Este año de 2020 se cumplirán
10 años del fallecimiento del Arq. José de Mesa, que fue mi profesor de
literatura e historia en el colegio San Calixto. También fue catedrático en la
UMSA, pero de una facultad diferente a la mía. A pesar de que estudié
ingeniería civil, las clases del profesor Mesa tuvieron un gran impacto en mi
vida en todo aspecto, incluso el profesional.
Las clases de literatura del profesor Mesa consistían en
el análisis de libros, principalmente nacionales, que los discutíamos en
clases. Las discusiones eran muy interesantes, en las cuales cada estudiante
podía libremente exponer sus ideas. Creo que esto impulsó a muchos de nosotros
a entrar en el mundo de los libros serios, que te hacen pensar y donde
encuentras enseñanzas para la vida. Un ex alumno del profesor Mesa de la
Facultad de Arquitectura me decía que el profesor le había enseñado a leer
libros.
El profesor
Mesa era muy exigente, de hecho creo que la tarea más difícil que tuve en toda
mi vida de estudiante, fue la que él nos dio: escribir una novela. En mis
tiempos de estudiante existía (en algunos) la idea equivocada de que si ibas a
estudiar ingeniería, no interesaba estudiar literatura u otra materia de un
campo diferente. Pero la literatura es importante en la ingeniería, aparte de
que es una forma de ponerle gratificación a la vida. En los países
desarrollados, se conoce que un porcentaje elevado de los ingenieros leen
libros que no son de ingeniería, principalmente novelas.
De hecho, se calcula que un 30 % del tiempo que dedican
los ingenieros a su trabajo, lo usan para escribir informes y la mejor manera
de aprender a escribir es leer libros. Ahora me doy cuenta, que la novela que
escribí como tarea para el profesor Mesa, no fue una pérdida de tiempo. Por
otro lado, se ha encontrado que los mejores ingenieros son los que tienen una
amplia cultura, lo cual se adquiere leyendo libros.
Mi encuentro con la historia con el profesor Mesa fue
también determinante. De las clases donde se enseñaba la historia prefabricada
sin bases de investigación, me encontré con las clases del profesor Mesa, donde
él nos presentaba la verdadera historia en base a testimonios confiables e
investigaciones serias. Por el profesor Mesa conocí a Tiwanaku, que es nuestro
antecedente histórico precolombino, del cual los bolivianos tenemos que estar
muy orgullosos. También aprendí que la historia de Bolivia está en el medio de
la leyenda negra y blanca de la conquista.
Hace ocho años visité los sitios arqueológicos de las
culturas Moche y Chimú en la ciudad peruana de Trujillo. Viendo lo bien cuidados
y atendidos que están, me dio mucha pena constatar lo descuidado que está
Tiwanaku y lo poco que se hace en cuanto a restauración e investigación. El
sitio arqueológico de Moche está administrado por un banco privado y el de
Chimú por una institución pública, donde participan universidades peruanas. La
National Geographic Society y prestigiosas universidades de todo el mundo
realizan en ellos investigaciones y trabajos de restauración. Todo ello hace
que estos dos sitios arqueológicos sean una referencia mundial en la
arqueología.
Esta es la experiencia que tuve con
el profesor Mesa, que fue muy provechosa para mi vida y para mi formación
profesional. En lo que se refiere a su labor de educador, creo que su lucha era
para que el país tenga más escritores, más investigadores de la ciencia y la
historia y en general más intelectuales y bolivianos cultos.
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