La
pérdida del Litoral dejó una profunda herida en el alma de los bolivianos que, a
pesar de los años, no la podemos sanar. La derrota que ha sufrido nuestro país
en La Haya, le ha puesto un candado a la consecución del anhelo de tener un
acceso soberano al océano Pacífico. Este anhelo ha sido aprovechado por los
políticos para conseguir sus fines políticos. El Presidente Evo Morales pensaba
que con una victoria en La Haya, podría justificar su permanencia indefinida en
la presidencia del Estado Plurinacional.
Aparte de la ambición chilena por
conquistar territorios para su naciente país, la verdad es que no supimos
conservar nuestro territorio en las costas del Pacífico. Las causas estuvieron
en que Bolivia estuvo gobernada por caudillos que solo querían detentar y gozar
del poder, sin importarles de cumplir con su misión que era de construir país. El
Departamento del Litoral estaba completamente abandonado y ocupado por empresas
chilenas y ciudadanos chilenos. Solamente Aniceto Arce trató de que Bolivia
tenga presencia en el Litoral, a través de la construcción del ferrocarril que
uniría al país con un puerto en el Pacífico, que él esforzadamente estaba llevando
a cabo. Lastimosamente, se desató la guerra antes de que el ferrocarril fuera
concluido.
Mucho se reclama a Mariano Melgarejo
de haber cedido dispendiosamente territorio boliviano a Chile (lo cual según
los historiadores no ha sido exactamente así) pero si se trata de personas a las
que se debería reclamar, es a Hilarión Daza, quien fue el responsable directo
de la pérdida del Litoral. Su presidencia descuidó a ese territorio, dedicándola
a las fiestas y a la adulación de su persona. Incluso su estadía en Tacna al
mando del ejército, se caracterizó por su dedicación a sus distracciones,
descuidando su deber de preparar al ejército para encarar la guerra, por lo que
fue ignominiosamente destituido.
El siguiente conflicto que tuvo
Bolivia con respecto a los límites territoriales fue el del Acre. Dos
movimientos secesionistas amenazaron con crear un estado en ese territorio, que
fueron controlados por el Gobierno del Gral. José Manuel Pando, el primero con
tres expediciones y el segundo por el propio presidente que se movilizó a la
zona del conflicto. Con las victorias del Presidente Pando en Puerto Rico y de
Nicolás Suárez en Bahía (hoy Cobija) fue conjurado el movimiento secesionista. Con
la intervención del Brasil en el conflicto, Bolivia se vio obligada a entrar en
negociación diplomática, con el resultado final del tratado de Petrópolis,
mediante el cual Bolivia cedió 190.000 Km2 de su territorio en el
Acre, a cambio de una compensación pecuniaria de 2.000.000 de libras esterlinas
y la construcción de un ferrocarril a lo largo de las cachuelas del río Madera
(entre Cachuela Esperanza y Porto Velho) para salvar el obstáculo de las
cachuelas y permitir que Bolivia tenga un acceso al océano Atlántico, a través
de los ríos Madera y Amazonas, posteriormente el ferrocarril fue reemplazado
por una carretera. Bolivia solamente pudo conservar el territorio de lo que es
actualmente Pando (67.827 Km2).
El territorio del departamento de
Pando es el territorio donde operaba la compañía gomera de Nicolás Suárez.
Indudablemente, el factor decisivo para la conservación de ese territorio fue
la presencia de esa compañía, con sus barracas, establecimientos y sobretodo
con la presencia de bolivianos. Además, se contaba con el patriotismo de don
Nicolás Suárez que, con sus propios recursos y empleados, formó la columna
armada Porvenir que, comandada por él mismo, venció a los invasores en Bahía
(hoy Cobija) el 11 de octubre de 1902. Por ello, se puede decir que Pando es el
legado que Nicolás Suárez ha dejado a Bolivia.
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