especial es el de Francisco de Uriondo, que fue teniente gobernador de Tarija, “que tuvo muchas victorias y también reveses” y terminó su lucha en Salta.

            El segundo ejército auxiliar fue comandado por Manuel Belgrano. Inicialmente obtuvo las victorias en Tucumán y Salta sobre las fuerzas realistas de Pío Tristán que querían recuperar tierras del Virreinato de La Plata. En estas batallas participaron combatientes tarijeños, distinguiéndose Gabino Ibáñez y Manuel Rojas. Como premio por estas victorias, Manuel Belgrano recibió un sable y 40.000 pesos, que destinó para la construcción de escuelas en Tarija, Jujuy, Tucumán y Santiago del Estero. Ingresó a Charcas y fue derrotado en Vilcapugio y Ayohuma. Este ejército contó con 800 soldados tarijeños comandados por José Antonio Flores.

            El tercer ejército auxiliar bonaerense, al mando de José Rondeau, tuvo la participación de los guerrilleros charquinos: Arenales, Lanza, Camargo, Padilla y Warnes. Había también tropas tarijeñas al mando de Francisco de Uriondo, quien fue designado ayudante de campo del comandante. El tercer ejército auxiliar fue derrotado en la batalla de Viloma (Sipe Sipe), cerca de Cochabamba.

            Se puede considerar como cuarto ejercito auxiliar bonaerense a la “división volante de las tres armas” que Belgrano dispuso y encomendó al comandante Gregorio Aráoz de La Madrid, para combatir a los realistas que dominaban todavía la Audiencia de Charcas, era una fuerza más reducida que las tres anteriores. Con el apoyo de los montoneros tarijeños, La Madrid obtuvo la contundente victoria sobre las armas realistas en La Tablada en las inmediaciones de la Villa de Tarija, donde fue tomado prisionero el coronel realista Andrés de Santa Cruz. Después prosiguió hacía el norte para llegar hasta cerca de la ciudad de La Plata, donde tuvo varios encuentros con las tropas realistas, hasta sufrir una fuerte derrota en Sopachuy. Los realistas volvieron a tomar Tarija, pero no dominaban el campo, donde las montoneras hostigaban continuamente a las tropas realistas. La Junta de Buenos Aires ya no envió ejércitos para expulsar a los realistas de las provincias que ellos consideraban del norte. La lucha de los patriotas se convirtió en lucha de guerrillas ejercidas por las montoneras de Tarija, Salta y Jujuy.

            Para entonces la región comprendida entre lo que es ahora el sur de Bolivia y el norte de Argentina se convirtió en un sangriento campo de batalla y en especial la provincia de Tarija. Al norte, todo el territorio hasta Venezuela era controlado por el virrey de Lima. Hacia el sur, el Gobierno de Buenos Aires controlaba gran parte del territorio del Virreinato del Río de la Plata. Las montoneras tarijeñas no se dejaron desanimar por los contrastes y continuaron la lucha con las acciones guerrilleras, que tenían además conexión con otras que formaban una línea de operaciones que se extendía desde Tarija hasta Santa Cruz, en particular con la guerrilla de Manuel Ascencio Padilla y su esposa Juana Azurduy.

Su lucha continuó hasta que las tropas realistas se retiraran de Cotagaita (donde estaba su cuartel general) para ir a combatir a los ejércitos de Bolívar, que venían victoriosos de Nueva Granada. La Serna que era el comandante de estas fuerzas, fue el último virrey que firmó la capitulación en Ayacucho. Los jefes guerrilleros que quedaron fueron José Eustaquio Méndez, José María Avilés y Gabino Ibáñez.

El 14 de marzo de 1825 el Cnl. José Eustaquio Méndez tomó la Villa de Tarija y declaró la independencia de la provincia. Se nombró como gobernador al ilustre tarijeño José Felipe Echazú y se izó la bandera celeste y blanco. Las autoridades argentinas enviaron a Gabino Ibáñez para que lleve artículos de guerra y se entreviste con Echazú y Méndez.

El 26 de agosto de 1826 el pueblo de Tarija reunido en cabildo abierto proclamó la voluntad de pertenecer a la República de Bolívar, arrió la bandera argentina e izó la bandera de la naciente república. Nombró como gobernador a Bernardo Trigo, líder del movimiento anexionista y nombró diputados al Congreso de la República de Bolívar, que no los aceptó, para no entorpecer las relaciones con Buenos Aires. Ante la insistencia del pueblo de Tarija “que consentía antes desaparecer del mapa que dejar de ser boliviana; que su voluntad era pertenecer a Bolivia y sin Bolivia no podría existir en el mapa geográfico” recién el 27 de enero de 1827 otorgó a la Villa de San Bernardo de la Frontera de Tarija el rango de ciudad y por ley del 24 de septiembre de 1831 creó el Departamento de Tarija.

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